Historias de la «Sub Comandanta Paloma»
Ocurrió en la Puebla de Bartlett.
Mercedes del Carmen Guillén Vicente y su esposo el hoy finado José María Morfín Patraca literalmente se escondieron ante el asedio de los reporteros de El Universal Puebla que nos fuimos a vivir a las afueras de su casa en la 5 sur.
¿El motivo?
La revelación que hizo el gobierno de Ernesto Zedillo de la personalidad del Subcomandante Marcos.
Apenas surgió su nombre —Rafael Sebastián Guillén Vicente— y de inmediato lo relacionamos con la esposa de don Chema.
“Le dicen Paloma», nos confió una fuente muy certera.
Desde una de las ventanas con barrotes se asomaba ella: discretamente, huidiza, ajena a los reflectores.
A partir de entonces la llamamos la Subcomandanta Paloma.
Lejos de la vertiente tomada por Marcos, la «sup» prefirió servirle al hombre al que se le cayó el Sistema en 1988.
Y junto con don Chema manejó a su antojo los órganos electorales poblanos.
A grito abierto, y con la punta de la zapatilla, trató a los domesticados consejeros.
Y cuando se fue de Puebla para ser notaría en su natal Tampico, dejó sus raíces bien puestas para regresar a la menor oportunidad.
Hoy que Marcos está de regreso y ella deja una subsecretaría muy menor en Gobernación para buscar la diputación por Tampico, los nombres de ambos vuelven a estar de moda en los lavaderos políticos.
Y es que Marcos, con especial beligerancia, se le fue encima al jefe de Paloma: Enrique Peña Nieto.
¿Cómo olvidar la referencia que el «sup» hizo de la «sup» al inicio de la administración Peña?
La revista Proceso, a través de la pluma de José Gil Olmos, lo platicó así:
«En un comunicado donde describe el perfil represivo de Enrique Peña Nieto y algunos de sus principales colaboradores, el vocero y líder del EZLN, se refiere a Paloma Guillén Vicente sin mencionarla por su nombre.
«‘Ups, estoy viendo ahora que uno de los hermanos de la subsecretaria de Migración, Población y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, a cargo del señor Osorio Chong, no tiene una sino varias averiguaciones previas -varias de ellas con el sello de “cancelada por deceso del indiciado”, luego otro sello de “siempre no está muerto”, y luego otro de “pues resulta que sí está bien morido”, y así… mmh… 18 veces”.»Según Marcos, en el expediente se lee el último sello de “tras que ahí anda el condenado” que es del 21 de diciembre del 2012, y una nota escrita a mano que dice “pendiente activación, esperar indicaciones de CSG.”
“¿Qué querrán decir esas iniciales? También le cambiaron el nombre a la PGR? En fin, avísenle al tampiqueño ¿no?)”, ironizó el subcomandante Marcos.»Guillén Vicente es el cuarto de ocho hermanos que conformaban una familia dueña de mueblerías en Tampico, Tamaulipas, cuyos padres eran de origen español».
¿Qué dirá doña Paloma del regreso de su hermano: mentará madres como acostumbra o se sonrojará nomás tantito?