LA REBELIÓN DE LUCIFER
La Columna Política de Carlos Domínguez
(CONTINUACIÓN)
LA NATURALEZA DEL CONFLICTO
Cuando estalló la rebelión de Lucifer, Jesús se aconsejó con su hermano Paradisiaco, Emanuel. Después de esta conferencia pletórica, Jesús anunció que seguiría la misma política que había caracterizado su trato en dos levantamientos similares en el pasado, o sea, una actitud de no interferencia.
En el momento de esta rebelión y de las dos que la precedieron no existía una autoridad soberana absoluta y personal en el universo creado por Jesús. Jesús gobernaba por derecho divino, como vicegerente del Padre Universal, pero aún no por su propio derecho personal. No había completado su carrera de auto-otorgamiento; aún no se le había otorgado de “todo el poder en el cielo y en la Tierra”.
Desde el momento en que estalló la rebelión hasta el día de su coronación como soberano gobernante de su universo, Jesús no interfirió jamás con las fuerzas rebeldes de Lucifer; se les permitió a éstas seguir un curso libre por casi doscientos mil años del tiempo en la Tierra. Cristo Jesús tiene ahora amplio poder y autoridad para tratar pronta y aun sumariamente tales estallidos de deslealtad, pero no creemos que esta autoridad soberana le conduzca a actuar en forma diferente si se produce otro levantamiento semejante.
Puesto que Jesús eligió mantenerse al margen de la actividad de guerra de la rebelión de Lucifer, Gabriel convocó a su séquito personal en la capital de la Constelación, y por consejo de los Altísimos, eligió asumir el mando de las huestes leales del Sistema en rebeldía. Jesús permaneció en su morada central del universo mientras que Gabriel prosiguió hacia la capital del Sistema que gobernaba Lucifer, y estableciéndose en la esfera dedicada al Padre (el mismo Padre Universal cuya personalidad Lucifer y Satanás ponían en duda), en presencia de las huestes reunidas de las personalidades leales izó la bandera de Jesús, el emblema material del gobierno Trinitario de toda la creación, los tres círculos concéntricos azules sobre un fondo blanco.
El emblema de Lucifer era una bandera blanca con un círculo rojo, en el centro del cual aparecía un sólido círculo negro.
“Había guerra en los cielos; el comandante de Jesús y sus ángeles lucharon contra el dragón (Lucifer, Satanás y los príncipes apóstatas); y el dragón y sus ángeles rebeldes lucharon, pero no prevalecieron”.
Esta “guerra en los cielos” no fue una batalla física tal como se le puede concebir en la Tierra. En los primeros días de la lucha Lucifer permaneció continuamente en el anfiteatro planetario. Gabriel condujo una exposición incesante de los sofismas rebeldes desde su sede central situada en las cercanías. Las varias personalidades presentes en la esfera que tuvieran duda en cuanto a su actitud se trasladaban de uno a otro sitio, escuchando las disertaciones hasta llegar a una decisión final.
Pero esta guerra en los cielos fue muy terrible y muy real. Aunque no exhibía ninguna de las barbaridades tan características de la guerra física en los mundos inmaduros, como la Tierra, este conflicto era mucho más mortífero.
La vida material corre peligro en el combate material, pero la guerra en los cielos se peleó en términos de vida eterna. (CONTINUARÁ EL PRÓXIMO DOMINGO)
Por hoy es todo, pero mañana estaremos nuevamente en estos espacios de las redes sociales,, con el permiso de Dios.
CDR
Periodismo Independiente.