Estado

Los alcaldes tamaulipecos y la reelección

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ESCENARIO POLÍTICO

Por Marco Antonio Torres De León

Los próximos 43 alcaldes de Tamaulipas, después del año 2016 gozarán de un mandato de 2 años hasta el 2018, tal como ocurriría con el gobernador que sustituya a Egidio Torre Cantú

Aunque existe un agregado interesante: desde el año 2018 tanto alcaldes, diputados locales, diputados federales como senadores gozarán del beneficio de la reelección.

Dicho en otras palabras, los alcaldes se acogerán por vez primera a la cautivante figura de la reelección, tan soñada por el gobierno republicano en México luego de la oscurantista época donde Porfirio Díaz gobernó al país por 30 años consecutivos.

Razón por la cuál en México la reelección se volvió tabú desde entonces, dando pie al surgimiento de héroes y mártires de la democracia, por ejemplo Francisco I Madero, a la postre creador del ‘Sufragio efectivo no reelección’.

Aunque aclaremos: en el caso que aquí nos ocupa nos referiremos -para que didácticamente se entienda mejor- a la específica figura de la reelección de presidentes municipales.

La reforma política electoral mexicana, sin embargo, puesta gradualmente en marcha desde hace unos 4 años durante el gobierno de Felipe Calderón, prevé reelección en casi todos los órdenes, diputaciones locales, federales, senatoriales y por supuesto también alcaldes.

La única excepción es, no facultar a presidentes de la república a reelegirse.

En el caso del Mante, si el próximo alcalde -período 2016-2018- una vez gobernados sus primeros dos años se llegase a postular nuevamente como candidato de su partido y si por fortuna llega a ganar las elecciones, gobernaría su terruño durante cinco años, no dos.

Para que se entienda mejor, resumimos: quien suceda al alcalde Pablo Alberto González León en la presidencia municipal del Mante, tendrá un gobierno bienal (dos años), aunque gozaría del derecho de reelegirse por 3 años más, el ciclo natural que tiene en México un gobierno municipal.

Esto sería un suceso histórico, por el lado que se le quiera ver.

Ahora bien, es claro que las reelecciones no las ordena un político (presidente municipal en este caso) ni el pueblo que gobierna. Pues ni que México fuera el paraíso de la democracia.

Las reelecciones, en caso de ser aprobadas totalmente, las ordenaría el partido político a que pertenece, por medio de su gobernador.

Es utópico que una reelección la decida el pueblo, repetimos.

Por desgracia los usos y las costumbres políticas en México no son puras, ni apegadas a justicia.

Lejos está un alcalde de hacer uso del derecho a brincar más alto que un gobernador, líder y padre moral por antonomasia de alcaldes, mayormente cuando ambos son de un mismo partido político.

Y esto no significa que los alcaldes no tengan su corazoncito. Es claro que lo tienen.

Y de que quieren repetir, quieren. Y de que suspiran, suspiran.

Pero la facultad le pertenece al jefe político de un estado. O cuando menos le pertenece a los más elevados rangos de la pirámide del poder. Entiéndase presidente de la república.

Porque un presidente del país puede mandar donde desee y decidir quien será gobernador, alcalde, diputado federal o local.

Por nuestra parte, seguimos creyendo que la política partidista la hace y la ordena un patrón, nadie más.

Así pues, seamos realistas, los escenarios no cambiarían mucho.

Más bien casi nada.

La tendencia apunta a que en materia de reformas políticas, habrá cambios.

Pero estos cambios son de forma, no de fondo.

A lo mucho el tema nos quitará un poquito lo aburridos.

Ahora bien, por otra parte, evidentemente las modificaciones a la reforma político electoral -puesta en marcha gradualmente hace más de 4 años- apuntan a empatar las elecciones de toda clase, sea de ayuntamientos, diputaciones locales, senadores, diputados federales y a gobernador. Y que tal empate se hará en relación con cada sexenio presidencial.

Dicho en otras palabras, se pretende que todo gobernador de cada uno de los 32 estados del país gobierne los mismos seis años que un presidente gobierna al país.

En fin, mejor pasemos a otro tema.

Por lo que vemos, el jefe de Giras del presidente Enrique Peña Nieto, el mantense Alejandro Guevara Cobos saluda con sombrero ajeno a dónde va.

Y a los lectores les parecerá risible lo que diremos, pero tiene mar de fondo. Lo aclaramos.

