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Alejandro, un historial de claroscuros

ESCENARIO POLÍTICO

Por Marco Antonio Torres De León

Creo que a los mexicanos nos robaron Texas, Arizona, California, Nuevo México, Nevada, Utha, Wyoming por dos simples razones.

Sin descontar dos razones más, sin tanto peso como las primeras.

Una, porque fuimos descuidados con nuestro propio territorio, pues cuando el ejército norteamericano atacó Texas venciendo a Antonio López de Santa Anna en un arroyo por las cercanías del fuerte del Álamo, allá por el año 1848, en los siete estados mexicanos que nos despojaron, vivían únicamente 100 mil compatriotas.

Cantidad sorprendentemente baja, reducida, menguada para tanta tierra mexicana diseminada de océano a océano.

Lo cual habla de un vasto territorio mexicano desocupado, inhabitado, sin vida. Había fuertes, ciudades que emergían como San Antonio, Houston, que incluso en aquélla época tenían otro nombre de orígenes hispanos.

Es decir, México poseía un inmenso territorio donde paradójicamente vivían poquísimas personas.

La segunda razón por la que creo México descuidó sus siete estados del norte (hoy pertenecientes al territorio de Estados Unidos) fue por los fríos implacables que azotan al norte de América.

Hoy lo confirmo, con este vórtice polar ártico que nos abrumó hasta traernos paisajes nevados, algo increíble hasta hace 2 años.

Creo que si los norteamericanos tuvieran oportunidad, se vendrían a México a hibernar.

Confirmo asimismo que los mexicanos somos de tierra caliente, no de tierras gélidas.

Una causa más que creemos provocó un cisma entre gringos y mexicanos fue el idioma.

Los gringos son lacónicos, fríos, desapasionados, materialistas, de corazón duro y calculador; mientras los mexicanos somos cálidos, de sangre roja, caliente, desinteresados, damos sin interés de recibir, tenemos alma familiar, somos tropicales y en resumen, somos raza.

Ahora entiendo.

Entre ellos y nosotros existe un gran cisma.

Una cuarta razón, no enlistada por la que México perdió Texas y las demás entidades hoy estadounidenses (Arizona, California, Utah, Wisconsin y demás fue el odioso centralismo.

A decir verdad, desde la ciudad de México en donde residían los poderes presidenciales no se atendían cabalmente las necesidades de los mexicanos residentes en Texas.

Amén de esto, Texas comenzaba a ser habitado –gradualmente, pero de manera incontenible-más por anglosajones que por hispanos. Los anglosajones oían a Samuel Houston (vencedor de Antonio López de Santa Anna) y los mexicanos no recibían ayuda federal. O la recibían, pero escamoteada.

Mejor pasemos a otro asunto de orden local.

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Habrá qué temerle a ALEJANDRO GUEVARA COBOS por si en su jugada a las canicas, yuclas, burrancas o pinguas (categoría de canicas, según tamaños) acabara multiplicándolas. De tal suerte que lo dejaran jugar por la gubernatura de Tamaulipas.

Lo cual es peligroso, peligrosísimo.

La verdad creemos que Alejandro Guevara no tiene una elevada moral ni profundos valores que lo hagan digno de luchar por tan elevado cargo.

Es por el contrario un zorro taimado. Cierto con cara de ángel aunque con alma de tirano.

O sino pregúntenle a LIBRADO TREVIÑO, a ELÍAS AHUET REYES, a PABLO TORRES, al ex alcalde de Gómez Farías, JOSÉ FLORES CASTELLANOS y a mas de 6 periodistas mantenses (con quienes se peleó; algunas peleas SUYAS fueron a puño limpio) y que sin embargo, lo ayudaron a ganar la elección federal en el sexto distrito con cabecera en Mante, durante el pasado ciclo congresista.

Por eso lanzamos la alerta. Quien lo conozca bien, que lo compre.

Es un loco, un tirano, un cerebral demonio que cuando te ve, ya está pensando cómo derribarte.

¿Quién diablos le ha dicho que un sociópata (como el sociópata del Facebook, de quien escribiremos en este espacio, pronto) tiene permiso moral de gobernar a esta entidad tan hermosa y linda, como es Tamaulipas?

A Librado Treviño Gutiérrez le hizo mil cosas degradantes, pero éste prefirió callar por nobleza; a Elías Ahuet Reyes (ex presidente del PRI de Mante) lo golpeó dentro de un bunker de guerra electoral, donde ningún presente dijo ‘ni pío’ por terror al candidato golpeador.

A otros tres periodistas los amenazó insultante, al grado de poner a todos con los nervios de punta. Aún así ganó aquéllas elecciones federales, pues el sexto Distrito es noble.

De ahí proviene el miedo. De ahí deriva el temor, que el presidente Enrique Peña Nieto le suelte las amarras al político mantense, dejándole la puerta abierta para que asuma candidaturas, ya sea a diputado federal (otra vez) o bien, para gobernar el estado.

En otro tema, el presidente municipal del Mante PABLO GONZÁLEZ LEÓN tiene en mente un objetivo: sumar y unificar a los mantenses, en aras de lograr progreso, paz, desarrollo y armonía social.

Estas metas esta lográndolas, y eso que apenas suma 3 meses como alcalde; y apenas unos días con presupuesto propio, correspondiente al año fiscal 2014.

Pablo González León es ahora un político profesional, que asume tareas unificadoras. Es un político (alcalde) que habla con gentileza, con autoridad, con notable propiedad y con plausible educación.

Factor digno de aplausos pues confirma su buena cepa familiar.

Hoy estrechó lazos con miembros de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, misma que encabeza Virgilio Serna Guerra y charló con ellos, comprometiéndose a trabajar junto a todos, al lado de todos a favor del Mante.

En realidad fue una salutación de cortesía que los ingenieros y constructores le extendieron o solicitaron al alcalde, para estrechar lazos.

Pero esto sirvió para fortalecer la figura del alcalde, quien a estas alturas se mueve como pez en el agua en política.

Asimismo el alcalde Pablo González León se prepara para dar recibimiento en un par de días al gobernador de Tamaulipas, EGIDIO TORRE CANTÚ y al presidente de la Cruz Roja Mexicana, Fernando Suinaga Cárdenas, donde entregarán vales canjeables por artículos domésticos a los afectados por el huracán Ingrid, que azotó Mante en 2013.

Nos llama la atención la sencillez del alcalde Pablo González, quien en horas no laborables acude a su negocio y se pone a charlar amigablemente con medio mundo, con amigos y con su selecta clientela. Platica como si fuera un ciudadano cualquiera, y hace a un lado su papel de presidente municipal, bajándose al nivel de todos.

Pablo González sigue siendo un personaje sencillo, cabal, a quien el poder no afectó ni perjudicó.

Bien, por ahora es todo, nos leeremos en breve.

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