Ciudad Victoria, Tamaulipas, Mexico.- Mayo-2015.- El Comité Ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; que preside el profesor Juan Díaz de la Torre, anunciaron la “caída” del líder de la sección 30 de Tamaulipas, Rafael Méndez Salas, el cual será sustituido por el Comisionado Juan de Dios Vargas, mismo que tomaría las riendas de la sección 30 del SNTE en Tamaulipas.
Este último dato a la fecha de esta publicación no se ha hecho oficial.
Se sabe que Méndez Salas, solicitó “licencia” a su cargo, por asuntos personales, entre otros, apareció como candidato a diputado federal, plurinominal.; que viene siendo como el que se saca la lotería sin comprar boleto; dicen también que podría hacerse cargo nuevamente de las riendas del Partido Nueva Alianza, entre que esto y el otro…
Voces cercanas al líder nacional del sindicato más grande de México, asegura que fue destituido por malos manejos, pues las quejas y denuncias en su contra llegaron al CEN del SNTE.
Hablemos claro y sin tapujos de la realidad que se evidencia en el escenario de la vida de los maestros, pues de cada 10 8 aseguran que Méndez Salas estando al frente del SNTE dejó mucho resentimiento y odio al dejar en el abandono a cientos de compañeros quienes en este momento arrastran penurias al ser objeto de humillación y atropellamiento en sus derechos laborales; muchos a tal grado de perder su plaza o sus horas.
La realidad, y consta en documentos que ostentamos en nuestro archivo, es que el ex “líder” fue uno más de los que pasan por el SNTE y dejan una estela de desanimo y desconfianza entre los maestros que ven como sus derechos laborales en distintos rubros son pisoteados sin que el sindicato haga nada para evitarlo; todo lo contrario siempre evidencian estar de acuerdo en la humillación de sus compañeros. Tenemos el sustento de este comentario.
Ni las cuotas sindicales que llegan a más de 5 millones de pesos al mes, logran ser un aliciente para que sean defendidos por las diferentes circunstancias que denigran sus calidad de vida y su profesión dentro del ámbito educativo en Tamaulipas.
Nos consta que en la Secretaría de Educación, prevalece el “monstruo” de la corrupción y perversidad y asemejan tener una banda de servidores públicos bien organizada que utilizan el poder del gobierno para realizar todo tipo de actos en contra de los mentores a tal grado que se dan el lujo de no atender casos graves que ya se han hecho públicos en todos los medios de comunicación.
Allí está el descaro y la insensibilidad que muestran todas las autoridades contra la maestra Esperanza Huerta Quintero, quien lleva años manifestándose frente a Palacio de Gobierno para demandar la reactivación de la clave 110072813000A01061034740 que desde hace siete años, en el gobierno de Eugenio Hernández Flores, fue suspendida dentro del sistema educativo del Estado. En este sexenio de Egidio Torre Cantú, tampoco ha tenido respuesta favorable. Vaya, evidencian ser mafia, que ni siquiera le hacen valer la Ley en su petición a que la reciban. Es una vergüenza que quien se decía “líder”· de los maestros haya sido tan ruin y deje abandonada a su suerte a esta profesionista. Da más tristeza que el gobierno actual no tienda la mano y hagan cumplir lo dispuesto por la ley de atender a quienes les dan de comer; el pueblo. Es mas ni las instituciones sociales, ni el DIF (familiar) ni partidos políticos, menos el Instituto de la Mujer Tamaulipeca, han hecho nada por quitar del terreno de humillación y abuso de que esta y muchas mujeres maestras viven actualmente por la perversidad de servidores públicos inmersos en los cotos de poder y la corrupción.
Los números son duros, y hablan de que existen decenas de maestros con el “jesús en la boca”, pues su situación ante la SET es inestable; esto a pesar de que muchos demuestran con hechos documentados tener la razón, las autoridades se empeñan en seguir atropellando y desestabilizando su vida laboral y emocional; algunos les han quitado su plaza y otros están en el filo de vivir esta terrible pesadilla de quedarse sin trabajo por el actuar delincuencial que evidencian servidores públicos de la Educación en Tamaulipas y que todo hace parecer que el propio Diódoro Guerra Rodríguez solapa y encubre, En Tamaulipas la justicia se inclina desde siempre por el lado más poderoso.
Imaginamos ya lo sabe, pero si no, sirvan estas líneas para decirle a Dirigente Nacional del SNTE que en Tamaulipas los maestros no tienen voz ni voto y que gracias a los constantes atropellos y humillaciones se pierde la esencia de la responsabilidad de la Sección 30 de luchar por dignificar la vida laboral de los maestros.
Es lamentable ver como el sindicato se hincha de millones de pesos cada mes, gracias a la cuotas que les “roban” a sus disque compañeros sindicalizados, para que ni siquiera muevan un dedo y defender lo esencial que es el respeto a sus derechos laborales. Con esto los maestros aludidos si quieren pueden pedir se les deje de cobrar esa cuota, que para nada les sirve, pues casi siempre se buscan abogados particulares para ser defendidos.
Hay que tener el cerebro de nuez para no darse cuenta que los maestros están a punto de reventar en contra de quienes los pisotean y humillan; es tanta la ignorancia de esto lideres y gobierno (educación) que no ven más allá para darse cuenta que Tamaulipas podría ser otro estado en desestabilización por maestros cansados de tanta corrupción.
Por eso decimos que Rafael Méndez Salas salió por la puerta trasera del SNTE, dejo una estela de resentimiento de quienes le dieron de comer con sus cuotas y no fueron defendidos; pocas palabras…le quedó grande el SNTE.
Pero que culpa tenemos los Tamaulipecos que su partido (PANAL) lo exhiba como candidato “pluri” a DIPUTADO FEDERAL; imaginemos que llegue al Congreso de la Unión en donde se manejan reformas y leyes, qué nos puede esperar de este “fulano” si en el SNTE nunca fue un buen defensor de sus compañeros.
Ahora nos damos cuenta porque México no “pregresa” con estos personajes insensibles, incapaces y perversos, que todo lo miran a través de sus intereses.
Pero como dicen: No hay plazo que no se cumpla, ni maestro que aguante humillaciones cien años.
Escribe: Miguel Angel Bautista Becerra.
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