De manera muy discreta, sin hacer anuncios ni emitir comunicados oficiales, dieron inicio los trabajos de construcción de una escuela preparatoria en la que también se impartirá, de manera simultánea con la curricula del bachillerato, educación militar.
No estoy seguro de la conveniencia de dotar a nuestros jóvenes de las habilidades y conocimientos propios de la milicia, sobre todo en un tiempo en el que ese segmento de la población ha sido la cantera donde mayormente se reclutan los miembros de la delincuencia organizada, que tanto daño ha hecho en nuestra sociedad en las últimas dos décadas por lo menos.
Aunque conservo una buena dosis de respeto a las fuerzas armadas -como institución-, el pasado reciente me hace dudar de la conveniencia de profesionalizar a las nuevas generaciones de reynosenses, en las artes de la guerra.
Pero no quiero detenerme en este momento en un debate que sería bueno provocar y profundizar, para buscar un equilibrio entre nuestra realidad inmediata y las necesidades que como país tenemos de contar con militares profesionales.
Lo que quiero destacar en este escrito es la mala decisión que hicieron las autoridades a cargo del proyecto de creación de la escuela preparatoria militarizada de Reynosa, al seleccionar el predio donde habrá de edificarse el plantel.
La prepa militar de Reynosa se construye, a paso acelerado, en el predio donde antes funcionó una escuela primaria en la colonia Obrera, para referencia se ubica atrás del quemador de Petróleos Mexicanos.
Afirmo que el terreno no es el más conveniente porque su extensión no llega a la “manzana” o hectárea, es decir a los diez mil metros cuadrados, por lo que no contaran con el espacio suficiente para realizar las actividades de adiestramiento físico o para practicar deporte.
Adicionalmente tiene la desventaja de estar a escasos trescientos metros donde su ubica el CBTIS 7, por lo que se ofrece una opción educativa en un sector geográfico que ya está atendido. Por otro lado me parece pertinente contemplar el riesgo de generar fricciones y rivalidades entre los alumnos de estos dos planteles que estarán muy cercanos.
Considero que hay amplios sectores de la ciudad en donde no se ofrece opción alguna de estudios medios, por lo que sería mejor que ahí se construyera esa escuela. A manera de ejemplo les menciono el rumbo de la salida a San Fernando, al sur de la mancha urbana, en donde se registra un crecimiento acelerado y no hay “prepas” en el rumbo.
La experiencia nos habla de la poca voluntad que han tenido las autoridades, que en este caso serían las de Educación y las de Seguridad Publica, para hacer correcciones en las decisiones que toman. Espero que recapaciten, y si no hay los elementos suficientes para sostener su propuesta inicial respecto a la ubicación de la preparatoria militar, actúen con la prudencia y sabiduría necesaria para enmendar y buscar un mejor sitio para erigir esta institución educativa.
