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Se le viene el mundo encima a Ricardo Anaya

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Raúl Hernández Moreno

Se le vino el mundo encima a Ricardo Anaya, El Niño Tenebroso, pues una investigación del periódico El Universal lo presenta como un mentiroso, juicio muy light, frente a los señalamientos de pillo, sinvergüenza, traidor y  desleal,  que desde hace algunos meses le infringe el columnista Ricardo Anaya.

Y es que en su declaración 3 de 3, Ricardo Anaya sostiene que sus ingresos anuales son de 1,158,333 pesos y que su esposa  gana 1,503,964, lo que da  una suma de 2,666,297 pesos.

Ahora bien, resulta que la esposa e hijos del Niño Tenebroso viven en la ciudad de Atlanta, en un fraccionamiento exclusivo y en su investigación  El Universal calculó que sostener un estilo de vida así, representa un gasto de 4.5 millones de pesos. Es decir, los ingresos que  reporta Anaya no le alcanzan para pagar el ritmo de vida de su familia.

A esto hay que agregar los gastos personales de Ricardo Anaya quien entre semana vive en México.

A su vez, Ricardo Alemán, ha publicado que de 2014 a la fecha, Ricardo Anaya ha viajado 121 veces a Atlanta, para visitar a su familia, 71 de ellos en este añ  y que siempre lo hace en primera clase, donde un asiento anda en 62 mil pesos, por lo que en tres años ha gastado 12 millones de pesos en boletos de avión.

Ricardo Alemán le lanza el reto a Anaya para que lo demande en los tribunales si esta información  sobre sus viajes es falsa, lo que  traería como consecuencia que un  juez obligue a la empresa Delta Air Lines a revelar el número de viajes del Niño Tenebroso.

Lo más interesante de toda esta  historia es que la información  ha sido generada desde el Partido Acción Nacional, en donde Ricardo Anaya ha tenido el placer de unir a todos… en su contra.

Y es que a Ricardo Anaya los panistas lo quieren fuera de la dirigencia del PAN, para que en un plano de igualdad se enfrente a sus principales adversarios por la candidatura presidencial, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle.

Pensar que hace apenas unos cuantos meses, Anaya andaba en plan de bravucón,  retando a Andrés Manuel López Obrador. ¡Que bueno que este nunca acepto, si no lo hubiera  barrido y trapeado!
Anaya está obligado a dejar la dirigencia del PAN, antes de que los panistas se apresuren a echarlo.

De sus sueños de ser candidato presidencial, es mejor que los  guarde en una  caja en espera de  tiempos mejores, si es que se llegan a presentar. Y es que el hombre apesta y cada vez es menor el número de sus  partidarios. Además, sus enfrentamientos con la cúpula panista, incluido el ex presidente Felipe Calderón, le hacen  daño al PAN y benefician a los opositores.  Con Anaya,  y sus apetitos presidenciales, disminuyen las posibilidades de que el PAN regrese a Los Pinos en el 2018.

Pero además, no se vale que alguien que tiene a su familia viviendo en  otro país, por las razones que sean, desde mejor calidad de vida, mejor educación, acceso a la salud y un largo etcétera, pretenda ser el presidente de México. ¡Mejor que nos traigan a Trump!

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