Columnas

¡El soldado desconocido!

JUAN IBARROLA

uchos han demostrado esta semana no conocer a los soldados ni al Ejército. Otros demostraron no conocer los protocolos ni las formas militares. Otros quieren hacer suyo el sentir militar aprovechando la coyuntura, pero cuando se trata de apoyarlos realmente, entonces nadie hace nada.

Algunos, intentaron a toda costa desvirtuar el discurso del general Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, llevándolo al exceso de que lo dicho por el general es el sentir de todo el Ejército y más allá, que es el principio de una asonada militar por derrocar al Presidente. Se fortalece el sentido de esta columna sobre el desconocimiento que muchos tienen de los soldados y del Ejército y mucho menos conocen a Gaytán Ochoa, que a pesar de lo que se ha señalado, es un soldado leal, disciplinado y adherido al mando del general secretario. Dice un refrán popular militar: “ni en la muerte dejaré de ser soldado”. Quienes no conocen al soldado, no comprenden por qué la orden se debe cumplir, eso es lo único, ¡cumplir! Quienes no conocen al soldado, jamás comprenderán el porqué de la responsabilidad que implica para México y los mexicanos ser el alto mando del Ejército y la Fuerza Aérea, al igual que el de la Armada de México.

En esta responsabilidad, muchas veces, la obediencia puede entenderse como debilidad; sin embargo, no es así. La obediencia para el soldado, refleja lo que es su disciplina y su respeto por el superior, aun y a pesar de que pueda parecer que la orden no es la correcta. Nunca un soldado de tierra, mar o aire obedecerá una orden que esté fuera de la ley o, bien, que pueda entrañar un daño a los mexicanos.

El soldado desconocido tiene un monumento en casi todos los países y lo tiene porque representa a todos quienes integran el ejército de cada país. Los mexicanos conocen bien a sus soldados, han gozado de muchas formas, en muchos lugares y durante muchos años, de las acciones militares. Cuando ese soldado desconocido ha cometido abusos, se le castiga y se pone como ejemplo ese castigo para que otros no quieran imitarlo.

Insisto, quienes critican, señalan o, bien, quienes pretenden hacer análisis “sesudos” sobre los soldados —y más a partir de los hechos de Culiacán—, en la realidad no los conocen. Quien se hizo muy conocido esta semana fue el coronel Juan José Verde y, de esta revelación, el análisis se ha centrado en el riesgo que corre él y su familia, producto de la orden del Presidente al general secretario por revelar su nombre.

En la realidad, ni a él ni mucho menos a su familia va a pasarle absolutamente nada, ya que todo el Ejército los protege. Llama la atención que nadie analice que no cambió absolutamente nada en los hechos, ni en la narrativa sobre Culiacán, conocer su nombre; tampoco cambia lo que debe ser la respuesta del gobierno ante la amenaza criminal.

Lo que no se entendió es que no fue el jefe del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico quien participó físicamente en el operativo por capturar a Ovidio Guzmán. Quienes sí participaron, su identidad se mantendrá de manera permanente en el total anonimato. En pocas semanas, el Jefe Verde volverá a ser un soldado desconocido.   Tres de Diana Bienvenido José María. Ya eres un soldado valiente, ahora solo queda echarle ¡fibra! Vamos a salir adelante. 

ibarrolals@hotmail.com

@elibarrola

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