Parecería que Alejandro Guevara Cobos ya no quiere ser gobernador de Tamaulipas ( tememos que le quedó muy chica la gubernatura) sino presidente de la república, pues sin ton ni son se auto promociona en todo por los cuatro puntos cardinales del país.

Vende su imagen fuera del estado, ya no en Tamaulipas, como lo venía haciendo.

Lo cual es absurdo, temerario.

Y a cada rincón del país al que va como empleado del presidente Peña Nieto, Alejandro Guevara se auto promueve como el solucionador de todo, como el epicentro.

Exige alfombra roja para él.

Hagan de cuenta que él es Batman y Peña Nieto es Robin. Así, en ese orden.

En otras palabras, al mantense le gusta hacer popó fuera de la bacinica.

Independientemente de que cuando llega al Mante, lo hace con una parafernalia endemoniada, con 8 o hasta 10 patrullas de la Policía Federal Preventiva y del ejército y la Marina atrás de él.

Haga usted de cuenta que arriba al Mante Justin Bieber, el astro de la farándula vacua y superflua.

Alejandro Guevara se promociona en todo el país, cuando Tamaulipas es el estado que se supone quiere gobernar.

Se publicita a través de redes sociales sin freno alguno.

Este hecho es preocupante, pues es indicio claro de que su locura avanza sin remedio.

Se promueve donde quiera que anda, desde Chihuahua, Baja California y hasta Cancún, Tabasco y Chiapas, desde el norte hasta el sur, en donde se toma fotografías al por mayor.

Desde aquí le enviamos felicitaciones a su fotógrafo particular. No lo deja a sol ni a sombra.

Aunque le aconsejamos lo siguiente, exija aumento salarial, señor. Lo tiene usted bien merecido.

Todos los santos días al Justin Bieber de la farándula están subiéndole fotografías a Facebook y a su Twitter. Lo cual no es tarea fácil.

Menos dar flashazos a la cámara fotográfica.

Lo hace mientras espera el arribo de Enrique Peña Nieto a sus mismos eventos.

Alejandro Guevara se entretiene exigiéndole a su fotógrafo (se cree que podría ser Pedro o Jorge Quiroga) que le tomen el mayor número de filminas que puedan.

En otras palabras, el tramposo mantense aprovecha las coyunturas de su profesión.

Usa logística ajena, misma que no le cuesta nada. Lo hace para auto promoverse.

Es tanto así como presumir tener internet, pero robarse la señal de Wi fi del vecino…

Bien, por ahora es todo, nos leeremos en breve.

Aunque vayamos a un último tema local, antes de despedirnos en definitiva por hoy.

Es claro que nuevas figuras del PRI en Mante emergen, como peces a la superficie del mar, en este trienio. Y que empiezan a brillar con luz propia.

Una de las nuevas figuras del PRI en Mante se llama Julio Portales Martínez, nada dado a los reflectores ni a la vanidad temporaria o perjudicial, aunque sí bastante dado al trabajo callado, discreto, leal y eficaz.

Julio Portales sabe manejar perfectamente la imagen del presidente municipal Pablo González León desde cualquier lugar; y en poco tiempo se ha convertido en su brazo derecho. Esto, por justicia, no por cumplir con un libreto.

Es el principal aliado del presidente para la toma de decisiones importantes.

Julio Portales va que vuela para ocupar cargos de elección popular en un futuro de mediano plazo. Aunque no nos extrañe que a plazo corto empiece a caminar solo.

Obviamente, sin hacer sombra a nadie.

Aunque el alcalde, nada egoísta, deja que su colaborador vuele con alas propias, según se llega el cumplimiento de los tiempos.

Al fin de cuentas Pablo González León se ha convertido en padre moral de los sueños de muchos de sus colaboradores. Pues lo tienen como gran ejemplo a seguir.

Otro funcionario que se volvió indispensable en el gobierno de Pablo González León es el periodista Santiago Hernández, probado en el trabajo duro, extenuante e incansable.

Y por fortuna triunfador en cada prueba. Aunque ninguno de sus éxitos es producto de la casualidad.

No pocas veces el periodista ha callado bocas flojas respondiendo con trabajo al cruel veneno de los amargosos, mismos que destilan hiel a donde van.

Santiago Hernández ha sabido cumplir acuerdos por suerte.

Mantiene tranquilo al alcalde pues cada editor o periodista con madurez, sabe con quien acudir para tener diálogos y charlas.

Bien, ahora sí es todo, nos leeremos pronto.

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