Estado

UAT; NUEVO RECTOR, VIEJOS VICIOS, MISMOS PORROS

Los nombramientos en la UAT que no llegan.

Por Oscar Díaz Salazar

Genera suspicacias la demora del Rector de la Universidad Autonoma de Tamaulipas, José Andrés Suárez Fernández, en la designación de quienes serán los funcionarios que le ayudaran en la tarea de conducir los destinos del alma mater de los tamaulipecos.

Desde hace casi un año, el ex Director fundador de la Facultad de Agroindustrias, ahora Unidad Académica Multidisciplinaria Reynosa Rodhe, sabía que en el 2018 se colocaría como timonel de la nave universitaria, pues así se perfilaba dada su condición de candidato único a la rectoría, que contaba con el aval del elector único.

La elección del gabinete universitario se complicó, y se ha demorado, al trascender las «virtudes», cualidades y antecedentes de los individuos que han acompañado en el pasado al «Flaco Suarez» como le llaman al oriundo de Yucatán, que ha dedicado toda su vida laboral a la Autónoma de Tamaulipas.

Puede verse como virtud o como defecto, que el ahora rector siempre ha estado en la nómina de la UAT, una institución en la que ha tenido diversos cargos de primero y segundo nivel, y en la que fue dirigente fundador del sindicato de trabajadores académicos.

Como producto de manufactura cien por ciento universitaria, uatistica, Suarez Fernández, ha recibido influencias de una comunidad en la que por muchos años ocuparon los puestos de mando individuos que nada tenían que hacer en una institución educativa, sujetos que fueron la vergüenza de esa universidad y de toda la sociedad tamaulipeca.

Sin irme muchos años atrás en los recuerdos, y limitándome al pasado reciente, les diré que Abelardo Saldívar Fitzmaurice, actual Delegado de la CONAFOR, es uno de los personajes mas ligados al nuevo rector y en sus antecedentes es señalado de ser incondicional del exgobernador Eugenio Hernández, y que en alguna ocasión fue separado del cargo por acusaciones de malos manejos de recursos, al grado de tener que litigar una inhabilitación para ocupar cargos públicos.

Víctor Hugo Guerra, a quien se pretende ratificar en la Secretaría de Administración, o catapultarlo a la Secretaría General, para prepárale el camino a la rectoría en el siguiente periodo, es un individuo ajeno a los quehaceres universitarios, a las tareas académicas, al trabajo intelectual. Lo suyo son los bisnes. Viene de laborar en el IMSS, con ese dechado de virtudes que es el «Boby Hernández», reconocido por ser un trampa entre los trampas, por ser el más hábil y adelantado, para las transas, en la banda comandada por el Geño Hernández.

Guillermo Mendoza, Secretario de finanzas, espera también repetir en ese cargo que le permite manejar cientos de millones de pesos.

«Operación tlacuache» es la que aplican los geñistas – egidistas que le ayudaron a Enrique Carlos Etienne Pérez del Río a saquear a la UAT. En el rinconcito, sin exponerse a la crítica, sin darle cuentas a nadie. Así están los funcionarios de primer nivel que ya estaban en la UAT cuando el nieto del rector se paseaba por Europa, cuando descubrieron el avión de la universidad transportando miles de dólares sin declarar a las autoridades norteamericanas, cuando detuvieron a un individuo (en un estado vecino) conduciendo un vehículo con armas y dinero, que se ostentó como funcionario de una facultad universitaria.

La purga que tanto necesita la UAT… No se vé que la vaya a suministrar el rector Andrés Suarez… Esperemos que el proceso de depuración se haga realidad con la intervención de más arriba… Ahí donde no hay conflicto de lealtades, compromisos, ni pactos de bandidos con la Clicka de la UAT; ahí donde no hay afectos ni querencias con porros, que por muy lights y descafeinados que los quieran vender, no dejan de ser porros.

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