Melhem y el regreso de Geño y Gamundi a Tamaulipas
Escenario Político
Marco Antonio Torres De León
El enrosque de Peña Nieto, que no el enroque, es la noticia relevante de hoy.
Peña Nieto hizo como que cambió su gabinete, aunque en realidad no lo cambió; solamente preservó en su papel de triada a los tres mosqueteros del sexenio, Luis Videgaray en Hacienda, Miguel Angel Osorio Chong en Gobernación y Aurelio Nuño Mayer en Educación.
Los tres siguen siendo sus pilares en su sexenio, su baluarte.
Y aparentemente no serán removidos pase lo que pase.
Por lo que se ve esta triada es la cara misma de los rostros presidenciables, hablando de cara al futuro de aquí a tres años en el PRI. Al menos son los ahijados del presidente Peña Nieto.
Porque lo que es MANLIO FABIO BELTRONES, ese sigue firme, aunque no pertenezca a la cuadra del presidente Peña.
Todo esto, es de aquí al eleccionario año 2018, año de sucesión presidencial.
El resto de los removidos en realidad fue un enrosque, no un enroque; fue un remedo de acto teatral, un acto falaz, en donde los beneficiarios resultan ser exactamente los mismos, excepto los tres grandes despedidos del gabinete presidencial, que a la letra son, Jesús Murillo Karam (“ya me cansé”), Monte Alejandro Rubido y Emilio Chauyfett,
Al final el destino quiso que Jesús Murillo Karam se tragara sus propias palabras,cuando con el rostro tedioso dijo, “ya me cansé”.
Como cruel broma del destino su profecía se cumplió; fue enviado a casa a descansar.
Jesús Murillo Karam es uno de los dos ancianos que se van a casa, junto a Emilio Chauyfett, tras una nefasta acción en Educación Pública dentro del gabinete presidencial.
Rosario Robles por su parte, se fue a ocupar la oficina que ocupaba el ex gobernador de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
El ex gobernador de Coahuila es otro de los despedidos. Esto sorprende pues analistas serios le daban cuerda, hasta hace unos días, para llegar a ocupar incluso la presidencia del CEN del PRI.
En eso fallaron los cronistas de nota política.
Mientras que por su parte Monte Alejandro Rubido y Emilio Chauyfett quedarán fuera por el resto del sexenio, por evidentes razones de negligencia y de ineficacia.
Chauyfett erró en su estrategia de unificar al sector magisterial, como secretario de educación pública; se vio rebasado totalmente por los maestros, quienes lo asolaron poniéndolo contra espada y pared. Nunca supo cómo aligerar la carga que significó el enojo de los maestros, quienes hasta hoy siguen tomando calles del país como protesta por lo nocivas que resultaron las reformas educativas, avaladas por congresistas del PRI, PAN y PRD.
Ahora bien, ¿qué significan estos cambios tras cumplirse la mitad del sexenio?
¿Esto quita furor a la olla de presión sobre sus espaldas al presidente Peña Nieto? Si, en cierto modo. pero de ninguna manera para siempre. Sino al corto plazo.
Es cuestión de días para que dicho enojo social crezca, al grado que podría volverse una bola de nieve.
Si acaso le quitará reflectores a Peña Nieto por unos días. Pero después la rabia del pueblo mexicano continuará. Tanto la reforma energética, la reforma a la salud y la reforma educativa son el talón de Aquíles de Enrique Peña Nieto.
Los asuntos torales de corrupción no han sido tocados de ningún modo, pues siguen como están, inamovibles. Y estos son, La Casa Blanca de Angélica Rivera, la casa de Malinalco de Luis Videgaray y otras adquisiciones y convenios multimillonarios a los amigochos del Presidente, en donde se configuró con mucha claridad el delito de “conflicto de intereses”. Ese tema sigue sin tocarse.
Pero mejor pasemos a otro asunto.
La cosa política en Tamaulipas comienza a dar ligeras señales de avance respecto al proceso de selección de candidato a gobernador, que se dará allá por enero de 2016.
Por un lado, el grupo político de EDGAR MELHEM está contento pues las señales que esperaban ya se dieron; aparentemente el handicap le favorece una vez que resultó electo el líder de la bancada tamaulipèca en el Congreso.
Haberlo seleccionado como el representante de los diputados en el Congreso de la Unión fue un éxito notorio, irrefutable a su favor.
Nos dicen que eso lo hizo dar brincos de felicidad pues su anteproyecto se sitúa en la antesala de la consumación, con grandes posibilidades.
Esto por supuesto pone caritas tristes en los emoticones de otros perfiles. Y al diputado federal por Rio Bravo e pone carita feliz.
Entre ellos, pone triste a ALEJANDRO GUEVARA COBOS, quien sin embargo, no ceja en su empeño de seguir aspirando.
Esta noche ALEJANDRO GUEVARA COBOS estuvo desde ciudad Mante lanzando su grito de guerra.
El dios Tlaloc, dios de la lluvia está a su favor pues en este mismo momento en el que se celebra el acto musical-político de La Trakalosa, no cae del cielo ni gota. Tiene a la concurrencia bailando y cantando los temas musicales del grupo musical regiomontano, con quien Alejandro Guevara Cobos exclama como grito simbólico: “Quiero ser gobernador”. Y “Aquí estoy”.
Lo mejor de Alejandro Guevara Cobos son las relaciones políticas. Por ese lado le da el veinte y las malas a otros aspirantes.
Al mismo tiempo, no son pocos analistas los que aseguran que tras convertir a EDGAR MELHEM como el lìder de la bancada de diputados federales del PRI tamaulipeco, triunfa de forma irrefutable el grupo político de Eugenio Hernández y de Ricardo Gamundi Rosas.
Su grupo político amenaza con volver. Y aparentemente viene con todas sus fuerzas, con más revoluciones que un tornado.
Aparentemente el grupo de “Geño Hernández” ha tomado la batuta.
Dictó línea el día de la selección de Melhem, poniendo a parir cuates al resto de los aspirantes a gobernador.
Pero ALEJANDRO GUEVARA COBOS no se amedrenta, ni se deja influenciar por los fantasmas del miedo.
Sabe que sus relaciones son más elevadas. Y que aún está en tiempo de superar lo logrado por el riobravense.
Muchos gamundistas pegaron el grito en el cielo de alegría.
Pero la política es como el comensal, del plato a la boca se cae la sopa.
Hasta mañana, es todo por hoy.