AQUELLOS LEGENDARIOS LIDERES.
ANECDOTARIO.
POR JAVIER ROSALES ORTIZ.
En torno a ellos se gastaron galones de tinta y enormes rollos de papel y, eso, valió la pena, porque fueron figuras pintorescas que le regalaron color, sabor y creatividad a la capital de Tamaulipas, donde hoy se les extraña, sobre todo en los medios de comunicación.
Ellos ya no están aquí, pero su recuerdo sigue vivo, porque con su ingenio y sus ocurrencias le dieron vida a Ciudad Victoria, donde los camaradas periodistas aun nos reímos a carcajadas al evocar su nombre.
Como no recordar a Arnulfo Gómez y su deambular por Palacio de Gobierno, donde armó revuelta con sus manifestaciones y polémicas declaraciones que producían alborozo, declaraciones que los medios recogían con gusto porque enriquecían los espacios informativos.
Sin afán de burla o de lastimar, resulta necesario citar que los reporteros que cubríamos el edificio sede del ejecutivo estatal le gastaban bromas a Arnulfo a su espalda, de las cuales tal vez el nunca se enteró.
Una de ellas, que destaca por su crueldad, fue aquella que ubicó a Arnulfo y a Jaime Rodríguez Inurrigarro, ex secretario general de gobierno, como los dos personajes centrales.
Y es que en una ocasión Arnulfo llego colérico a esa oficina, fue recibido y una hora después salió con la frente perlada en sudor, el que rápido seco con su paliacate para que no lo notaran los comunicadores.
Dio una entrevista y partió del lugar, donde dejo en ascuas a los reporteros sobre el origen a aquellas numerosas gotas de sudor.
Uno de ellos comentó: “Que perverso es Jaime”, ¿Por qué?, preguntó otro intrigado. “Es que Jaime tiene en su oficina una enorme ánfora de cristal con aire interior en la que suelta un puñado de billetes”. ¿Y eso que?, inquirió uno más. “Es que le pide a Arnulfo que ingrese a la ánfora y enciende el aire a todo lo que da, por lo que los billetes vuelan y se compromete con el líder a que lo que logre atrapar es de él”. ¿Y que tiene eso de extraordinario?. “Es que antes le quita la muleta”.
Y como no citar a otra figura como lo fue Orlando “El Pillo” Gómez, quien en una ocasión fue acusado de fraude y el agente del ministerio público le cobro 30 mil pesos allá por los años 90, una cantidad que en aquel entonces se antojaba descomunal.
Cuentan que “El Pillo” le pidió a la autoridad que lo acusara de todo, menos de ratero, y accedió a pagar la falta.
Para eso, le ordenó a sus ayudantes que fueran por el dinero y en voz baja les dijo algunas palabras. Horas después una camioneta se estacionó frente a la AMP y de ella los ayudantes del líder de colonos bajaron varios costales que de inmediato colocaron en los escritorios.
Sorprendida, la autoridad observó como los ayudantes de “El Pillo” vaciaron los costales, los cuales contenían puras monedas, que los trabajadores de la agencia tuvieron que contar durante un largo día.
Y en efecto, eran los 30 mil pesos. Acto seguido, el polémico personaje abandonó el lugar, no sin antes soltar una sonora carcajada.
Y así como ellos, por el mismo estilo, Alejandro Flores Camargo fue otro líder que enriqueció la labor periodística y quien hasta se daba el lujo de invitar a comer a su casa al ex gobernador Américo Villarreal Guerra.
Se extraña a esos cabecillas, quienes por cierto sufrieron el paso de la podadora cuando Manuel Cavazos Lerma asumió la gubernatura de Tamaulipas.
Hoy han surgido nuevos lideres citadinos que resultan fácil de arreglar.
Pero ninguno de ellos le llega a aquellos que aun nos sorprenden por su picardía, su originalidad y su firmeza.
Es bueno de vez en cuando.
Evocar su nombre.
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