Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Se puede decir que son incontables los problemas de las líneas fronterizas entre países. Son raras las naciones que no tienen conflictos, porque los motivos nunca faltan.
México y Estados Unidos son dos naciones que de diferentes formas han solucionado las situaciones problemáticas que les han aquejado a lo largo de su historia.
Los mexicanos de este tiempo nos pudiéramos quejar de muchas cosas, pero uno de los embates últimos es del precandidato Republicano a la presidencia de Gringolandia, Donald Trump.
Las veladoras se encienden en ambos lados de la frontera porque este empresario gringo no llegue como habitante a la Casa Blanca –a la de EU- porque los problemas para los mexicanos, seguro se multiplicarán.
El conflicto de las fronteras es tan fuerte, que el auxilio internacional ha sido solicitado por el Papa Francisco a varias naciones.
En la frontera noreste de Colombia, los conflictos se están agudizando con Venezuela, por las acciones asumidas por el señor Nicolás Maduro, presidente de aquél país, al ordenar ampliar el cierre de la frontera.
Más de dos mil 200 kilómetros de frontera tienen Colombia y Venezuela y en varias zonas de esta línea se propicia el contrabando de combustible, sobre todo por el subsidio venezolano, e inicialmente por ahí empieza -o se justifica- el conflicto.
En un comunicado de la Agencia France-Presse se informó que el ‘hijo de Chávez’, Nicolás Maduro, ordenó la noche del lunes pasado, el cierre de un nuevo paso de la frontera con Colombia y el despliegue de 3 mil militares más.
Pese al despliegue de las fuerzas militares, Nicolás Maduro, rodeado de su gabinete, exhortó al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para dialogar sobre la situación fronteriza.
Sin embargo, el presidente Maduro, mostró simultáneamente sus dos caras cuando expresó, por un lado, su voluntad para «estrechar la mano» de su homólogo colombiano; pero casi al mismo tiempo, anunció que ya había dado la orden para elevar el número de militares venezolanos en la frontera.
Los observadores internacionales calculan que en la zona había ya 5 mil militares en zonas de seguridad desde mediados de agosto, cuando se inició el cierre unilateral de la frontera por orden de Maduro.
Hasta la fecha, Colombia reporta más de 14 mil connacionales que han huido de Venezuela, entre los cuales se deben anotar los más de mil 400 que fueron expulsados de Caracas, por instrucciones presidenciales.
La Casona -residencia oficial en Caracas-, justificó el primer cierre de la frontera con Colombia por un supuesto ataque a militares venezolanos durante una operación anti contrabando, que Nicolás Maduro atribuyó a «paramilitares colombianos».
El conflicto de la frontera Colombia-venezolana ha subido de tono cuando ambos cuerpos diplomáticos llaman a sus embajadores y cada uno escuchó acusaciones sobre violaciones de derechos humanos.
El problema de la frontera se agudiza cuando muchos colombianos son expulsados de tierras venezolanas y se dio el éxodo de gente humilde que laboraba en tierras de Nicolás Maduro.
Solo falta ver si los países mediadores del conflicto, como Uruguay, Ecuador, Brasil y Argentina, tienen la capacidad para resolver las diferencias entre Colombia y Venezuela.
Sin embargo, el mandatario venezolano no solo ha dejado entrever, sino que insiste en que los Estados Unidos están interesados en asesinarlo y desde Bogotá se está fraguando, con la autorización del presidente Juan Manuel Santos, su muerte.
Algunos observadores desde el interior de Venezuela, afirman que el conflicto de la frontera lo ha armado el propio Maduro, por la creciente crisis económica que ha ensanchado el margen de impopularidad, reflejada en encuestas.
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