La cuenta y un gendarme…
VIDA DIARIA
Por: Rosa Elena Gonzalez
La cuenta y un gendarme era una frase que muchas abuelas mencionaban con frecuencia ya hace algunos ayeres en establecimientos comerciales o en algún restaurante, lo decían en son de broma, como acto de confianza con la gente y el respeto que se les tenía a los guardianes del orden.
Los dueños o encargados de los establecimientos sin preocupación, con una sonrisa contestaban, no se apure , pero igual sabían que los deudores no se darían a la fuga sin pagar, y eso era porque la mayoría de las personas además de conocerse se conducían con honestidad, respeto, y la palabra gendarme era sinónimo de tranquilidad.
Claro que le estamos hablando de ya hace más de 40 años, cuando reinaba la armonía entre las personas de bien, que la tranquilidad se respiraba como el aire fresco y puro, que la amabilidad y la solidaridad era una virtud común, y el gendarme era merecedor de respeto y confianza.
Era cuando las abuelas se sentaban por las tardes después de sus actividades en el jardín o sacaban los sillones la banqueta para platicar con las vecinas, mientras la gente que pasaba saludaba amablemente en tanto que las niñas y niños sin malicia jugaban a las escondidillas o futbol a media calle sin temor alguno.
Seguramente la gente mayor de 40 años recordara que era tanta la tranquilidad que se podía dormir con las puertas abiertas, que el escuchar el silbato del gendarme por las noches era señal de que todo estaba en paz, que velaba por la seguridad de los vecinos.
La frase de “la cuenta y un gendarme” era por la confianza que la gente tenía en el policía del barrio, en el hombre recio pero amable vestido de azul marino que saludaba a los vecinos, mismos que en ocasiones hasta le invitaban al guardián del orden un café de hoya con una concha de la panadería de la esquina.
Pero los tiempos cambian, las ciudades crecen, la gente se vuelve fría, desaparecieron los gendarmes, los policías acabaron con la confianza que se les tenia, el pueblo en lugar de respeto les teme.
Como corruptos, es como la gente califica a los policías, lo peor del caso es por culpa de unos la llevan todos, o cosa peor, muchas veces ellos solo reciben órdenes, porque la verdad es que si existen oficiales que realizan su deber con honestidad, claro, son contados, pero los hay.
Por eso urge que se recobre la confianza en los cuerpos policiacos, que estos se desempeñen con honestidad, que cumplan su deber sin abusos para que la gente vuelva a creer en su honorabilidad y nuevamente se ganen el respeto.
Dirá usted que es difícil, y quizá sí, porque todo procesos de cambio no es fácil, menos después te tanta maldad, pero cuando las autoridades se aplican, se logra, el pueblo al ver las acciones favorables para recuperar la tranquilidad recobra la confianza y los policías el respeto.
¿Por que le comento esto?, pues porque RABINDRANATH JUAREZ MAYORQUIN, Delegado de la SEGOB en el Estado dice que es un hecho que la gendarmería nacional aterrice en Tamaulipas en la primera etapa de su ceración, que los nuevos gendarmes recorrerán zonas rurales y urbanas con la intención de que se recupere totalmente la tranquilidad en nuestra entidad, eso es bueno, es lo que la ciudadanía espera, claro que el proceso es largo pero si desde el inicio se ve que hacen las cosas bien la gente tendrá confianza en que sucederá.
Ojala estos gendarmes se parezcan aunque sea un poco a los de antaño, es importante también que se ganen el respeto y confianza de la gente, porque no hay manera de tener sociedades afables si hay desconfianza, si todos desconfiamos de todo y se le teme a los policías.
Porsupuesto que no se espera vivir como hace 40 años, el crecimiento de las ciudades y avances tecnológicos lo impiden, pero con todo y los nuevos tiempos es importante que el pueblo tenga confianza en los cuerpos policiacos, que aquella frase de, “La cuenta y un gendarme” se vuelva a escuchar con toda tranquilidad.
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