CON ORACIONES Y 500 MIL PESOS LIBERAN A SACERDOTE SECUESTRADO EN ALTAMIRA TAMAULIPAS
El padre Óscar López Navarro fue plagiado el martes 28 en Tampico; originalmente el rescate fue fijado por sus captores en 2 millones de pesos
El sacerdote Óscar López Navarro, quien fue secuestrado la noche del martes 28 en Tampico, Tamaulipas, fue liberado este jueves alrededor de las 10:00 horas, de acuerdo con el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame).
Por la liberación de López Navarro se pagó un monto de 500 mil pesos, aunque originalmente se habían pedido 2 millones de pesos, según el diario La Jornada.
El padre Servando Nieto —quien como López Navarro es miembro de la orden de los Misioneros de Cristo Mediador— aseguró al Siame que “mucho tuvo que ver la presión mediática (…) pero sobre todo las oraciones de los fieles católicos”.
El sacerdote Oscar López Navarro fue secuestrado el martes pasado a las 22:30 horas, frente a las instalaciones del seminario católico de Tampico, informó en conferencia de prensa el obispo José Luis Dibildox Martínez.
La Procuraduría General de Justicia tomó conocimiento del caso, aunque no fue presentada una denuncia.
El padre salió de la parroquia San José Obrero en la colonia Miramar en Altamira -municipio conurbado a Tampico-. Los secuestradores lo siguieron durante 15 kilómetros. En la puerta del seminario, ubicado en la colonia El Charro, lo capturaron.
“Ya habido alguna comunicación con los secuestradores. Están en plan de negociación. Los padres de esa comunidad han sido muy discretos. Normalmente los secuestradores les piden que no hablen, que no digan, que no denuncien. La gente tiene el temor por la vida de este sacerdote”, dijo el obispo Dibildox Martínez.
La Conferencia del Episcopado Mexicano lamentó el hecho.
“La CEM se solidariza con Mons. José Luis Dibildox, Obispo de Tampico y su comunidad, por el lamentable secuestro del P. Oscar López Navarro”, indicó en Twitter.
En Tamaulipas han sido documentados casos previos de violencia contra religiosos.
El 2 de julio de 2011, el presbítero Marco Antonio Durán, de 48 años, murió por “una bala perdida” a la altura del pecho.
Ese mismo año, la comunicadora católica del movimiento Scalabriniano de Nuevo Laredo, María Elizabeth Macías Castro, fue secuestrada, asesinada y mutilada. El Centro Católico Multimiedial (CCM) refiere que delincuentes del crimen organizado asesinaron a la periodista que, a través de las redes sociales, informó de situaciones de riesgo por violencia bajo el nombre de “La Nena de Laredo”.
El 3 de noviembre de 2013 por la noche, el padre Carlos Órnelas Puga fue secuestrado en la parroquia Los Cinco Señores del municipio de Jiménez. La familia del sacerdote denunció el hecho delictivo a la Procuraduría General de Justicia estatal. Tres años después no hay resultados de la investigación.
“Nosotros le pedimos a la gente su oración para que todo termine pacíficamente. Ojalá le puedan dar la libertad al sacerdote para que pueda seguir con sus responsabilidades. El anhelo se seguridad, de paz, de tranquilidad de toda la población es una exigencia de nuestra sociedad, sin embargo a pesar de que tenemos un nuevo gobierno no ha sido posible abatir la inseguridad”, expresó el obispo José Luis Dibildox.
Otros sacerdotes católicos han sufrido ataques recientemente en México.
El sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes –reportado como desaparecido el 3 de enero pasado– fue hallado muerto, según informó la Diócesis de Saltillo, en Coahuila.
A finales de 2016 tres sacerdotes fueron secuestrados en el estado de Veracruz, sobre el Golfo de México. Uno apareció con vida y los otros dos muertos a tiros.
Otro sacerdote fue asesinado en Michoacán en septiembre.
Nieto aseguró que López Navarro ya va camino a su casa sano y salvo; añadió que lo más importante ahora es que el padre se tranquilice para que continúe realizando su trabajo.
Un hecho similar ocurrió el 3 de noviembre de 2013. El padre Carlos Órnelas Puga fue secuestrado en la parroquia Los Cinco Señores del municipio de Jiménez, Tamaulipas. La familia del sacerdote denunció el hecho delictivo a la PGJ estatal, quien no dio con el paradero del hombre.