Cuestión Pública
POr: luis lauro carrillo Soto
Tamaulipas México.- El acceso a la información es el derecho fundamental que tiene toda persona de buscar, recibir y difundir información concerniente a los asuntos públicos, en poder del gobierno.
Viene a cuento lo anterior por las diez preguntas que le hiciera Alfonso Cuarón al presidente Enrique Peña Nieto, en ejercicio de su derechos ciudadano al cuestionar y confrontar públicamente al ejecutivo federal sobre la reforma energética.
Cabe decir que lo que solicitó Cuarón conforme la constitución lo podría pedir cualquier ciudadano del país, por ser un derecho fundamental que deriva del principio de igualdad ante la ley, aunque en los hechos en la ciudadanía hay de igualdad a igualdad, es decir hay niveles en relación a la posición económica, social, política, cultural etc, de cada individuo.
Por lo que queda muy claro que a Alfonso Cuarón cineasta triunfador, un Oscar que le da empuje y distinción, ha sido considerado por el semanario Time como uno de los cien personajes más influyentes del mundo. De ahí se explica porque a los analistas, académicos, políticos y especialistas que han preguntado lo mismo no hay respuesta, en cambio a Cuarón le responden con lujo de detalles.
Por tanto Cuarón como cualquier mexicano, que no entienden los alcances ni implicaciones de la reforma energética aprobada, lo ha hecho través de las 10 preguntas, donde intenta comprender, escudriñar este cambio constitucional, porque aun falta la legislación secundaria y las explicaciones de fondo sobre todo el mapa de ruta que el gobierno no dio a conocer y los objetivos específicos.
Así pues, con tamañas credenciales cinematográficas avaladas en el extranjero, captó el interés del presidente Peña Nieto, quien elogió al cineasta por enriquecer el debate nacional y finalmente el mandatario obligado por las circunstancias respondió porque Alfonso Cuarón preguntó.
Preguntas como: ¿Cuándo bajarán los precios del gas, gasolina, combustóleo y energía eléctrica? ¿Cuál es el cronograma de esos beneficios? ¿Qué afectaciones específicas habrá al medio ambiente con prácticas de explotación masiva? ¿Qué medidas se tomarán para protegerlo y quién asumirá la responsabilidad en caso de derrames o desastres?
¿Existen planes para desarrollar tecnologías e infraestructuras de energía alternativa en nuestro país? En un país con un estado de derecho tan endeble como el nuestro, ¿cómo podrán evitarse fenómenos de corrupción a gran escala? Entre otras preguntas.
Por otra parte las respuestas, de la Presidencia de la república, fueron de corte burocrático, destacando la reproducción de artículos, reiteración de sofismas, vaguedad, imprecisión, cuando debieron ser explicaciones sencillas, accesibles, que desde luego no suplen lo que debió haber sido todo un proceso de explicación real.
De tal suerte que las criticas contenidas en las preguntas del laureado director cinematográfico rompen el paradigma de la resignación, el silencio y la pasividad de la mayoría ciudadana, que de suyo explica por qué un país como México ha sido tan mal desarrollado administrado, gobernado y tan mal reformado.
Tengamos presente que al mismo tiempo el desplegado de respuesta, este representó una oportunidad para el gobierno federal para poner orden a las explicaciones oficiales, sin embargo sus respuestas son vagas, imprecisas, legaloides, poco claras o insuficientes como las que las ofrecidas hasta el momento
Sobra decir que la Presidencia, ni en las secretarías de Hacienda y energía antes de lo de Cuarón se había tomado la molestia de pretender aclarar esas mismas dudas.
Conviene señalar que Cuarón a manera de acuse recibo, “envía una última pregunta: ¿por qué no debatir? Estas respuestas, abren la oportunidad de un debate plural, abierto, que las negociaciones cupulares no vuelvan a sustituir la discusión, ni se repita el papel de las televisoras que evitaron las voces críticas limitándose a reproducir la narrativa oficial.
En definitiva la notoriedad del “ciudadano” Alfonso Cuarón han causado un gran impacto en la sociedad civil, que abren la posibilidad y oportunidad de un debate energético plural, abierto para que las negociaciones cupulares no vuelvan a sustituir la discusión, ni se repita el papel de las televisoras que evitaron las voces críticas limitándose a reproducir la narrativa oficial.
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