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Cambiavía | El último hombre


ERNESTO JIMÉNEZ HERNÁNDEZ

Ahora que el mundo enfrenta una de las emergencias sanitarias, la producida por el Covid-19, y que la premisa básica para salvarnos es: Quédate en casa, muchos han vuelto hacia las artes para acompañar a los que pueden permanecer en sus hogares. De esa manera, se invita a leer novelas como La peste, de Albert Camus, Ensayo sobre la ceguera de Saramago o El amor en los tiempos del cólera del gran García Márquez.

Existe otra gran novela, poco conocida, pues cuando se publicó por primera vez fue duramente rechazada y abandonada. No fue sino hasta mediados del siglo pasado cuando volvió a despertar interés y poco a poco se la ha puesto en el lugar que le corresponde. Me refiero a la novela El último hombre de la escritora Mary Shelley.

Mary Shelley es mejor conocida por su novela de terror Frankestein o el moderno Prometeo, publicada en 1818. Nació el 30 de agosto de 1797 en Londres, Inglaterra. Shelley no tuvo una educación formal, pero supo aprovechar la extensa biblioteca de su padre. Años después conoció al poeta Percy Bysshe Shelley. Fue en el llamado año sin verano de 1816 cuando Jane Clairmont, Lord Byron, John Polidori y los Shelley estuvieron en Suiza, ahí Byron sugirió que todos deberían intentar escribir una historia de terror. Fue así como surgieron El vampiro de Polidori y Frankestein de Shelley. En el lapso de ocho años todos perderían la vida, excepto Mary y su hermanastra Claire. Esos acontecimientos generaron una sensación de abandono, de profunda soledad, sentimientos que la llevaron a escribir El último hombre en 1826, novela pionera de la literatura futurista o post-apocalíptica.

Una peste originaria en Asia avanza implacable hacia occidente y durante siete años golpea a la humanidad para llevarla inexorablemente hacia la extinción. La sociedad, las instituciones, se desintegran. Todo lo que se daba por sentado, se pierde: las formas de vida, los valores; las ciudades quedan abandonadas; los movimientos de los refugiados provocan invasiones y guerras.

A pesar de que la historia está planteada en el año 2073, pareciera que ese futuro nos ha alcanzado. En la historia de Shelley, la humanidad termina por desaparecer, excepto el último hombre. En ese futuro, la gente se desplaza a caballo, los sistemas políticos funcionan más o menos como los conocemos hoy en día. La tecnología no ha avanzado, excepto porque anticipa el uso de globos o dirigibles como veloces medios de transporte, con esta imagen se adelanta a los ya conocidos relatos de Julio Verne.

Con todo, esa visión futurista de la autora resulta llamativa, por decir lo menos, pues anticipa que el conflicto entre cristianos y musulmanes continuaría al paso de los siglos; la muerte como igualadora, los enfrentamientos migratorios, la proliferación de sectas, la decadencia de la sociedad y la lucha fratricida, y, he aquí lo más importante, que el mundo del futuro no estará a salvo de pandemias catastróficas, aunque en esa época no pudo imaginar que la plaga tuviera como origen la manipulación humana. Quizá por eso, la autora no presenta una descripción de los síntomas y de lo que los enfermos experimentan. No nos da a conocer los estragos en el plano físico y mental. Esa psicología de los personajes habría de utilizarse a principios del siglo XX, simplemente menciona que es una enfermedad que provoca fiebre y una muerte rápida.

El personaje principal (Lionel Verney) sabiendo que se ha convertido en el último hombre de nuestro planeta, rehúsa quitarse la vida. Acompañado de su perro decide recorrer las ruinosas ciudades, leer en sus bibliotecas, crecer como persona y no dejar de encarnar sus ideales, capaz de sobreponerse a la peste, justo como la que ahora nos asola. Lionel Verney trae consigo la muerte en vida, en su eterno vagar por el mundo.

En estos tiempos de quedarse en casa, le invito, estimado lector, a que lea esta gran historia, la cual puede consultarse en la Internet de manera gratuita.

Mary Shelley

¿No sentís la tierra temblar y abrirse en agónicos rugidos, mientras el aire, preñado de alaridos y lamentos, anuncia los últimos días del hombre?

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