Acoso es verbo
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Cuando existen acciones de hostigamiento, persecución o molestia, entonces se puede decir que se está incurriendo en algún tipo de acoso.
El acoso siempre implica la generación de incomodidad o disconformidad en el otro. El acosador busca intimidar o presionar a su víctima para que éste acceda a mantener algún tipo de relación.
El acoso se puede llevar a cabo a través de mensajes escritos o verbales, insinuaciones o de plano a través de un contacto físico. La combinación de acciones acosadoras también se practica.
Una película que aborda el tema de manera clara y contundente, es el largometraje estadounidense titulado “Acoso” (1994), protagonizada por Demi Moore y Michael Douglas, dirigida por Barry Levinson.
La trama aunque simple es muy compleja, porque trata sobre una demanda judicial que ella inicia contra él, por un supuesto acoso sexual. La realidad es él es el acosado por ella, y como víctima intenta demostrar su inocencia.
En el ámbito escolar el acoso ahora se llama Bullying, y es cuando los compañeros o maestros, hostigan a un estudiante, ya con golpes, expresiones verbales o escritas, con omisiones, etc.
En estos tiempos el Bullying ha merecido alta atención de las autoridades escolares y hasta de los legisladores locales y nacionales cuando muchas víctimas han recurrido al suicidio, por no soportar el acoso.
Para el caso que nos ocupa, le comento sobre el acoso de la mercadotecnia utilizando tanto la línea fija como móvil de los teléfonos, particularmente los banco ‘ofertando’ desde blindajes, seguros, créditos, tarjetas y otros servicios.
Algunas comercializadoras que ofrecen créditos –desde celulares hasta hipotecarios-, exigen de sus clientes números de telefonía fija y se ha dado el caso que o bien esos números no los verifican o de plano son engañados.
Algunas oficinas de la burocracia a muchas horas reciben llamadas de ‘cobradores’ exigiendo el saldo de alguna cuenta o en su caso, solo se escuchan grabaciones con los mensajes acosadores.
La estrategia de algunas compañías que utilizan el acoso telefónico, es cansar a quien conteste –incluyendo al dueño de la línea- para que sea él quien busque al deudor, como sucedió en el caso de una maestra, cuya empleada doméstica contrató una flotilla de tres aparatos de radiocomunicación con la empresa Nextel, ahora adquirida por T&T.
El vendedor de Nextel, para completar los datos del contrato, requirió de la empleada doméstica un número de telefonía fija y a ésta dama, se le hizo fácil dar el número de la casa donde prestaba sus servicios, sin consultar a sus empleadores.
Al cabo de un tiempo, la empleada doméstica dejó de laborar en ése domicilio y un mes después, en el número de teléfono residencial registraron llamadas telefónicas de la compañía Nextel buscando a la deudora de la red.
Lógicamente los dueños de la línea fija de teléfono informaron que la empleada ya no laboraba ahí, pero parece que poco importó a Nextel.
Los acosados telefónicos, recurrieron a la Procuraduría Federal del Consumidor, pero ahí solo les proporcionaron un folleto del Registro Público de Consumidores.
Excuso decirle a usted que el trámite fue inútil porque pese a que esta dependencia federal proporciona un “blindaje” para no recibir publicidad, las llamadas de ‘cobradores y grabaciones continuaron.
Dicho sea con verdad, los cobradores de Nextel, ahora de T&T, son abusivos y hasta groseros porque pese a las explicaciones, el acoso telefónico viene acompañados de reproches y hasta regaños por haber facilitado a la empleada doméstica los recibos telefónicos, cosa falsa porque se explica la facturación vía correo electrónico.
Es lamentable que por la idea de vender, Nextel, ahora T&T, insista en personas -que no son sus clientes- para exigir el pago de adeudos, liberando de toda Ética al acto del comercio.
Algunos bancos también hacen lo mismo, incluyendo llamadas a los teléfonos móviles.