Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Seguro que usted sabe que las siglas S.A. significan ‘Sociedad Anónima’, aunque esto es términos de contaduría, porque los que saben de números dicen que la SA es una sociedad mercantil con personalidad jurídica en la que el capital, dividido en acciones, está integrado por las aportaciones de los socios que no responden personalmente de las deudas sociales.
En lo mundano, las siglas S.A., también tienen un significado que bien pudiera entenderse como el enredo confidencial, el lío en lo tapadito, en la confabulación de un grupo de personas para ocultar una identidad o un hecho.
Desde esta perspectiva cabe el título, por las lágrimas y enojo de los mexicanos dolidos por los hechos de Egipto, donde su ejército, ¿por error?, asesinó a varios turistas, entre ellos 8 mexicanos y dejó heridos a un número indeterminado de paseantes por los desiertos de aquél legendario país.
Quienes conocen esas lejanas tierras del noreste de África, aseguran de paisajes inolvidablemente bellos y en algunos, el hombre no ha intervenido para nada; en otros, la creatividad del ser humano no tiene comparación.
Sin embargo, la inseguridad de la zona, por los conflictos bélicos entre algunas naciones de la región, ha hecho que el turismo internacional descienda considerablemente y más, desde hace dos semanas que se perpetró el ataque contra turistas.
Hasta la fecha, la indignación de periodistas mexicanos es por la respuesta del gobierno egipcio, sobre todo porque aquél país solo se ha limitado a informar sobre la no autorización del convoy turístico y la confusión con guerrilleros sirios.
Lamentable para el gobierno egipcio, las agencias de viajes indignadas, publicaron una protesta y junto a ella, copia de la autorización del gobierno para visitar los lugares donde fueron masacrados desde el aire. Naturalmente contradicen la versión oficial.
Una más. Trascendió que el gobierno egipcio dio la orden a la prensa de aquel país para que no se difundiera nota alguna sobre el “incidente”, por lo que la prensa internacional ha elevado protestas.
Para rematar, el Canciller egipcio Sameh Shoukry aseguró en una carta abierta a los mexicanos que su país y el nuestro “Estamos en el mismo barco de la violencia. La guerra del crimen organizado en México, también ha causado la muerte a miles de personas inocentes”
La respuesta no se ha hecho esperar, por lo menos en el país se han replicado las declaraciones del Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, cuando dijo que en referencia a la carta abierta del canciller egipcio “son dos contextos totalmente distintos y hoy, lo que nos debe de ocupar es la investigación a fondo de lo que ocurrió.”
Hay consternación y enojo por los momentos dolorosos y angustiantes que pasan los familiares de las víctimas.
En vuelo especial, la titular de la Secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruíz Massieu, llegó a El Cairo y por lo menos repatrió a los mexicanos heridos y trasladaron en el avión presidencial los restos mortales de las víctimas.
Diplomáticamente ¿Qué procede?
La historia reciente señala hechos como el de Venezuela, cuando en noviembre del año pasado, la fuerza aérea de aquél país sudamericano, derribó un avión mexicano que presuntamente ingresó al espacio aéreo venezolano sin autorización.
Los escuetos informes de la cancillería mexicana, no confirmaron el número exacto de pasajeros y mucho menos su identidad. Investigaciones periodísticas reportaron en su momento que el avión tenía matrícula de Monterrey y que en el 2007 había sido vendido a un particular.
Lo que resalta del caso es el proceder de las autoridades mexicanas en aquél entonces: Silencio… Todo mundo callado sobre el tema después de dos semanas de estar ‘bombardeando’ con preguntas que nunca tuvieron respuesta.
Partiendo de la experiencia con Venezuela, ¿qué podemos esperar suceda con el caso de Egipto? ¿Se romperán relaciones con aquél país o el silencio invadirá las agencias de noticias sobre este lamentable hecho? Nadie sabe.
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