Maremágnum
Mario Vargas Suárez
La evaluación es hoy, quizá, uno de los temas con mayor protagonismo del ámbito educativo, y no porque se trate de un tema nuevo, sino porque las autoridades del ramo, aún sin proponérselo, han intimidado a los trabajadores de la educación.
Los mismos profesores de carrera, quienes estudiaron para docentes, los padres de familia, los alumnos y la sociedad en su conjunto, pareciera que son conscientes de la importancia y las repercusiones del hecho de evaluar no solo a los alumnos, sino también a los mismos docentes.
Por lo menos es la idea de la teoría que acompaña a la reforma educativa de Peña Nieto-Chuayffet, porque pareciera que está dejando ver, quizá en parte, la legitimación del hecho de que los maestros, y solo los maestros, deben ser evaluados en su quehacer profesional.
Ningún otro empleado del gobierno. Solo maestros.
Dicen los teóricos de la evaluación que “…existe ahora una mayor consciencia de la necesidad de alcanzar determinados niveles de calidad educativa, de aprovechar adecuadamente los recursos, el tiempo y los esfuerzos.”
Sin embargo, el mayor temor para los docentes mexicanos –lo mismo está sucediendo en la República de Chile- existe no el temor, el terror hacia los exámenes que el gobierno, a través del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, empezó a aplicar desde el sábado pasado.
La explicación lógica del terror al examen de conocimiento no es nuevo, porque existen varios estudios formales donde se aprecia que los estudiantes de todos los niveles de educación en el mundo, reportan severas alteraciones en las funciones físicas y psicológicas del individuo.
Las ciencias de la educación abrazan un sinnúmero se estudios que hablan sobre este fenómeno escolar, incluso en administraciones pasadas, los titulares de la Secretaría de Educación Pública (SEP), llegaron a prohibir a los maestros la aplicación de exámenes en la educación básica.
Los docentes mexicanos son nobles, al grado que según el reporte de Emilio Chuayffet Chemor, titular Educación Pública, a los medios nacionales, dijo que el 82.5% de los maestros de educación básica en México, presentaron su examen de evaluación sin contratiempos.
Los contratiempos se dieron, según Chuayffet, básicamente en tres entidades federativas: Oaxaca, Guerrero y Michoacán. Aunque extraoficialmente hay notas de prensa que señalan la suspensión del examen a los maestros en Chiapas, algunas ciudades de los estados de Morelos, de la misma capital del país y Tabasco.
En Tamaulipas oficialmente no hubo incidencias de ninguna naturaleza. Ni del Sindicato Independiente, la agrupación magisterial Nuevo Sindicalismo y mucho menos de la sección 30 del SNTE.
Los maestros y trabajadores de la educación tamaulipecos que acudieron puntuales a su cita con el examen del INEE y aunque hubo temor, miedo, terror y lo que se le parezca, en las redes sociales, empezando por la tecnología telefónica del WhatsApp, se registraron “cadenas” de alerta, de lamentaciones, etc., todas contra las autoridades educativas y sindicales, tanto a nivel local, como nacional.
Esa fue la protesta magisterial de los maestros de Tamaulipas.
“Desde el punto de vista teórico la evaluación de los docentes en sí, no debe tener repercusión alguna, porque la esencia de su práctica debe circunscribirse a factores que expliquen ‘el nivel de comprensión del alumno’. Así mismo el profesor debe saber exponer, el ‘qué, cómo, por qué y cuándo enseñar’.
Finalmente le comento que el Presidente Peña Nieto destacó ayer, en la inauguración del ‘XVI Encuentro Internacional Virtual Educa México 2015’, que están siendo evaluados más de 39 mil maestros de Educación Básica, que aspiran a una promoción y reiteró que “La evaluación docente no tendrá marcha atrás, es una obligación constitucional y estamos para cumplirla”
También señaló el ejecutivo federal que “…México ha emprendido grandes transformaciones en su sistema educativo y en su economía, porque este nuevo modelo beneficia a todos, a maestros y alumnos por igual y por eso su implementación no tendrá marcha atrás”.
El de Atlacomulco dijo que “la educación de calidad adquiere un carácter primordial y estratégico para el desarrollo de las naciones. Así lo entendemos en México”.
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