CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
Todavía no puede empuñar un arma y ya está destinado a ser sicario, si tiene suerte, inteligencia, y es audaz seguramente en algunos años malamente será como El Chapo Guzmán, tal vez como El Señor de los Cielos, quizá como Rafael Caro Quintero, o como cualesquiera de los que usted y yo conocemos, pero si no alcanza ese rango su futuro no será muy largo.
El camino que sigue no tiene muchas opciones y dos son las que tienen mayores posibilidades; se muere de una gripa o termina siendo delincuente.
Le detallo por qué, él es uno de los 21 millones de niños que vive en la pobreza, para ser precisos, es uno de los 5 millones de niños que viven en la pobreza extrema, ahí donde no se tiene para comer, ni para ropa, tampoco para curarse de una enfermedad, mucho menos para divertirse, no, tampoco tiene para la escuela a pesar de que digan que es gratuita.
Cierto, es parte de ese millón de muchachitos que cada año dejan los estudios para dedicarse a trabajar, vagar, o delinquir según afirman los datos duros de la propia Secretaria de Educación en el país que ahora está en manos de Emilo Chuaffet Chemor, y los cuales él mismo los dio a conocer.
Tiene siete, u ocho, años y ya trabaja, no le pagan con dinero, su salario es en especie, a veces comida, en otras recibe drogas de esas que matan rápido como son los espray, solventes, y otras muy baratas, cierto, es parte de esos números que tiene el INEGI y que dicen que hay tres millones de niños más como él que tienen que trabajar y de los cuales al 40 por ciento no les pagan con plata.
Hoy es 30 de abril, Día del Niño, y no lo va a celebrar como todos, no tendrá tiempo por andar trabajando o ya fuera de la realidad bajo los efectos de la pintura, el resistol, del tihnner, del cemento, o por andar rondando en los bulevares de cualquier ciudad, en cualquier calle de sus colonias, en sus mercados, siempre en busca de quien lo emplee para tener para satisfacer sus vicios.
Como usted, quisiera que fuera cuento, pero le hablo solo de datos oficiales, lo que en teoría quiere decir los más conservadores, son números de esos que aporta el INEGI, de los que tiene a la mano la Secretaria de Educación, de los que ha presentado la Secretaria de Salud Federal, para concretar, de los que ayer se dieron a conocer por la UNICEF en México y el Coneval.
Dice el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en México y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que los niños son los que sufren más la pobreza, incluso los que en mayor porcentaje la viven.
Isabel Crowley, representante de Unicef en México, urge a resolver el problema porque asegura que la mayoría de los niños pobres serán jóvenes pobres, luego adultos pobres, y morirán pobres, mientras Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del Coneval, afirma que en el país 5.3 niños de cada 10 viven en pobreza, y 12 de cada 100 en pobreza extrema.
Tiene mucha razón, usted, yo, y muchos vivimos en la pobreza, la conocemos desde niños y no somos delincuentes, pero no olvide algo, son otros tiempos, hay más maldad y menos control de los padres, en las escuelas ni siquiera saben que quieren hacer al respecto, y los poderes facticos en muchas partes del país son diferentes a los que conocíamos.
Más aún, en la era del internet, del facebook, del twitter, el control y encausamiento de los niños y jóvenes es más complicado, ya no son aquellos días que por ser hijo de una persona en automático tenías la confianza de sus conocidos, no, los hijos ya no son iguales a los padres.
Y si, ahí anda el niño del que le cuento, en la calle, buscando cualquier oportunidad para ser bueno, para llegar a ser maestro, doctor, un profesionista que ayude a su familia, es más, para pensar en hijos que tengan oportunidades mejores que él… lo lamentable es que anda en el filo de la navaja, expuesto, a su corta edad, a la tentación del poder del dinero, la tentación de conseguir recursos aparentemente de la manera fácil que es delinquiendo, y va a caer, tarde o temprano, y quizá nuestros hijos, nuestros nietos lo verán, sabrán de él, o lo sufrirán como un sicario… o como un delincuente mayor.
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