Los males del corazón de AMLO
ESCENARIO POLÍTICO
Por Marco Antonio Torres De León
Siempre hemos dicho que México necesita prohombres, héroes de carne y hueso, pero los necesita vivos, no muertos.
El México actual necesita héroes como en su momento lo tuvieron Venezuela, Colombia, Panamá, Perú, Bolivia y Ecuador en la valiente personalidad del libertador de las Américas Simón Bolívar, quien por cierto, murió en 1830 por culpa de una enfermedad natural, pulmonía avanzada.
Por esa razón es doloroso que un demócrata mexicano como es Andrés Manuel López Obrador la enfermedad, el colesterol, los triglicérido, sus derrotas, los sinsabores y sus largos años vividos trajinando por carreteras, aldeas, pueblitos y ciudades de México le cobren factura.
Pues todos sabemos que las enfermedades al corazón son traicioneras, generalmente no avisan.
Lo mejor de todo –pese a la mala noticia- fue que su salud mejora y que el exponencial riesgo de muerte sufrido por culpa de un infarto agudo al miocardio ya pasó.
Por cierto transcribo aquí un chiste (muy bueno), que copio del perfil de facebook de mi amigo periodista y funcionario municipal, Santiago Hernández, chiste que me gustó por ser genial.
Dice que ‘al ser Médica Sur un hospital de ricos, Andrés Manuel anuncia que impugnará los resultados de sus exámenes médicos dados ahí, pues él asegura tener otros datos’.
Jajajajaja. Muy bueno.
Volviendo al asunto, fue motivante un suceso ocurrido tras ser llevado enfermo al hospital, suceso que quizá pasó inadvertido para la mayoría.
Se trata del reconocimiento tácito (y también explicito) que hicieron a la figura democrática de Andrés Manuel López Obrador dos presidentes de México, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, que le enviaron sendos clamores y deseos porque su salud mejore, a través del Twitter.
Esto viene a ser una cortesía no exigida, no demandada, nunca pedida de dos presidentes de México que se enfrentaron a él en elecciones presidenciales.
Y donde por un pelito de rana calva estuvieron a punto de sucumbir ante la recia personalidad atrayente y subyugante del tabasqueño, quien suma dos derrotas presidenciales, aunque en cada una ha alcanzado la sorprendente sumatoria de votos de 15 millones a favor.
Quizá las dos derrotas del tabasqueño frente a uno y otro rival (Calderón y Peña Nieto) haya cambiado o tergiversado el rumbo de la historia de México, modificándola para mal…o para bien.
Pero como animales políticos que son, parécenos que tanto AMLO, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto son bastante grandecitos para entender que una cosa es la rivalidad política, y otra la vida o la salud.
La vida, la salud o accidentes inesperados atañen a perfiles humanitarios.
Y por su parte, la política es temporaria, es vaguedad, son puntos coincidentes o divergentes.
Y hasta casualidades en tiempo y espacio.
Pero bien, hasta aquí con eso.
En Colombia al igual que en México, el excesivo amor por la tierra propia, es acentuado, exacerbado.
Es lo mismo que llevar en el pecho los colores de una bandera propia.
¡Cuidado que alguien la mancille!
Es así como los ‘paisas’ (de la cual se sienten con derecho de propiedad los antioqueños, o los nativos de Medellín) sienten un orgullo (como alas abiertas de pavorreal) por su raza, legítimo o ilegítimo, quien sabe, pero al fin y al cabo, orgullo.
Es así como los ‘paisas’ nacidos en Medellín se sienten superiores –por regla general- al resto de los colombianos.
Es algo tan complejo como si todos los colombianos se refirieran a un mismo país, pero a distinta alcurnia, raíz, raza o progenie.
Podríamos decir que los ‘paisas’ de Medellín suelen no perder oportunidad de diferenciarse de los bogotanos (capitalinos nacidos en Bogotá, Cundinamarca) por ejemplo, hablando casi siempre con desprecio fingido.
Y en consecuencia, los bogotanos piensan lo mismo de los medellinenses.
Aunque ciertamente los bogotanos son considerados taimados, astutos, maliciosos, gananciosos y hábiles para engatusar o engañar a todos los provincianos colombianos que arriban a la gran capital.
Con todo y la fama de cultos que tienen, los bogotanos tienen ese cruel estigma muy marcado; y quién sabe si un día se despojarán de él.
Los ‘paisas’ antioqueños también suelen deslindarse de los ‘paisas’ nativos del departamento de Caldas (cuya capital es Manizales), aunque la historia registra que hace poco más de 100 años se registró un natural desplazamiento desde las cercanías de Medellín hacia las montañas del suroeste, hacia Caldas más particularmente.
