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La rectoría

Enrique-Etienne-Pérez-del-Rio

Maremágnum

Mario Vargas Suárez

Aunque el humo blanco de la gran chimenea de la universidad del Estado ya fue lanzado desde el lunes 30 de septiembre por los 25 directores de unidades, facultades y escuelas de la UAT en favor de Enrique Ettiene Pérez del Río, esta vez el tema de este espacio es diferente.
Es diferente porque me estoy permitiendo utilizar este título para la justificación que el gobierno federal en diciembre pasado envió sendas iniciativas de Ley al Congreso de la Unión y “recobrar la rectoría de la educación”, se dijo muy ampliamente en ése entonces.
Iniciativas de Ley que desde luego que han empezado a cobrar facturas muy caras al gobierno federal y mayormente a los habitantes de la populosa Cd. de México. No me equivoco porque desde diciembre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación inició -en una nueva etapa- su lucha en contra del gobierno.
Particularmente dos personajes utilizaron las palabras de impacto: “Recobrar la rectoría” Uno fue el presidente Enrique Peña Nieto y otro fue su Secretario de Educación Pública (SEP), Enrique Chauyffet Chemor, también mexiquense y también abogado.
Dice el Dr. Manuel Gil Antón, profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México que la presidencia de la república entregó “el poder” al SNTE y de ninguna manera la organización sindical la quitó a nadie, porque el poder político lo asume el Estado.
Sería interesante saber cuál fue el panorama que el equipo de ‘sabios’ asesores presidenciales encontraron en la SEP del tal forma que recomendaron la promoción de las iniciativas de ley, incluso a rango constitucional que han motivado un descontento entre los miembros de la CNTE y un nutrido grupo de profesores disciplinados del SNTE.
Maestros de profesión y vocación, aceptan que en otras épocas del sindicalismo mexicano, funcionarios del SNTE asumieron posturas –incluso en los estados- que no les correspondían, no solo desde el punto de vista político, sino desde el ángulo legal.
La misma Elba Esther Gordillo Morales y sus homólogos en las entidades federativas, entregaron nombramientos y órdenes de adscripción a profesores, directores, inspectores, jefes de sector y hasta de algunos funcionarios en la misma SEP. El poder se lo dieron los presidentes de turno, desde Carlos Salinas de Gortari en 1989 hasta Felipe Calderón Hinojosa en el 2012.
Pese a que la función de entrega de nombramientos corresponde estrictamente a la parte oficial (SEP) -aunque la propuesta y subrayo, la propuesta, proposición o sugerencia, haya llegado por la vía sindical-, el patrón es la secretaría.
Este solo ejemplo da idea de las implicaciones en las que se han visto envueltos muchos auxiliares y titulares sindicales en la venta, canje, herencia y todo lo que me diga sobre las plazas de maestros de todos los niveles y de empleados de apoyo a la docencia.
Lo que muchos no quieren entender es que el documento que las autoridades sindicales entregan a los maestros, no tiene nombre y logotipos sindicales. Incluso las firmas no son de funcionarios seccionales o del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, sino de la Secretaría de Educación Pública o la autoridad local “oficial” en la entidad.
Sin embargo el poder del SNTE fue tan grande, que la misma SEP permitió hasta el nombramiento funcionarios en su dependencia. El mejor ejemplo fue el propio yerno de Elba Esther, el Subsecretario de Educación Básica Fernando González Sánchez, en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
En las entidades sucedió exactamente lo mismo, al grado de que en un momento vimos algunos maestros como funcionarios sindicales y en otro,
pasaron a ser funcionarios de la Secretaria de Educación.
Por los pasillos de las secciones sindicales y en la sede del SNTE, infinidad de ocasiones se escuchó decir que el poder de “La Maestra” era tan grande que incluso los vehículos sindicales los donaban los gobiernos de los estados y el federal. Se supone fue el caso de las famosas Hummer.
Recobrar la rectoría de la educación, es en realidad una falacia, porque el acto educativo en realidad no estaba dañado, pese a que hubo voces que se levantaron para denunciar el linchamiento a los profesores, por la parcialidad en la evaluaron las pruebas PISA y ENLACE.
En este tenor, la prensa jugó un papel importantísimo cuando se difundieron los resultados y fueron comparados con estándares internacionales, simplemente nuestros profesores salieron reprobados.
La aplicación de PISA ha sido arbitraria, porque las preparatorias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) incluyendo las incorporadas, negaron su aplicación en labios del Rector José Narro Robles y nadie, ni la misma SEP objetó nada.
Los resultados nacionales publicados por la SEP también omitieron las escuelas vocacionales, dependientes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) que no son otra cosa más que las escuelas preparatorias del instituto.
Comentarios: mario.vargas@starmedia.com

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