La evaluaciòn del sexenio:Educacionalmente seguimos igual
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Recuento de la reforma
Mucho se ha escrito y escuchado la palabra “reforma” y me parece que su significado es un “…cambio planificado por utilidad y conveniencia en un sistema moderado, o, a veces, a una reversión a un estado original o anterior del mismo.”
Se entiende entonces que reforma quiere decir mejorar, o enmendar de lo que está equivocado, o es insatisfactorio, o está afectado por la corrupción y/o las malas prácticas, etc. Reforma=nueva forma.
Dice el diccionario que el uso de este término surgió a finales de 1700, y se cree que tuvo su origen en el movimiento «Asociación de Cristóbal Wyvill», identificado con una «Reforma Parlamentaria» como su objetivo primario.
En este sentido, aplico el término para referirme al movimiento administrativo que vive el magisterio mexicano a partir del sexenio presidencial de Enrique Peña Nieto (2012-2018), conocido como Reforma Educativa.
El recuento histórico dice que después del sexenio presidencial del Panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (2006-2012), la entonces líder oficial de los maestros, Elba Esther Gordillo Morales, sabía que se vislumbraba cambios en la política educativa que ponía en peligro no solo su control sindical, sino la estabilidad de los trabajadores de la educación.
Seguramente en lo oscurito la hábil chiapaneca intentó persuadir al presidente electo Enrique Peña Nieto de abandonar la idea de cambios en la forma de administrar la educación mexicana, pero el nuevo presidente nombró como titular de la Secretaría de Educación Pública a Emilio Chuayffet Chemor, su enemigo político desde la época de Carlos Madrazo Pintado en la presidencia del PRI (1999).
Con la toma de posesión del de Atlacomulco, Emilio Chuayffet Chemor, de la forma más enérgica aplicó mano dura contra todo lo que tuviera aroma a gis, pizarrón y escuela pública mexicana.
El gobierno de la república detuvo y encarceló a Gordillo Morales para evitar hacer público su rechazo a la Reforma que ya se anunciaba, pero que en realidad no tenía otra intención diferente que el estado recuperara el control, la rectoría de la educación pública en México. La suerte de Gordillo estaba echada.
Gobiernos PRIÍSTAS y PANISTAS desde Carlos Salinas de Gortari (1988-1994); Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000); Vicente Fox Quezada (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) permitieron las “sugerencias” de nombramientos en la cúpula de la SEP y en los estados, a la chiapaneca, originaria de Comitán.
La reforma educativa en México de Peña Nieto, hasta la fecha, no ha aportado novedades a los resultados de exámenes mundiales en educación básica ni media superior (bachillerato).
Es decir, pese a los millones de pesos invertidos en la educación mexicana, seguimos saliendo reprobados entre la población escolar mundial desde la primaria hasta la preparatoria.
Aunque el Sistema Educativo que tenemos, sea uno de los más grandes del mundo, como recientemente lo expresó el relevo de Emilio Chuayffet Chemor, el todavía presidenciable Aurelio Nuño Mayer, cuando compareció ante la Comisión de Educación del Senado de la República, seguimos mal.
Quizá un dato revelador es que Nuño Mayer destacó que en las aulas mexicanas hay 35 millones de estudiantes, dos millones de maestros y más de 260 mil planteles. Aunque, pese a la reforma educativa y las resistencias de la CNTE, seguimos sin avanzar.
El Modelo Educativo de Nuño Mayer anunciado para todo el país ha tenido la misma suerte que el Modelo Educativo anunciado para Tamaulipas, con resultados apuntados líneas arriba.
Una verdad inobjetable es que la Reforma Educativa promovida por Peña Nieto a través de Chuayffet Chemor y Nuño Mayer, se ha centrado en la recuperación de la rectoría del Estado en la educación.
El nuevo modelo de reforma, terminó con ciertas prácticas clientelares en la asignación de plazas, así como con el sistema de incremento salarial por preparación adicional de los maestros. También la SEP nombra libremente a sus empleados, sin imposición del SNTE.
La evaluación del sexenio: educacionalmente seguimos igual.