Aquí en Caldas entrevisté a una ‘paisa’ auténtica y dijo que hace unos 115 años o 120 años sus abuelos (que entonces vivían en Jericó, Antioquia) dejaron atrás todo, montaron en sillas (carretas haladas por bestias), en caballos y a pie, y emprendieron la travesía por las montañas de la Cordillera de los Andes hasta llegar a Chinchiná, hoy por hoy corazón del eje cafetero.
Desde entonces comenzaron a fundarse pueblitos, aldeas y ciudades en esta comarca.
Todo este fenómeno migratorio dio como resultado el surgimiento de la riquísima región del eje cafetero.
Aquí en Caldas, en Risaralda, en Quindío y hasta en Antioquia (región paisa) se encuentra la cepa del mejor café consumible del mundo.
En resumen, aquélla ruta seguida por los pioneros del siglo 19 amplió la región ‘paisa’, desde el centro-norte de Colombia (Medellín) hasta el sur; aunque los medellinenses de hoy insistan en acotarse, reducirse y remitir sus alcances e influencia a Medellín, Antioquia y sus alrededores más cercanos.
Por su parte, el nacido en Bogotá no pierde oportunidad de decirle a los ‘paisas’ de las montañas de Antioquia, Caldas, Risaralda y de Quindío, románticos, ‘bobos’, ‘ñeros’, ‘patirajados’ o ‘montañeros’, como una forma despectiva de burlarse de ellos, y de cobrarse viejos agravios ligados al bien definido ADN colombiano.
En resumen, este redactor, mexicano hasta las cachas y tamaulipeco a mucha honra, diría que medellinenses y bogotanos son como bien lo dice un refrán, ‘la misma gata, nomás que revolcada’. Virulentos, mordaces, ponzoñosos, separatistas, racistas y discriminatorios.
Pues en sus diatribas degradan a sus hermanos colombianos de provincia, sin darse cuenta del grave conflicto en que meten al origen cultural y patrimonial del país.
Pues dan ‘patadas al pesebre’ que los vio nacer en pañal de hoja de plátano o bien, en hojas de maíz en mazorca.
Y es así como sin querer queriendo traicionan orígenes, cepa, raigambre, linaje, ADN y abolengo juntos.
Pero con todo y eso diremos que en las calles de Colombia poco a poco está dejando de oírse el vallenato, guasca (carrilera), cumbia, salsa, joropos, cumbia andina y música regional (suceso doloroso en sí). Y su riqueza musical y cultural tiende así a sufrir una transculturación violenta y punzante, donde los colombianos en conjunto no quieren sino saber qué color de calzones vistió hoy Natalie Portman, Meryl Streep o Angelina Jolie, Natalie Wood o Brad Pitt.
Suceso grave de por sí.
Ya para cerrar nuestra colaboración, en Colombia llegan los tiempos eleccionarios para nombrar nuevo presidente.
A JUAN MANUEL SANTOS se le cumple un ciclo (de 4 años como presidente) en octubre de 2014.
Desde hoy ha empezado a pedir el voto deseoso que el pueblo colombiano lo reelija.
Santos aquí dio un raro giro a su gobierno, amistando con HUGO CHÁVEZ y con NICOLÁS MADURO, distinto a la reacia y fría actitud asumida por su antecesor ALVARO URIBE con los izquierdistas presidentes venezolanos.
En parte el pueblo colombiano no le perdona a Chávez haberle hecho a Colombia una técnica declaración de guerra hace 4 o 5 años, cuando Álvaro Uribe ordenó a su ejército que invadiera territorio ecuatoriano para liquidar a líderes de las FARC, caso muy sonado internacionalmente.
El presidente de Ecuador es RAFAEL CORREA, también socialista igual que Chávez y Nicolás Maduro.
Así pues, los colombianos ven muy mal la cercanía existente entre Santos y Maduro; visto así quizá para los electores colombianos sea la hora de cobrar facturas.
Hace tres días al viajar a Manizales. Caldas, vimos cómo el ex presidente ALVARO URIBE ya puso a operar su batallón de guerra electoral mandando portavoces bajo su mando, para que convenzan a los caldenses pidiendo lo apoyen para ser Senador de la República en 2014.
Lo hará cuatro años después de haber dejado la presidencia.
Pero aquí en Colombia, un ex presidente del país sí puede hacerlo, diferente a México, donde la constitución lo prohíbe.
Aquí la constitución se lo permite. Y Álvaro Uribe no está dispuesto a dejar escapar la oportunidad.
Bien, por ahora es todo, nos leeremos pronto.