MÉXICO, D.F. (apro).- En su reaparición en México, tras un exilio en Estados Unidos desde que entregó el gobierno al priista Enrique Peña Nieto y en plena disputa por el control del Partido Acción Nacional (PAN) ante Gustavo Madero, Felipe Calderón encontró el repudio: “¿Y los 100 mil muertos de tu sexenio?”.
Antes del inicio de la cena a la que Calderón convocó para presentar su Fundación Desarrollo Humano Sustentable, cuyos asistentes debieron pagar 5 mil pesos por persona, decenas de manifestantes que se dijeron panistas se congregaron frente al Club de Industriales, donde se celebró ese encuentro, para gritar consignas contra él.
El repudio fue también para uno de los aspirantes a presidir el PAN, Ernesto Cordero, a quien los manifestantes reclamaron con mantas su célebre declaración de que las familias mexicanas pueden vivir con 6 mil pesos mensuales, incluyendo hipoteca y escuela privada para sus hijos.
El grupo de manifestantes desplegó sus pancartas frente al Club de Industriales para rechazar la presencia de Calderón, quien aseguró que no tiene injerencia en el PAN.
“No tengo ningún involucramiento en los asuntos internos del PAN”, aseguró Calderón, quien durante su sexenio quitó de la presidencia de ese partido a Manuel Espino e impuso a Germán Martínez, César Nava y a Gustavo Madero, con quien terminó enfrentado.
En cambio, el político michoacano acusado de llegar al cargo mediante el fraude electoral se adhirió a la estrategia de seguridad pública del presidente Enrique Peña Nieto.
“Hago votos por que tenga éxito la política de seguridad”, dijo Calderón en una breve declaración a la prensa antes de presentar, en el Club de Industriales, su Fundación Desarrollo Humano Sustentable, que se propone hacer lo que como gobernante no hizo.
Uno de los asistentes a la cena fue Diego Fernández de Cevallos, quien fue secuestrado durante el gobierno de Calderón; por cierto, uno de los autores del plagio fue detenido justamente hoy.
Entre los asistentes que pagaron 5 mil pesos a la cena para presentar la fundación estaban, además de Cordero y su ayudante Javier Lozano, Luis H. Álvarez, considerado por algunos panistas como el líder moral del PAN y quien no dejó de cobrar ninguna quincena en los gobiernos de Vicente Fox y Calderón.
