Estado

Egidio Torre; Gobierno sordo, pueblo indignado, apehido enlodado

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La obtusa conducta de Egidio Torre Cantu y sus co­rifeos en ignorar a la so­ciedad, amenazar a sus adversarios y pactar con personalidades oscuras ha llegado a un punto de quiebre.

Los acontecimientos recientes en Tamaulipas y la efervescencia en las redes sociales en contra del gobernador y la actual clase política gobernante revelan el agotamiento de las anticuadas estrategias autoritarias de plata o plomo y ni los veo ni los oigo. Si no hay pronto un cambio de rumbo en la conducción de la política social, política y administrativa es probable que Tamaulipas se polarice el próximo año hasta un punto sin retorno.

El gobierno tamaulipeco y su gabinete han fracasado olímpicamente en llevar la paz y el estado de derecho a esta entidad convulsionada.

Muy al contrario, la entidad sigue más convulsionada, entre estertores, parálisis económica y administrativa. Pareciera que el peor enemigo de los tamaulipecos es precisamente su gobernador.

Asimismo, han surgido fuertes cuestionamientos sobre las relaciones del gobernador, su coordinador de comunicación social y su secretario general de gobierno con oscuros personajes, supuestamente relacionados con el narcotráfico.

Sólo así podría explicarse la impunidad con la que se entronizaron en el estado.

Siempre hemos apoyado la hipótesis de que sin la complicidad del gobierno, los delincuentes muy poco pueden hacer.

¿Acaso no sabía el gobernador Egidio Torre que SU policía, SUS tránsitos, SU jefe de escoltas hoy desaparecido después de haber sido señalado como el autor intelectual del comandante Haro actuaban bajo las órdenes de un cartel?

¿Ignoraba acaso los cobros de piso, las extorsiones, los secuestros, los asesinatos, la toma de pueblos enteros por el CO?

Nadie en su sano juicio podría decir que lo ignoraba, como tampoco lo desconocía Guillermo Martínez, su coordinador de prensa quien como manta salía siempre a decir el ya famoso “aquí no pasa nada”

Egidio y su gabinete son cómplices por omisión y tan culpables de los asesinatos y demás actos delictivos como el mismo CO.

Ellos les dieron carta de naturalización, y en un inútil intento por no parecer un gobernador débil, prefirió sacrificar a Tamaulipas antes que reconocer que estaba de rodillas, vencido e infiltrado por la delincuencia.

Casi 4 años han pasado desde que asumió el cargo. Los 4 más largos y sangrientos que se recuerden. Y aún sigue ahi, tan campante, robando y dejando robar a su cuñado Basave a su jefe de prensa Guillermo Martínez, a su esposa, a su sobrino Carlos Morris Torre impuesto como presidente del PRI en cd Victoria entronizado como tal con un faraónico festejo en el Polyforum, obligando a sus Secretarios a tratar como virrey a su anciano padre, infaltable invitado a todos los actos públicos.

Hoy, el pueblo hastiado, asqueado de tanta podredumbre exige un cambio radical, una oxigenación política que traiga luz, esperanza a un pueblo noble que tuvo la desgracia de elegir, por sentimentalismo, a un hombre que sólo dolor, sufrimiento y muerte ha traído a Tamaulipas.

Rodolfo Torre no merecía que su apehido fuera embarrado de inmundicia. Y menos por su propio hermano

Es risible observar el patético espectáculo de un burócrata gris, cuyo único mérito fue haber sido hermano de un político, ese si, verdaderamente querido por los tamaulipecos.

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