Nubes de Venezuela II
Maremágnum
Mario Vargas Suárez
Las autoridades mexicanas al reclamar sobre los hechos sucedidos a un Jet con matrícula de Nuevo León, Méx., el día 4 de este mes en cielos venezolanos, desconocían la identidad tanto de los pasajeros como de la tripulación.
Después de la socarrona respuesta del presidente Nicolás Maduro, los mexicanos empezaron a buscar basados en la matrícula de la aeronave (XBMGM) fue primero Nuevo León y después Querétaro, porque según se investigó fue la capital queretana de donde partió el Jet rumbo a la isla Bonaire, en Las Antillas Holandesas.
El primer dato fue el nombre del propietario y apareció el de Jorge Salazar Ochoa, quien se identificó con una credencial del IFE y dirección ubicada en la Ciudad de Villa de Álvarez, Colima, Méx.
Con la matrícula también se supo que el precio del Jet modelo 1969 fue adquirido por 350 mil dólares y se hizo un gasto de 400 mil dólares más por gastos de mantenimiento. Total sumaron 750 mil dólares, es decir a 13 pesos mexicanos el avioncito costó ¡¡¡¿9 millones 750 mil pesos?!!! Alguien está mintiendo o de plano ¿así son de caras ésas aeronaves para ocho pasajeros y dos tripulantes?
La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) autorizó el 31 de octubre de 2013, el certificado de aeronavegabilidad al jet privado, que no es otra cosa más que una autorización de vuelo y sus restricciones.
Volviendo con el dueño de la aeronave, se descubrió ¿sorpresivamente? que la casa es de interés social y pertenece a un profesor de escuela, por lo que los moradores están lejos de pagar un auto nuevo, menos podrían adquirir un bien como el quemado por la fuerza aérea venezolana.
Lo que queda en entredicho -por el momento- es que las autoridades mexicanas aseguran que los pasajeros y la tripulación también utilizaron identificaciones falsificadas, sin que se aporte alguna evidencia de esta afirmación.
Las especulaciones en este sentido se inclinan a la postura del presidente venezolano Nicolás Maduro, en el sentido de que el avión trasladaba cocaína, pero -como ya se confirmó- no hay evidencia tampoco de este hecho.
Volviendo a la documentación rescatada, el periódico digital 24 HORAS exhibe en su página de internet el certificado de aeronavegabilidad, con el registro No. 20133303 y reza una leyenda donde se lee «Vigencia por un año», es decir hasta el 30 de octubre del 2014.
El mismo documento autoriza al jet Hawker Siddeley DH-125-400A, con número de serie NA713 porque “…reúne condiciones de aeronavegabilidad mientras se mantenga y utilice de acuerdo con lo que antecede y las limitaciones de utilización”. No se autoriza la navegación nocturna.
Las personas que saben de estos menesteres, aseguran que obtener el «Certificado de Aeronavegabilidad» es un proceso lento y el que se requiere presentar distintos documentos que demuestren la situación legal de la aeronave y sus operaciones, además comprobantes de la identidad del o los propietarios.
Los mexicanos al enterarnos de los «tropiezos» en los reclamos a Venezuela, sospechamos que los hechos se endilgarán a la delincuencia organizada local para justificar la prepotencia, altanería y hasta burla del presidente Nicolás Maduro.
La actitud de los venezolanos, amparados en su «marco legal», me recuerda aquella sentencia revolucionaria en México -cierta o falsa- que decía «Primero disparan y luego averiguan», cuando releemos que el jet fue destruido, después de que lo obligaran a descender por ser sospechoso de tráfico de drogas.
Finalmente le comento que el secretario de Relaciones Exteriores mexicano, el defeño José Antonio Meade Kuribreña y su homólogo de Venezuela, Elías Jaua Milano, ayer jueves sostuvieron una conversación telefónica para abordar -por tercera vez- el incidente.
Meade Kuribreña afirmó que México considera que ambas naciones deben hacer frente a este responsabilidad, pero por los datos que están surgiendo, existe la sospecha de que se está ocultando algo.
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