MALA COSTUMBRE
Mala costumbre
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Raúl Hernández Moreno
Ya es una costumbre que el cambio de poderes municipales en Nuevo Laredo se realice a las cero horas del primer día en que inicia la administración.
Es una mala costumbre. No se pierde ni se gana nada, si la ceremonia se realiza 12 horas antes de que concluya la administración saliente o 12 horas después de que empezó la entrante.
Sin embargo, pareciera que el alcalde saliente quiere tener el poder hasta el último momento de su mandato y el entrante quiere gozar el poder desde el primer minuto de que empieza su período gubernamental.
Por todo esto, suena interesante que en Reynosa la alcaldesa electa Maki Ortiz y el alcalde saliente, se hayan puesto de acuerdo para realizar el cambio de administración a las 12.00 horas del viernes 30 de septiembre. Esto habla de civilidad, de cordura, de madurez, de altura política.
En el caso del gobierno estatal, sucederá algo similar. A las 10.00 horas del sábado 1 de octubre, el Congreso del Estado le tomará protesta a Francisco García Cabeza de Vaca como gobernador de Tamaulipas.
Esperemos a que algún día se corrija esta mala costumbre de hacer el cambio de administración a las cero horas. Por lo menos el cambio ya no se da en el primer minuto del 1 de enero, como todavía sucedió en el 2011.
En medio de todo esto, el miércoles 21 de este mes, el Gobernador Egidio Torre Cantú entregará al Congreso del Estado su sexto y último informe de gobierno.
Dos días antes, el 19, hará lo propio aquí en Nuevo Laredo el diputado Samuel Lozano Molina, quien sustituyó a Enrique Rivas en febrero de este año y así y todo se siente comprometido a informar sobre lo que hizo en estos siete meses y medio.
En otro tema, mucho enojo ha provocado entre la ciudadanía, el “descubrimiento” de que los mayores de edad que acuden a la oficina 65 y más, esperan bajo los rayos del sol, hasta varias horas, para ser atendidos.
Este no es un problema nuevo, se presenta desde que la oficina se instaló en Matamoros, entre Canales y Mina, hace más de un año.
Las largas filas se forman con mucha frecuencia. Son decenas los afectados, que esperan bajo los rayos del sol, soportando el frío, la lluvia y muchos tienen más de 80 años, eso sin contar los achaques propios de la edad.
El programa 65 y más es federal, ayuda a quienes no tienen pensión propia y la situación económica en que viven los orilla a solicitar esa ayuda. El programa es atendido por la Secretaría de Desarrollo Social que contrató la propiedad de un conocido doctor, que lo único que hizo fue rentar el espacio. No tiene ninguna otra responsabilidad. Además, en ese sitio tenía su consultorio médico, pero dejó de consultar desde hace algunos años.
Este, insistimos, es un asunto viejo, pero ahora han surgido verdaderas madres de Calcuta que prometen reubicar el programa a un sitio, donde los viejitos reciban un trato más digno. Que bueno que se enteraron del asunto, pero ¿para que hecharse confeti por una solución que apenas van a gestionar?
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