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TRUMP Y HILLARY

Maremágnum

Mario Vargas Suárez

Trump y Clinton

Las noticias internacionales de ayer en todo el mundo hablaron sobre el debate último entre los aspirantes a la presidencia de Gringolandia que tuvo como escenario la ciudad de Las Vegas, en el estado de Nevada.

Los analistas de estos temas han llegado a conclusiones muy drásticas sobre el eventual triunfo del neoyorquino Donald Trump, aunque han hecho mucho hincapié sobre la tibieza de Hillary Clinton.

La realidad es que pese al papelón mundial que la presidencia de México nos hizo pasar ante las naciones, a los mexicanos, a los latinos, asiáticos y demás razas que pretenden llegar a los Estados Unidos, nos puede ir como en feria si gana las elecciones.

Algunos politólogos aseguraban desde la precandidatura que Clinton ‘se llevaba de calle’ a Trump, sobre todo por sus comentarios racistas. La realidad es que está llegando a la recta final y se habla de su fracaso.

Que si el mismo Partido Republicano ya lo abandonó y el presupuesto para propaganda lo repartirían entre los candidatos a legisladores para ganar la mayoría de escaños, que si le renunció su coordinador general de campaña, etc., etc., quizá son ciertas, pero la realidad puede ser muy distinta.

Ayer medios norteamericanos publicaron que el millonario Donald Trump se haría acompañar al debate con Hillary Clinton, del medio hermano de Barack Obama -Malik- y adivinamos las intenciones aunque desconocemos del tema que pudieron abordar.

Se sabe que la familia de Barack Obama en Kenia se compone de seis hermanastros y tres madrastras.

Enemigos, con toda seguridad, de Trump, publicaron sobre el origen de la madre del millonario, Mary Anne Macleod, afirmando que no es estadounidense.

Macleod nació en Tong, un pequeño poblado en la Isla de Lewis, al norte de Escocia, y llega a los Estado Unidos porque su nación era azotada por una alta tasa de desempleo durante la década de los 30.

La precaria situación de aquellos migrantes les llevó a buscar oportunidades laborales en Estados Unidos, y la joven Mary Anne Macleod se unió a uno de estos grupos salientes de Escocia, zarpando su barco de Glaslow con destino a Nueva York. Llegó un día antes de cumplir 18 años.

Dicen sus biógrafos que el 11 de mayo de 1930 fue la primera vez que Macleod pisó suelo estadounidense, con apenas 50 dólares aunque con el optimismo de darle un giro a su vida.

La ahora madre de Donald Trump permaneció en los Estados Unidos por espacio de cuatro años trabajando en distintos lugares y regresó a Escocia cuatro años después para regresar a los tres meses a Nueva York.

Mary Anne se casó con Fred Trump en 1936. Donald nació en 1946 y fue hermano de cuatro hijos más del matrimonio.

Finalmente el mundo tiene claro que si Donald Trump llega a la presidencia de los Estados Unidos, las políticas migratorias de ése país serán más rígidas para dar paso a un régimen potencialmente y abiertamente racista y fascista.

El candidato republicano parece que tiene claro el objetivo de convertir en una pesadilla la estadía de quienes hayan ingresado ilegalmente a ese país en busca de mejores oportunidades.

Su propia pesadilla es no aceptar ante los estadounidenses ni el mundo, es que su misma madre pertenece al grupo que tanto insiste en pisotear.

La mente de Donald Trump es incapaz de reconocer que él mismo fue producto de una situación originada por la búsqueda de mejores oportunidades, que en definitiva su odio no necesita justificantes ni atenuantes.

Es claro que las amenazas en lugar de aligerarse, se siguen endureciendo en sus discursos y en el debate de anoche no fue la excepción.

Dicen los historiadores que Don Porfirio Díaz (1830-1915) camino a la París, expresó: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, reflexión que permanecerá vigente en la medida que los políticos norteamericanos se mantengan fieles a las ideas del expansionismo anglosajón.

Mario Vargas Suárez

Maremágnum

Columna de Análisis Periodístico

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