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Hijas del campo, mujeres de alma grande…

VIDA DIARIA
Por: Rosa Elena Gonzalez

Hoy es 15 de octubre, Día Internacional de la Mujer rural, seguramente se tendrán eventos para festejar la fecha, los encargados de los sectores campesinos hablaran de lo grande que son las mujeres del campo, pero, ¿Cuánto realmente se está haciendo por ellas?

¿Qué se está haciendo para que esa bella flor del campo no muera, para que las mujeres de alma grande, pasión por la tierra e infinita bondad tengan cosechas de oportunidades?

No basta con que cada año se festeje esa fecha, se requiere que en cada conmemoración se dé cuenta del progreso que han tenido sus comunidades, de los apoyos que tienen para hacerles la vida menos pesada, porque la verdad es que la mayoría de las mujeres rurales ni siquiera saben que hoy es su día, menos que hay festejo para ellas, y aunque lo supieran no tienen la oportunidad de disfrutarlos o no fueron invitadas, por lo general quienes acuden a los eventos son las que ya radican en las ciudades.

Mientras las verdaderas mujeres rurales día a día luchan en su comunidad, la jornada comienza con la alborada y termina al caer el sol, saben más de responsabilidad que de festejos, de cómo labrar la tierra que de diversión, pero al ver florecer su siembra lo disfrutan con gran pasión.

Ellas, las mujeres del campo, aman la tierra que les da de comer, en ella tienen sus raíces, sus sueños y esperanzas por eso les duele verla árida y vacía, mayor es su sufrimiento cuando no la pueden hacer producir y sus maridos e hijos tienen que abandonarla para buscar otros horizontes.

Nuestras campesinas son ejemplo de vida, fortaleza, amor, bondad y valores, capaces de soportar los candentes rayos del sol y hasta de aguantar el hambre esperando ver producir la tierra, no se quejan pero en sus rostros reflejan el dolor y tristeza al ver que las parcelas ya no dan para comer, pero aun así la quieren y la respetan porque en la tierra ven sus raíces.

Con la piel curtida por las inclemencias del tiempo van por la vida, saben disfrutar del roció en la hierba, del olor de los azares, sienten la comunión de sus pies con la tierra del surco, se alegran por una buena cosecha y jamás maldicen un mal temporal.

Saben más de necesidades que de lujos, igualmente saben más de bondades y entrega que de oscuros intereses, para ellas el comer una gallina es día de fiesta porque aprendieron a disfrutar de las cosas sencillas de la vida, de las pequeñas cosas que dan felicidad.

Así son las verdaderas mujeres campesinas, sembradoras de amor por su tierra, su familia y su patria, ellas muestran con orgullo las huellas del trabajo en su piel, no les asustan las arrugas que la vida y los años de lucha van dejando en sus rostros, tampoco les espanta el dolor físico pero si el dolor de sus hijos, ese les pega en el alma y le causa tristeza, más cuando ven su tierra pedir agritos apoyo para seguirles dando de comer.

Por eso es que el empoderamiento de las mujeres rurales es crucial para terminar con el hambre y la pobreza, lo triste es que aún siguen sufriendo la desigualdad.

El negarles las oportunidades es tanto como negar el crecimiento de nuestro país en condiciones igualitarias, con sociedades fuertes y un futro mejor y sin embargo eso sucede.

Es Día Internacional de la Mujer Rural y aunque en las ciudades de todo el mundo se recuerda y festeja que hay mujeres hijas del sol y del surco, capaces de contribuir en las economías y levantar imperios sin dejar de sembrar amor para cosechar familias fuertes, allá en el medio rural pocas son las que saben que se conmemora el 15 de octubre.

En las ciudades de todo el mundo se realizan eventos para festejar el Día de la Mujer Rural, las que acuden a los jolgorios y reciben reconocimientos son las que andan en la política, las verdaderas hijas del sol y el surco ni siquiera saben que se conmemora el 15 de Octubre, para ellas es un día normal, donde tienen que ir a la parcela, llevar el lonche al marido al potrero, atender los cultivos sin descuidar las labores del hogar, no les queda tiempo para festejar.

Va pues, para todas las mujeres campesinas que viven en las comunidades rurales de esta hermosa nación, nuestro reconocimiento y felicitación, no por el día Internacional de la Mujer Rural porque para la mayoría de ellas todos los días son iguales, es por conservar la esencia de un país con gente buena, noble, trabajadora que aun en el sufrimiento no pierde la fe y agradece a DIOS por la vida y la generosa tierra.

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