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20 años…

VIDA DIARIA
Por: Rosa Elena Gonzalez

Sin conocerte te amaba porque te esperaba con mucha ilusión, con tanta, que en el día llegue a soñarte despierta y en las noches desvelarme para esperarte hasta que, un día como hoy pero de hace 20 años llegaste y desde entonces no hago otra cosa que amarte porque eres mi segundo gran amor, el soplo solido de vida de mis entrañas, la estrella de mis oscuras noches, mi alegría.

A pasado el tiempo y sin embargo parece que fue ayer el día que tus ojos se cruzaron con los míos para sellar ese lazo Indestructible que existe entre tú y yo.

Recuerdo como si fuera hoy que al verte sentí que un halo espiritual nos invadía, la emoción me hacía estremecerme porque en ese momento supe que una segunda ilusión llegaba a mi vida y a la misma estaba dispuesta a entregarme en cuerpo y alma porque sé que DIOS una nueva bendición me confiaba.

Eres mi segundo gran amor, el que estoy dispuesta a defender con uñas y dientes, de todo y contra todo, como una madre defiende a sus hijos o como fiera defiende a sus crías si fuera necesario.

Hoy quiero decirte que desde que llegaste a mi vida cerraste el circulo de inmensa felicidad, eres una nueva luz a mi existencia y solo me basta una caricia tuya para sentirme en el paraíso, tu sonrisa cristalina abre mis horizontes, tus palabras amorosas me acarician el alma y no puedo más que amarte.

Has crecido, te veo dueño de ti mismo, con sueños e ilusiones, sé que pronto volaras lejos de mí, temo a ese momento, no porque te vayas o porque no sea yo la que te de sosiego, vea tus enojos, seque tus lágrimas y se mire en tus ojos, sino porque me aterra pensar que te enfrentaras a un mundo hostil y cada vez más lleno de maldad y yo no pueda estar cerca de ti para defenderte.

Igual sé que pronto irás tras tus sueños porque es la ley de la vida, saldrás cual caballero a defender batallas, de mi parte, desde pequeño he tratado de darte armas para defenderte, confió en ti hijo mío, sé que sabrás distinguir la línea que existe entre el bien y el mal, que las personas valen por su esencia no por sus ropajes, que todas las flores tienen aroma pero la sutil fragancia que te de tranquilidad es la que te inspire para seguir adelante por el sendero del bien, porque en esta vida puede haber mariposas que deslumbran con su colorido y vuelo pero se les debe dejar en libertad y quedarte con lo bello que te dé estabilidad.

Sé hijo que tendrás la sapiencia para superar adversidades, quizá tengas tropiezos o tal vez caídas pero de ellas aprenderás y te levantaras con la figura erguida, la cabeza en alto y paso seguro seguirás adelante, vayas a donde vayas contigo estarán siempre las oraciones de una madre, la bendición de un padre, el amor y la mano amiga de un hermano, tu familia siempre estará para darte fortaleza.

Aunque he vivido cada etapa de tu vida aun no entiendo como paso el tiempo tan rápido, en qué momento mi niño se hizo, grande, cómo es que hoy cumple 20 años y ya es un hombre.

Pero, grande o pequeño, eres mi segundo gran amor y bien sabes que es solo por tiempo de aparición porque en mi espacio, en mi vida y en mi alma, los dos, tu hermano y tu son lo primero, lo más importante, los dos son mis grandes amores, la luz de mis ojos, mi orgullo, la fuerza que me impulsa.

A verlos sonreír, escuchar sus pláticas, quisiera que el tiempo se detuviera, guardarlos en una cúpula para que nada les dañe pero es imposible, tienen que explorar el mundo solos, buscar sus espacios, vivirán sus propias preocupaciones y sabrán de responsabilidades, cerca o lejos, día a día pediré al Creador que les proteja, en silencio lloraré sus tristezas y con alegría disfrutaré sus triunfos.

De niño me preguntaste, que me gustaría que fueras cuando grande, te repito la respuesta, no importa la profesión u oficio que elijas lo que importa es que seas feliz y la felicidad se da cuando hacemos las cosas con amor, pasión, responsabilidad, pero sobre todo, con humanismo, sin dañar a nadie, un buen ser humano será siempre el mejor profesionista en la vida.

Espero que nunca dejes de sonreír, que siempre seas feliz, como no hay manera de detener el tiempo hoy solo sé, hijo, que soy la mujer más feliz del mundo al recordar que un día como hoy llegaste, que quiero agradecerte 20 años de inmensa felicidad, que quiero que DIOS te bendiga y te conduzca por el sendero del bien.

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