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La Marioneta

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Maremágnum
Mario Vargas Suárez

Poco antes de la muerte de Gabriel García Márquez -17 abril pasado- circuló por correos electrónicos en hojas de texto y en presentaciones de Power Point, una supuesta despedida de la vida del escritor.
Por razones de espacio solo escribo una parte de ése bello poema atribuido erróneamente al colombiano. “Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan; Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz; Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma; A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él sólo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres…. He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada…»
El poema sigue… hermoso, analítico y reflexivo como al principio. Solo que el espacio de esta columna es limitado y quiero aprovecharlo para aclarar que en primer lugar el poema se llama «La Marioneta» y pese a que se le atribuye al colombiano Gabo, en realidad es del mexicano Johnny Welch.
El poema «La Marioneta» está en el libro de Johnny Welch titulado “Lo que me ha Enseñado la Vida”, con un sobresaliente tiraje de copias vendidas y cuyo poema, quizá por el cáncer por el que atravesaba, erróneamente, fue atribuido a Gabriel García Márquez y le dio la vuelta al mundo.
Poco se supo que en junio del 2001, el colombiano García Márquez, visitó en su domicilio a Johnny Welch, con la intención de conversar acerca del famoso poema que los había unido.
Dice el periodista Ricardo Montes que en un ambiente de tarde salpicada de humor y sensibilidad, el Premio Nobel le comunicó al ventrílocuo que “La Marioneta” había sido traducida a varios idiomas.
Vale la pena decir que Johnny Welch es abogado por la UNAM, con una maestría en Criminología. Pese a su preparación académica, vivido más en el medio artístico internacional, particularmente como ventrílocuo dando vida a 18 personajes, pero quizá el más popular en escenarios mexicanos y estadounidenses es «Don Mofles».
Johnny Welch, con sus personajes ha estado en programas de Televisa, Univisión y Galavisión. Al lado de Raúl Orvañanos participó durante dos años dentro del programa “En La Jugada”, donde Don Mofles, de un modo ingenioso, entrevistó a grandes personajes del mundo deportivo como: Don King, Hugo Sánchez, Gabriel Batistuta, Adrián Fernández, Marvin Haggler, Jorge Campos, etc.
EL defeño Johnny Welch ha pisado escenarios importantes para recibir premios nacionales, latinos e internacionales, lo mismo en México que en EEUU y varios países de centro y Sudamérica.
La producción literaria del mexicano ha sido abundante. Después «Lo que me ha Enseñado la Vida, vino “Hilos de vida”, un volumen que amalgama el humor de los personajes con el sentimiento del artista.
Welch también escribió “Restaurador de almas”, una novela en la que la sensibilidad del autor aflora, pretendiendo acariciar las fibras más emotivas del lector. Luego vino “Lo real de lo irreal”, que es una selección de pensamientos, relatos y poemas.
Lo más reciente que ha publicado Johnny es “Acertijos de luz”, un libro diferente, que contiene infinidad de preguntas cuyas respuestas solamente pueden encontrarse en el alma del lector.
A Gabriel García Márquez y Johnny Welch los unió «La Marioneta», un bello poema escrito por este último, pero atribuido equivocadamente al premio nobel de literatura y quienes saben de estos menesteres, desde el inicio supieron que los estilos literarios eran diferentes.

Comentarios: mario.vargas@starmedia.com

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