Guerra sucia o mentiras políticas
VIDA DIARIA
Por: Rosa Elena Gonzalez
En tiempos electorales se escucha frecuentemente que hay “guerra sucia” haciendo alusión a las tretas que utilizan propios y extraños para desprestigiarse en el afán de ganar una elección.
No se entiende el por qué el termino de guerra sucia, pero demasiado comprensible es que solo se utilice entre los políticos porque en ese terreno (bueno, ni en ningún otro) nunca se ha sabido que existan guerras limpias, todas son desastres, destrucción, muerte, van dejando a su paso el tiradero de honras, sentimientos, cuerpos, ilusiones, esperanzas.
¿Cómo seria la guerra limpia?, no existe, a menos que unos vayan lavando a su paso la sangre derramada, recogiendo el tiradero, limpiando conciencias para que los orquestadores de las mismas al final se presenten inmaculados, ¿o cómo?, la verdad es que políticas o no, no existen guerras blancas o limpias, absolutamente todas son sucias y destructivas porque así como se quejan los políticos de todos los colores por esas practicas, también el pueblo puede acusarlos de lo mismo, de su sucio actuar en contra del más necesitado y de los recursos del pueblo.
Todos los políticos en su afán de ganar elecciones, y de paso el poder y la gloria, hacen de todo, comienzan tirando la piedra y escondiendo la mano esperando que al caer la roca tenga tal resonancia que pueda ayudarles a conseguir sus objetivos, además de matar o descalabrar políticamente a su adversario.
Lo peor es que entre todos los políticos, de todos los colores, no hay uno que este libre de culpa, no existe quien pueda tirar la piedra y dejar la mano en alto sin tratar de esconder sus culpas.
En procesos electorales ningún político está libre de culpa, todos tienen sus asegunes, lo grave es que en la llamada guerra sucia salpican a gente ajena al proceso, quedan tiradas honras y muchas veces hasta familias desintegradas.
Mucho contribuyen a las llamadas guerras sucias las redes sociales, algunos medios de comunicación y casas encuestadoras, en tiempos electorales muchas cosas huelen a invento tratando de hacer negocio, levantar el rating o confundir al electorado.
Con la llamada guerra sucia donde, a decir verdad predominan las mentiras políticas, no se contribuye en nada al fortalecimiento de la democracia, al final de cuentas quien termina sufriendo el daño colateral es el pueblo y algunas veces hasta los familiares de algunos políticos, quedan tiradas esperanzas y se destrozan ilusiones.
La situación es que no hay procesos electorales donde no se le apueste a la dichosa guerra sucia, y donde propios y extraños se quejan de ella, unos políticos actúan como si no la conocieran, o no la practicaran cuando en realidad son quienes las han perfeccionado, bueno, hasta pareciera que el verdadero problema o coraje es que no patentaron sus artimañas y otros las estén utilizando exactamente igual y lo peor obtengan mejores resultados.
Pero bueno, así es el juego político y todos aquellos que entren en él tienen que estar conscientes de las consecuencias, de que serán expuestos, pero tampoco es para que se preocupen tanto, al contrario, la mayoría de los políticos encontraran familiares que traían perdidos o desconocían y de pasadita les ayudaran para que no olviden al ser que les dio la vida porque continuamente se las recordaran, bueno, incluso si no estaban enterados de a que se dedicaba su abuelita en sus tiempos mozos se los enteraran.
Lo que no se vale es que con la dichosa guerra sucia en el pueblo sea el afectado, además de contrariado le sigan matando la credibilidad en la democracia.
Bien dicen que la política y los procesos electorales son un enorme barril de estiércol y aquel que no se quiera ensuciar mejor que ni se acerque, por lo tanto todos los que los candidatos de todo el país preparados deben de estar porque la guerra sucia amenaza con arreciar.
Los ciudadanos al margen deben de estar, pero igual también debemos de estar listos, analizar bien el contexto y trasfondo de las cosas y el 7 de junio salir a votar.
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