Columnas

Militarizando

Héctor Aguilar Camin.

No recuerdo un presidente mexicano reciente que haya entregado a las fuerzas armadas más poder y más tareas de gobierno que el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Entre menos cosas puede resolver su gobierno, más tareas tienen las fuerzas armadas. Si hay que hacer un aeropuerto, en suplencia de otro que el gobierno destruyó, la tarea es para las fuerzas armadas.

Si hay una crisis de abasto de gasolina y se necesitan pipas de emergencia, las pipas son administradas por las fuerzas armadas. Si está disponible el contrato para un tramo del Tren Maya, lo reciben las fuerzas armadas.

Si hay cierta urgencia en el reparto de los libros de texto gratuitos, las fuerzas armadas hacen la entrega. Si hay que construir cientos de sucursales para un llamado Banco del Bienestar, las construyen las fuerzas armadas.

Si hay que habilitar hospitales para la emergencia sanitaria del país, las fuerzas armadas reciben el encargo. Si hay que inventar una Guardia Nacional, se mezclan la Policía Naval, la Policía Militar y una disminuida Policía Federal, y se dan los mandos de la nueva corporación a militares.

Si hay la exigencia estadunidense de que México impida el paso de migrantes, lo hace la Guardia Nacional: fuerzas armadas disfrazadas.

Tras cada tarea nueva dada a los militares hay algún aspecto del gobierno que no funciona, que necesita un suplente y lo inventa en las fuerzas armadas: para hacer un aeropuerto, para repartir combustibles, para repartir libros oficiales, para construir sucursales de su banco de subsidios, para habilitar hospitales de emergencia, para garantizar la seguridad pública.

En este último punto el Presidente acaba de rendirse también a las fuerzas armadas, en su decreto del 11 de mayo pasado, otorgándoles la facultad legal de actuar como policía, en auxilio de su emanación previa, a la Guardia Nacional.

Las fuerzas armadas han tenido hasta ahora esa función sin amparo legal. Los resultados han sido catastróficos. Ahora, son dueñas completas del campo .

Es el viraje redondo de un presidente que llegó al poder diciendo que regresaría a los militares a sus cuarteles. Los ha repartido por el país.

El gobierno se militariza como ninguno antes. ¿Para qué?

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