Tamaulipas 2013;Punto de quiebre. 2014; no hay mañana.
Por Mauricio Fernández Díaz
Estos tres años de gobierno de Egidio Torre Cantú has sido sin duda de los más difíciles que se recuerdan -en todos los aspectos- en muchos sexenios.
Tres años marcados por profundas crisis que han hecho de la primera mitad de esta administración un sinuoso, espinoso y doloroso camino.
Nada se ha salvado, en ningún área de la administración se pueden contar medallas o triunfos que valgan la pena.
La ya espantosa recesión económica por la que continúa transitando nuestro estado ha tomado carta de naturalización con la consiguiente paralización de casi toda actividad comercial, financiera y empresarial.
No en balde Tamaulipas ocupa uno de los primeros lugares en desempleo y por ende, en delincuencia.
Tres años en quiebra técnica son demasiados para un Estado que cuenta con 43 municipios en plena insolvencia económica, merced a la rapiña que ejercieron con el presupuesto los ex alcaldes, y en el Estado, el ex Gobernador Eugenio Hernández Flores.
Los comercios, empresas constructoras, el turismo, y casi toda la planta productiva apenas si sobrevive esperando mejore la situación, o sea, que el Estado empiece a invertir en Obra pública, a reactivar la economía para que exista flujo de circulante, que tan escaso ha estado en estos tres años.
Los programas sociales fueron brutalmente recortados, cuando no completamente suspendidos. NO HAY DINERO. Es el principal argumento que manejan Secretarias de corte social como SEDESOL, tanto estatal como federal, Oportunidades, y hasta el DIF estatal, seguidos en carrusel por los municipales.
Las ventanillas receptoras de documentos para realizar los trámites ante estas instancias están cerradas, y así han permanecido todo el trienio. Cuando mucho se ha podido observar alguna esporádica entrega de despensas en zonas altamente vulnerables o algunos cobertores y cobijas para evitar decesos entre los indigentes.
Vamos, ni en épocas electorales se vio como antaño la maquinaria priista realizando campaña de donación de alimentos para comprar el voto. No cesó por completo, pero fue tan raquítica que hasta vergüenza les da los propios operadores priistas.
Hay molestia, irritación, malestar general entre los tamaulipecos de todas las clases sociales por este apretón de cinturón que ya lleva tres años, y que ha pegado con todo y a todos.
La gente no se explica que se ha hecho con el dinero otorgado por la Federación, y mucho menos ha comprendido como el Congreso en pleno autorizó el endeudamiento de 1,500 mdp para “inversiones en seguridad pública” principalmente a tareas de vigilancia y protección de los tamaulipecos, dinero que deberemos pagar en un lapso de 20 años, sin que hasta la fecha se hayan visto resultados concretos y positivos en el área de seguridad.
Un cruda realidad es que las extorsiones, secuestros, asaltos en carreteras, los delitos patrimoniales y los asesinatos mantienen en cotidiana zozobra a los ciudadanos, forzando a una buena parte de los empresarios a cerrar sus empresas y refugiarse en otros estados.
Por otra parte, el partido en el poder en Tamaulipas tampoco le ha dado buenas cuentas al “primer priísta del Estado”.
En el pasado proceso federal el PRI perdió 6 de las 8 diputaciones, así como las 2 senadurías en disputa, con el agravante de que en Tamaulipas la votación no favoreció al entonces candidato Enrique Peña Nieto, quien perdió en Tamaulipas.
En fechas recientes, el saldo tampoco fue favorable para el priismo, que si bien gano 35 de las 43 alcaldías, tuvo que sufrir la dolorosa pérdida de 8,entre ellos dos grandes, importantes municipios que en su conjunto suman el 2% de la votación nacional: Nuevo Laredo y Matamoros, así lamentar la pérdida de 6 diputaciones de mayoría.
Parcero López, el delegado del CEN del PRI fue solo una figura decorativa; si bien ha jugado en ligas mayores, también trae detrás de el un negro historial en el que se entretejen las acusaciones de asesinato, corrupción, traiciones y hasta presuntos nexos con el narcotráfico cuando radicaba en el centro del país.
En su visita con motivo de la toma de protesta del nuevo dirigente del PRI en el Estado, Cesar Camacho Quiroz, Presidente del CEN fue contundente al declarar que haber ganado 35 de las 43 alcaldías, y 28 de las 34 diputaciones era bueno, pero “Tenía que mejorarse” haciendo un gran esfuerzo por recuperarse en las elecciones del 2015.
Desafortunadamente esta misión hasta los mismos priístas las ven cuesta arriba; de entrada, ya dan por pérdidas las candidaturas que corresponden a la zona norte, donde la homologación del IVA en la frontera causó enorme disgusto entre los fronterizos, aunado a que las dos ciudades de más peso están en manos de carismáticos personajes como CantuRosas y Leticia Salazar.
Si a ello le aunamos una dirigencia desfasada generacionalmente, con grandes limitaciones tanto físicas como políticas y sin el poder de convocatoria que necesita urgentemente el PRI, el escenario se complica grandemente.
Y como quien no quiere la cosa, al anciano Rafael González Benavides le acaban de montar a la ya probada (en su incapacidad) Patricia Castro como su Directora de Comunicación Social, cuando ya dio pruebas palpables de su incompetencia Cuando ejerció este mismo cargo tanto en el Congreso como en el PRI de Tampico y “ayudando” a la panpriista Magdalena Peraza Guerra en la Dirección de Comunicación Social de aquel puerto jaibo con pésimos resultados para la imagen de sus jefes.
De Aida Zulema ni hablar. Solo tiene como prenda el apoyo de Oscar Luebbert y punto.
Haber sacado al buen Rafa de su zona de confort, después de haber permanecido durante años en un burocrático trabajo genera dudas, suspicacias, expectativas de una no deseable concertacesión en las próximas elecciones.
Rafa es un personaje para tiempos de tranquilidad, de ecuanimidad, no para época de guerra. Recuerda mucho al buen Lucino Cervantes, personaje de escritorio, gris y anquilosado por los años que dejó escrito en la historia del priismo una de sus más recientes derrotas.
Una reflexión se impone: si todos sabemos que en los resultados electorales del 2015 se juega en gran parte la pérdida o retención de la gubernatura: ¿Por qué apostarle desde ahora a una dirección endeble, sin liderazgo, anquilosada, con una fuerte tufo a cloroformo y neftalina?
No olvidemos que el panorama nacional tampoco esta como para querer colgarse de la popularidad en caída libre de Peña Nieto, quien deberá pagar el costo político de sus reformas estructurales, máxime si la nación no percibe en sus bolsillos, en su vida cotidiana, los beneficios que hoy les están vendiendo para hacer que se traguen sin chistar dichas reformas.
Sin duda el PRI debe, tiene la obligación de contar ya con una bien delineada estrategia a corto, mediano y largo plazo que trace la ruta del triunfo. De no ser así, si todo es producto de la improvisación, lo veremos reflejado electoralmente en el 2015.
PD…¿Y LA INSEGURIDAD APA?
Tema pendiente