Estado

CAMBIAZO EDUCATIVO.

ANECDOTARIO.

POR JAVIER ROSALES ORTIZ.

 La fecha lo amerita y, cómo no, si se le cambió rápido el rostro a una secretaria del Gobierno de Tamaulipas que en el pasado fue duramente criticada por el galopante y fastidioso burocratismo que contamina, sí, ese que une, pero en contra, porque acaba con la paciencia hasta de él más centrado.

Y es que sonriente, amable y juguetón él se dejo querer por el numeroso personal que se acercó para abrazarlo porque festejó su cumpleaños en días pasados y para mostrarse, tal como es, como un funcionario abierto al diálogo para tomar al toro por los cuernos, ese feroz animal con el que a veces se confunde a la Secretaria de Educación,   

Unos cuantos meses le bastaron a Héctor Escobar Salazar para cambiarle el maquillaje a esa dependencia a su cargo, la que venía arrastrando infinidad de problemas como consecuencia de que en el pasado los funcionarios erróneamente se sentían merecedores de recibir un trato similar al de un sultán, sin tomar conciencia de que trabajar con los maestros no es sencillo, menos aun cuando la palabra respeto no es valorada en cada una de sus siete letras.

El secretario incluso se sonrojaba ante la proximidad de todos aquellos que lo miran con confianza y que han comprobado que trabaja con las puertas abiertas, como muchos lo añoraron durante varios sexenios.

Otro ejemplo, en la misma secretaría, lo es la maestra María Guillermina Rodríguez Moncada, encargada de la Dirección de Recursos Humanos, quién rompió con las barreras que impedían que se diera el roce que es normal entre una funcionaria de tal tamaño y los maestros que por docenas acuden a ella para encontrar solución a la problemática que los aqueja.

Ella ya no concede audiencias en su oficina porque el desgaste de los maestros es evidente, mejor alguien bien le aconsejo que cada 20 minutos se levante de su asiento, se interne por los pasillos que conducen a las ventanillas y es allí donde uno por uno atiende a los mentores que buscan establecer contacto.

María Guillermina regresa a su lugar, pero luego desde un ventanal vuelve a apreciar una larga fila de maestros que la buscan en el pasillo y avanza de nuevo para darle la cara a todos, quienes con carpeta bajo el brazo abandonan el lugar sonrientes, satisfechos, no sin antes gritarle “gracias maestra”.

Para que la atención que brinda sea más efectiva ella se auxilia con un grupo de eficientes y atentos colaboradores, quienes como hormigas recorren los pasillos y conducen a los maestros al lugar exacto donde arreglan su problema.

Ella saluda a todos de beso y de mano a sus trabajadores, quienes seguramente deseaban que esta forma de servir al prójimo se hiciera una realidad.

Pero eso no se encierra en los muros del edificio principal de la SET, alcanza también a otras áreas, como la de Comunicación Educativa, donde Martín Díaz Salazar, vocero de la secretaría, trabaja con las puertas abiertas y mantiene el contacto ideal y necesario con los periodistas.

Es, auxiliado también, por sus eficientes colaboradores, que le labran bien y poco a poco el rostro a una secretaría cuya imagen cayo por el suelo por la grilla vulgar y barata que fue muy clásica en el pasado.

Bueno es el cambio que ya se percibe en esa secretaria y ésta debe de tomar de la mano a otras más del actual gabinete, porque la modorra aburre, molesta y provoca la desconfianza de quienes ponen un pie en ellas por necesidad.

Bien por ese cambiazo educativo.

Porque los tamaulipecos merecemos.

Eso y, mucho más.

 

Correo electrónico: tecnico.lobo1@gmail.com

 

 

 

 

   

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