Con dinero y…
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
‘Con dinero o sin dinero’ es justo que hoy, 30 de abril, celebremos de la mejor forma ‘El Día del Niño’, festividad consagrada a la fraternidad y a la comprensión entre los niños de Tamaulipas, de México y del mundo.
La historia reciente dice que en consideración a los pequeños, en 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) acordó entre los países miembros la disposición de actividades para la promoción del bienestar y de los derechos de los niños del mundo.
El Día Universal del Niño fue sugerido a los gobiernos del mundo para celebrar ése Día, bajo el entendido de que cada uno de ellos estimara conveniente la fecha de tal celebración.
La Organización de las Naciones Unidas celebra cada año el 20 de noviembre, en conmemoración a la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.
En México y en Tamaulipas, las celebraciones se dan en distintos niveles, desde el hogar de cada infante hasta los ágapes que ofertan los gobiernos federal -a través de las delegaciones- del gobierno del estado, el municipal, los clubes de servicio, las empresas.
Dejo como renglón aparte las fiestas infaltables que realiza la escuela, desde el Jardín de Niños hasta la Primaria, donde el entusiasmo de los maestros hacen posible un festejo a la medida de sus posibilidades, desde histriónicas y artísticas hasta financieras.
Los que ‘ya se sienten grandes’ son los de la secundaria, pero todavía tienen cierta nostalgia por la que fue su escuela primaria… solo que aunque quieran volver, ante ellos mismos deben superar ése cosquilleo por los tiempos pasados y la esperanza de crecer y poder alcanzar ciertas libertades se impone en la mayoría de las veces.
Precisamente antes de la fecha oficial ya se registraron festividades en Tamaulipas y varios de sus municipios. Solo que ayer 29 de abril, muchos trabajadores de la burocracia federal y estatal -también los de la UAT- que reciben su pago quincenal vía nómina, sufrieron hacer la visita no de las 7 casas, sino de los 13 cajeros, porque el dinero se acabó.
Le confieso que escuche alguna vez, hay personas que tienen un espíritu de esfera, de globo.
La verdad es que no entendí en un primer momento hasta que imaginé la forma y concluí que son personas que no tienen lado. Son personas que con nada están a gusto, son disgustadas casi siempre y especialistas en el ‘pero…’
Seguramente usted y yo, en ciertos momentos así nos sentimos, porque hasta parece que caemos en contradicciones propias y no es malo identificar que esos momentos se dan -por fortuna- con muy escasa frecuencia.
En otras palabras, como titular de educación de Tamaulipas, el Lic José Manuel Adame Mier, -antes fue rector de la UAT-, observé las largas filas del único banco que pagaba a los maestros -Banca Serfín- Lo que motivó escribir de la dignidad docente y lo humillante de estar afuera del banco para cobrar el salario quincenal, sin que nadie considerara la ley dice «…todo trabajador debe recibir su salario en su centro de labores.»
También reporté en ese momento de las filas que incontables veces no solo salieron de la institución bancaria, sino que alcanzaron una cuadra y aún más allá.
Una anécdota cuenta que fuera de la sucursal bancaria del 12 Morelos, que la fila de maestros en espera de cambiar su cheque llegó -en más de una quincena-, hasta el 12 y 13 Hidalgo, en la capital del estado.
En esa misma columna escribí también sobre el fenómeno del ausentismo de los trabajadores de la educación de sus centros de trabajo y por consecuencia los problemas que ocasiona ‘dejar solos’ a los alumnos.
Esta vez, ya en un nuevo milenio, las filas bancarias no se hacen para cambiar el cheque de gobierno, sino para esperar que los cajeros ‘se desocupen’ porque a la burocracia federal y estatal, ya se sumaron los trabajadores de la Casa Máxima de Estudios, la UAT, que hacen fila desde el mismo momento que suponen hacen efectivo el depósito de nómina.
«Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero…» dice la canción del guanajuatense, José Alfredo Jiménez Sandoval, nacido en Dolores Hidalgo, Guanajuato, el 19 de enero de 1926 y fallecido en la Ciudad de México, el 23 de noviembre de 1973.
La relación que hago entre la realidad del depósito bancario y la canción del guanajuatense es porque, aún en medio de las copas, el Rey tenía palabra válida, confiable de garantía y buen crédito. Pero la burocracia que cobra en el banco de nada sirve que tenga ‘dinero en línea’ si los cajeros no sirven… no tienen efectivo.
Eso exactamente sucedió ayer 29 de abril en varios cajeros del español banco Santander, cuyo letrero advertía, «Este cajero no cuenta con efectivo» y precisamente por dinero efectivo iban los trabajadores de la educación. ¿Ver para creer? «Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero…»
Comentarios: mario.vargas@starmedia.com