«Kiko» Elizondo se perfila como relevo de «El Truco»
El PAN sin problemas en la renovación de la dirigencia
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Raúl Hernández Moreno
A diferencia de lo que paso en enero del 2015, en el proceso de elección interna del PAN, en que César Verastegui Ostos tuvo que dar una feroz batalla para enfrentar, derrotar y aplastar en las urnas a Agustín Chapa Torres, ahora FRANCISCO “Kiko” Elizondo no tendrá dificultades para ganar y ser el próximo dirigente estatal de los azules.
Con todo y que las alcaldesas Leticia Salazar y Lazara Nelly han expresado su interés en participar en el proceso de selección interno del PAN, falta ver si realmente se registran. Hasta ahora sus dichos suenan más a un desesperado grito para que el gobernador electo Francisco García Cabeza de Vaca las llame y las tome en cuenta para lo que viene. Ambas le dieron contras antes y durante el proceso electoral. Lo saben ellas, lo sabe Cabeza de Vaca, pero aún así, se siguen considerando un activo importante para el panismo de Tamaulipas y quieren seguir vigentes.
En el caso de que finalmente se registren, las van a aplastar. No tienen ninguna posibilidad de ganar. Para ellas la situación está más difícil de como estuvo con Agustín Chapa, apoyado preciosamente por ambas damas.
Si en enero del 2015, Cabeza de Vaca no tuvo problemas para sacar adelante a César Verastegui, menos los tendrá en el 2016. Solo un ingenuo puede pensar eso.
Con todo y que al PAN le gusta presumir de su democracia, la realidad es que como todo partido, desde arriba se impone una línea que acata la mayoría y es la que prevalece. En el 2015, Cabeza de Vaca le apostó a ganar la dirigencia estatal del PAN para uno de los suyos, porque lo necesitaba como parte del proyecto para ganar primero la candidatura y luego a la gubernatura. Ahora Cabeza de Vaca necesita que al frente del PAN siga uno de los suyos para tener al partido de aliado y que en el 2018 no tenga problemas para poner candidatos a las dos senadurías, en las nueve diputaciones federales y en la mayor parte de los 43 municipios y 22 distritos locales. Va a usar su fuerza y su influencia para lograrlo y pocos se van a atrever a darle contras.
Leticia Salazar haría bien en serenar sus impulsos políticos, no sea que con ella se repita la historia por la que atraviesa la ex alcaldesa de Monterrey, Margarita Arrellanes, en el trienio 2012-2015, a quien en su momento el PAN presentó como uno de sus principales activos en el país, y aspiró a ser candidata a gobernador por Nuevo León. Iba muy bien en su proyecto hasta que fue bloqueada por el mismo Gustavo Madero, por haberse acercado a Margarita Zavala. Ahora Arellanes está sujeta a un proceso penal acusada de desvío de recursos por 17.8 millones de pesos.
A Margarita la acusa el Municipio priista de Monterrey y hasta ahora el PAN la ha dejado sola a su suerte, porque terminó apestada, por haber entregado la plaza al PRI. Todo lo que presumía de ser unan política sin igual, la ciudadanía no lo creyó y no le dio su voto de confianza en las urnas.
El PAN daría muestras de fortaleza y unidad, teniendo un solo candidato a la dirigencia estatal. Demostraría que hay armonía y que están deseosos de gobernar, no de pelear entre sí.