CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
Casi 20 años de andar en las calles, reporteando, escribiendo la historia del día, intentando siempre el análisis de las cosas que ocurren en nuestro alrededor para que se compliquen, o de plano se derrumben, las “sesudas” deducciones con los aconteceres del día siguiente.
En lo nacional las cosas han cambiado mucho aunque dando bandazos, nunca con un solo rumbo, así, de Salinas que no veía ni escuchaba a la oposición pasamos a Ernesto Zedillo que fue gris, dejó hacer y pasar todo, le siguió un loco llamado Vicente Fox, el troglodita Felipe Calderón, y ahora tenemos una mezcla de todos ellos que se llama Enrique Peña Nieto, aunque hay que darle el beneficio de la duda al actual Presidente porque apenas es su primer año.
En el terruño son casi 20 años de ver una incesante transformación de nuestras colonias, de esas calles que en los pininos de la profesión recorrimos a pie, o en micro, y estaban llenas de tierra, polvo, y familias enteras habitando en algo que parecían casas pero no pasaban de ser techos de cartón negro con paredes de girones de tela y palos que no tapaban ni el sol ni la lluvia ni el frío, vivían en la pobreza extrema y hoy son otros, con casas de block, menos tristeza se ve en sus ojos, pero a su vez ya tienen una colonia atrás de su colonia con gente más pobre y con menos posibilidades de salir adelante y parece seguirá el circulo vicioso.
De aquellos años a la fecha hemos visto modernizarse todo, las leyes incluidas, ahí vemos una sanción respetable para los que manejan ebrios, también para quienes tiran basura, igual para castigar a quienes lucran con la venta ilegal de terrenos con el objetivo de hacer más ordenado el crecimiento.
Hemos tenido muy buenos alcaldes y otros muy ladrones, diputados que han pasado sin pena ni gloria y otros que han intentado hacer el bien, políticos que nos han saqueado y otros que han hecho su máximo esfuerzo para que nos vaya bien, somos la viña del señor y por lo tanto hemos tenido de todo.
En 20 años casi todo ha cambiado, algunos asuntos fueron en reversa, otros es imposible deducir si fue para bien o para mal, otros más evolucionaron para hacernos la vida más digna, más sencilla, más llevadera.
Pero le dije casi todo… hoy, como hace 20 años, cada diciembre sigo viendo la protesta de esa organización que se llama Antorcha Campesina, son casi los mismos hombres, las mismas mujeres, o sus hijos o hijas, sus nietos incluso, pero más pobres.
Según políticos de hace algunos años, la razón de la protesta es que su dirigente año con año viene por su aguinaldo, a saquear el presupuesto de la ciudad, del Estado y la Federación, y se quedaba con una gran parte, le repito, es una versión no comprobada pero que los hechos hacen suponer cierta.
El caso es que las autoridades de ayer se prestaron siempre a mantenerle su vicio de las protestas decembrinas para sacar el aguinaldo del poblano porque los del gobierno hacían como que cedían y luego llegaban a utilizar ese mismo organismo con fines políticos.
Son 20 años que con el dinero, que se dice, le han dado a este hombre ya se habrían sacado de la pobreza a todas esas personas “que protestan” y que incluso los hemos visto en pleno 25 de diciembre o primero de enero en la plaza del 15, ahora están en la delegación de la SEDATU, que los hemos visto con cero grados centígrados, casi con agua nieve y ellos ahí, esperando “las negociaciones” de su dirigente.
Todo viene a colación porque otra vez están ahí, y parece que otra vez van a mantener panzas aventureras los del gobierno federal.
Lo ideal sería que recogieran un censo de todos ellos, que investigarán a que tienen derecho y a que no, de dónde son, qué hacen, qué quieren hacer, y sobre todo, que se diseñen programas para emplearlos y generen su propia riqueza y al año siguiente evitar que los sigan explotando, pero tiene razón, eso no le conviene a muchos.
Se les deja en las garras de presuntos líderes que solo los explotan, de hombres como el dirigente de Antorcha qué como los políticos solo usa a los más pobres para lucrar, para vivir bien ellos, es el mejor ejemplo, porque el hombre, Carlos Martínez Leal se llama, vive como rey, tienen camionetas y carros de lujo, come en restaurantes caros, y se pasea por donde sus “representados” jamás lo harían y eso que viene de Puebla.
Ojalá ese asunto también cambie, se modernice, y se eliminen a esos carbones que hacen de la pobreza un filón de oro, así, como en los últimos 20 años.
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