CARLOS CANTÚ VILLARREAL, PUESTO EN LA PICOTA JUDICIAL DE TAMAULIPAS, ES ABANDONADO POR SUS “AMIGOS”
Carlos Dominguez
El 2018 se presenta catastrófico para unas 25 familias de los más encumbrados protagonistas del trienio municipal 2013-2016 en Nuevo Laredo. Peculado, tráfico de influencia y asociación con el crimen organizado, son algunas acusaciones que penden sobre las cabezas de estos políticos y ramplones periodistas caídos en desgracia.
El asunto es del dominio público en la república mexicana. La relación de Carlos Cantú Villarreal con el crimen organizado no admite dudas. Y todos, sí, todos los que aprobaron concesiones y el gasto público durante los tres años del gobierno municipal anterior, serán llamados a cuenta en calidad de implicados.
Por lo pronto y previniendo cualquier aprehensión inmediata, el exalcalde neolaredense Carlos Cantú tramitó y obtuvo un amparo contra cualquier acción judicial en su contra, medida precautoria que al final de cuentas no le servirá de nada.
En similar situación a la del expresidente municipal de Nuevo Laredo se encuentran sus síndicos Jorge González Fisher y Antonio Hernández Santoyo, y el primer regidor Heriberto Cantú Deándar. Ambos esperan la acción judicial de la misma forma en que fue abordado por la justicia Carlos Cantú Villarreal.
En ninguno de los 32 estados de la federación se ignoran los hechos que involucran al gobierno municipal 2013-2016 con la delincuencia organizada. Nadie, de los miles que leyeron, vieron y escucharon en los medios informativos nacionales el nombre de Carlos Cantú ponderado como el mejor presidente municipal de república mexicana, ha pronunciado siquiera una palabra en su defensa.
De hecho, ni los miembros de su familia se atreven a esgrimir alguna especie de defensa a favor del hijo de la ex-leyenda.
Ahora ninguno de los que antes lisonjeaban diariamente a Carlos Cantú aceptan haber sido sus amigos. Ni los diputados locales Branda Cárdenas y Carlos de Anda, quienes le deben sus cargos en el Congreso de Tamaulipas, han formulado algún pronunciamiento que reivindique al expresidente municipal neolaredense.
Hasta Fredy Guarneros, su ex chofer y actual regidor municipal, ha preferido el silencio absoluto, en modesto pero franco repudio a su protector político y financiero.
Las regidoras panistas que hicieron de Carlos Cantú Villarreal su ejemplo a seguir en materia política, también enmudecieron a pocos días de haberlo nombrado públicamente “mi jefe político y de mística”.
Hasta ayer, nadie de los muchos que se beneficiaron económicamente en el trienio pasado han expresado defensa alguna a favor de su benefactor.
Ni siquiera Jorge Valdez Vargas y Jorge Pérez Santos, que se decían “hermanos” de Carlos Cantú y hasta lo saludaban públicamente de beso en ambas mejillas, le han reiterado su solidaridad en estos aciagos días que indudablemente empeorarán a partir de enero próximo.
Sin embargo, la actitud de los lambiscones en torno a Carlos Cantú no es nada nuevo en la historia política de México. Es un hecho normal que caído en desgracia el líder, todos le retiren su apoyo y hasta nieguen haber tenido amistad con él. Y esto es lo que está sucediendo en Nuevo Laredo respecto al expresidente municipal 2013-2016.
Ni su jefe de prensa, Marco Antonio Martínez García, responsable de pagar cientos de millones de pesos en publicidad mediática a lo largo y ancho de México, saca la cara como lo hacía cuando Carlos Cantú ejercía el poder con lujo de errónea supremacía.
Rafael Pedraza, el agente aduanal expresidente del PAN en los “tiempos de gloria” de Carlos Cantú, se ha quedado mudo; y en iguales circunstancias están los secretarios y subsecretarios, directores y subdirectores de su administración municipal, muchos de ellos agazapados actualmente en el gobierno de Nuevo Laredo.
El cierre de este denigrante espectáculo es en realidad triste, pues ciertamente Carlos Cantú Villarreal tuvo la oportunidad de llegar a metas políticas de máxima magnitud en México.
Pero la ambición y las malas compañías, como siempre ocurre, acabaron violentamente con las expectativas del junior que ahora asume solo, completamente solo, el resultado de sus pésimas y absurdas decisiones. ¿O no?
Por hoy es todo, pero mañana estaremos nuevamente en estos espacios de las redes sociales, Dios mediante.
CDR.
Periodismo Independiente.