Bullyin o descuido docente
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Hace poco más de un mes leí una nota en internet titulada «Bullying en la cuna» y se refería a las agresiones sufridas por los pequeños de las guarderías infantiles y Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) del municipio de Cd. Madero, al sur de la entidad tamaulipeca.
De entrada me llamó la atención el título, porque a pesar de haber leído todo el artículo no logré entender cómo los niños de cuna pudieran agredir a un compañerito.
Me faltó capacidad -hasta imaginativa- para entender que un niño o niña, de uno, dos o tres y hasta de cuatro o cinco años de edad, «agarre de bajada» a un compañerito de tal forma que se pudiera catalogar el hecho como lo que se ha conceptualizado como bullying o acoso escolar.
La nota periodística me hizo recordar y verifiqué que el acoso escolar es también conocido como ‘hostigamiento’, ‘matonaje’ o ‘matoneo’ de la escuela o en inglés ‘bullying’ que se traduce en «cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado en el aula o escuela».
Dice el Psicopedagogo Jorge R. Merchant que «…el tipo de violencia dominante es el emocional y se vive principalmente en el aula y patio de los centros escolares.»
También se rescata que los protagonistas del acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia, siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
Partiendo de lo anterior, no encuentro fundamento para hablar del «Bullying en la Cuna» y por ello puedo pensar que cuando sucede en edades muy tempranas, como la preprimaria, no puede ser otra cosa, que descuido del personal docente que está al cuidado de los escolares. También los directores tienen su responsabilidad en estas irregularidades.
Entiendo que el niño por naturaleza es inquieto, no sabe medir su fuerza y generalmente los niños hasta de 14 meses están en proceso de maduración de su sistema de control motor, es decir, de sus movimientos, que a esta edad son torpes.
Sirve este espacio para hacer un llamado a las autoridades de la Secretaría de Educación de Tamaulipas, por la denuncia que el matrimonio Salazar Vargas hace, no por el ‘Bullying de Cuna’
La queja del joven matrimonio es por la agresión de una niña de la misma edad que su hija, que no demuestra otra cosa más que la falta de cuidado de las maestras y auxiliares de la sección Lactantes 3 del CENDI «Ana María Balandrano» de Cd. Victoria.
Primogénita de este joven matrimonio y alumna de esa institución, refieren los padres de familia que la pequeña Rebeca, el día lunes 24 de este mes fue rasguñada -varias veces- y mordida en el rostro por otra niña.
El problema es que este incidente no es el primero que le sucede a Rebeca, apenas el 22 de octubre, la infante presentó una mordida en el labio superior al grado que fue a parar al Hospital Infantil de Victoria.
En ésa ocasión los afligidos padres de familia interpusieron la denuncia ante la dirección escolar, quien regresó el problema al aula y las maestras optaron por realizar una junta de padres de familia para pedir tuvieran cuidado con la conducta de sus hijos, aunque los hechos sucedieron en el aula y en horas de CENDI.
El que escribe está convencido de que no hay otra responsabilidad primera que no sea la de la maestra titular y sus auxiliares, aunque también de la dirección del CENDI No. 9 «Ana María Balandrano» ubicado en la colonia Magisterial.
La directora del plantel recibió el primer reporte de los padres de Rebeca desde el 5 de septiembre pasado, cuando fue mordida en la mejilla derecha y en esta primera ocasión la protesta fue acallada por la directora cuando les dijo «son padres primerizos… los niños están aprendiendo… no sean aprensivos…», según reveló la madre de la pequeña.
Es claro que la primera agresora es la pequeña, aunque son corresponsables las maestras de la sección y la dirección del plantel porque solo se han contentado con dejar pasar los tristes acontecimientos, al grado de que son cinco agresiones las que esta pequeña ha sufrido en su aula del CENDI «Ana María Balandrano»
«De ninguna manera queremos que nuestra pequeña, a sus once meses de edad, se forme una imagen equivocada de la escuela. Esto es un descuido más de las maestras del CENDI y como en la política, si no pueden con su trabajo, que renuncien», dijo la afligida madre de Rebeca.
Comentarios: mario.vargas@starmedia.com