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¡EL PRI, A 3 MESES DE SU DERROTA EN TAMAULIPAS!

Democratización sería útil al PRI

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Raúl Hernández Moreno

Es increíble que tres meses después de la estrepitosa derrota del PRI en Tamaulipas, la dirigencia estatal no haya renunciado, pero más increíble es que no se haya convocado al consejo político para que explique porque se perdió.

Rafael González se aferra a la dirigencia estatal, no quiere dejar de recibir el salario que cobra mensualmente, alrededor de 120 mil pesos.

En nada influyó la dignidad con que actúo Manlio Fabio Beltrones al renunciar inmediatamente después del 5 de junio. En Tamaulipas la cúpula priista no conoce de dignidad, solo saben de aferrarse al presupuesto, sin importar que se les tache de indignos, de ineptos y de otras lindezas. Insisten en creer y hacer creer, que la moral es un árbol de moras, como lo concibió el cacique potosino Gonzalo N. Santos.

La dirigencia priista estaba obligada a convocar al consejo político y que todos los consejeros opinaran sobre la estrategias que debe seguir el PRI a partir del 1 de octubre, cuando se conviertan en oposición. Van a seguir teniendo el gobierno federal, ¿Y eso qué? ¿Acaso piensan que el gobierno federal les permitirá que las delegaciones federales de Tamaulipas estén a cargo de priistas? Esto lo ha venido pregonado Enrique Ochoa Reza, pero es mera palabrería. Ni siquiera lo hizo Vicente Fox o Felipe Calderón y eso que el PAN tiene muchos menos militantes que el PRI.

Si eso fuera verdad, en Nuevo Laredo habría priistas al frente de la Aduana, de Migración, del CILA, de INDABIN, en Capufe, en la SCT, en el IMSS, en el ISSSTE, en la PGR, y en una larga lista de dependencias, pero no es así, nunca lo ha sido y es posible que nunca lo sea.

En los tiempos del PAN, se les otorgaron pocos espacios federales a los panistas: Arturo Sanmiguel y Juan Manuel Ramos en Migración; Ernesto Ferrara primero en la Secretaría de Economía y luego en la SCT; y los hijos de Hugo Galindo en el IMSS y en la SCT. Y párele de contar.

En Nuevo Laredo y en Tamaulipas, los priistas tendrán que aprender a caminar solos. No esperen mucha ayuda del centro y menos cuando el diputado federal Baltazar Hinojosa perdió con una enorme diferencia de votos, actúa como si hubiera ganado y quiere ser quien reparta y comparta los cargos federales.

En la nueva etapa opositora, son los priistas de a pie, la militancia, los que deben asumir un papel de vanguardia y exigir cambios reales. No es posible que un burócrata como Rafael González se aferre a la dirigencia y descalifique a quienes piden cambios, recomendándoles que mejor lean los estatutos.

El PRI fue vapuleado en las urnas. Mucha de esa responsabilidad le corresponde a González, pero ni siquiera convoca al consejo político para que todos juntos analicen el proceso electoral reciente y tomen medidas para corregir el rumbo. La democratización le sería de gran utilidad a los priistas. Ciertamente es un estado que no conocen, más que en teoría, pero conocerlo les sería de gran utilidad, porque obtendrían triunfos y derrotas propios, no decididos por quienes les imponen malos, malísimos, pésimos dirigentes y candidatos.

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