Se placea Adrián Gallardo en Tamaulipas
Adrián Gallardo Landeros, presidente nacional de la Fundación Colosio, es tamaulipeco, nativo de Matamoros.
Quienes lo conocen a la perfección, afirman que es uno de los políticos más inteligentes de su generación.
Es un licenciado en Economía (la carrera que catapultó al poder a toda una ola generacional de talentos), egresado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), en la que estudió, por cierto, Luis Donaldo Colosio, el hombre que estaba destinado a ser presidente de México, pero que la ‘nomenklatura’ no dejó llegar.
Especialista de la administración pública, Adrián Gallardo Landeros es un político que entiende y comprende el significado de la gobernanza aplicada con inteligencia en un siglo que se caracteriza por la exigencia ciudadana, es decir, por eso que llaman democracia.
Dirigente del Frente Juvenil Revolucionario del PRI años atrás, el tamaulipeco llegó al servicio público para desempeñarse como coordinador de asesores de la Subsecretaría de Hacienda y Crédito Público, además de ser director general de Financiamiento para el Desarrollo Urbano y la Vivienda en la Secretaría de Desarrollo Social.
Su arribo a la presidencia nacional de la Fundación Colosio no fue casual: fue amigo y colaborador de Luis Donaldo Colosio Murrieta en calidad de asesor económico en la presidencia de la Comisión de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, en el Senado de la República y la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI (el camino que recorrió el sonorense a finales de los ochentas y principios de los noventas).
Con el regreso del PRI al poder federal, el matamorense se incorporó a una estrategia fundamental tejida desde Los Pinos para darle viabilidad efectiva al arranque de la administración del presidente Enrique Peña Nieto: fue integrante del Consejo Rector del Pacto por México.
Ahora que muchos analizan sobre las elecciones que vienen para Tamaulipas, es recurrente que el nombre de Adrián Gallardo Landeros se inscriba en la lista de prospectos priistas a la gubernatura de Tamaulipas.
En ese privilegiado listado, todos lo saben, aparecen también Alejandro Guevara Cobos, Marco Antonio Bernal, Mercedes del Carmen Guillén Vicente, Baltazar Hinojosa, Homero de la Garza Tamez, Enrique Cárdenas del Avellano, Felipe Solís Acero y Alejandro Etienne Llano.
Quienes mantienen cercanía con el presidente nacional de la Fundación Colosio insisten en que el economista matamorense es un político templado, que no se calienta con proyectos sin sustento. Es un individuo que gusta pisar en suelo firme, sin echar campanas (ni campañas) al vuelo. Es un personaje que cree con convicción en el fruto del trabajo y la preparación profesional.
En ese sentido, no construye castillos en el aire, pero nadie lo puede descartar como un aspirante con auténtica vocación política, entendida la palabra bajo el significado que adquiere la instrumentación de líneas de trabajo que ofrezcan la mayor cantidad de resultados gubernamentales a favor de la población.
Por ello, no pasa desapercibido el hecho de que Adrián Gallardo Landeros estará presente en los relevos de las dirigencias locales de la Fundación Colosio que se realizarán en Ciudad Victoria, Tampico, Madero y Reynosa a partir del sábado.
El recorrido arranca en la capital del estado mañana a las 10 horas, en la que asumirá José Luis Mata Blanco como líder de la Fundación Colosio local. Por la tarde, en tierras jaibas, Juan Antonio Laddaga Martínez tomará las riendas del organismo.
Posteriormente, en la urbe petrolera, José Luis García Bujanos, que llega con el sello de la Sección Uno, tomará protesta. El lunes, en Reynosa, Rafael Acuña se convertirá en dirigente de la Fundación Colosio.
En los eventos del sur de Tamaulipas, se encuentra confirmada la presencia del presidente del PRI en Tamaulipas, Rafael González Benavides, que pisa el acelerador conforme se acercan los tiempos electorales.
Así están las cosas: Adrián Gallardo Landeros es un profesional de la vida política y de la administración pública. Es un hombre de propuesta. Y, seguramente, su nombre se escuchará para lo que venga, aunque también está muy claro que no se va ‘a calentar’ si no existen las señales que se deben emitir desde lo más alto del poder.