Marco a. Vázquez
Mucha lluvia, colonias inundadas, familias evacuadas por el riesgo que implican los deslaves o corrientes de agua para ellos, esa era el informe que se tenía por la tarde de esta 16 de septiembre, saldo blanco, cero muertos en Tamaulipas, y a esta hora, todos prevenidos de lo que podía ocurrir.
Para el martes se anunció escuelas cerradas en los municipios donde afectó el fenómeno, unas porque se utilizarían de albergues otras para medir antes de que entren los niños a las mismas las posibles afectaciones que tuvieron por el agua.
Reunión permanente del equipo de Protección Civil en Gobierno del Estado, encabezados por el gobernador Egidio Torre Cantú y miembros del gabinete de Enrique Peña Nieto, presentes, por supuesto, la Marina y el Ejército que tenían disponibles vehículos todo terreno e incluso un anfibio frente al mismo palacio de gobierno.
Cierto, una desgracia tendrá que ocurrir, la naturaleza es caprichosa, Ingrid se ha portado de manera extraña, pero, además, hay situaciones que son imposibles de prevenir… o de evitar.
Más allá de todo lo que ocurra tendremos tiempo para levantarnos, para demostrar de que estamos hechos, para probarle una vez más a este país que los tamaulipecos somos gente de trabajo, de bien, echada para adelante, y con un corazón fuerte y solidario con quienes menos tienen.
Ojalá, sin embargo, que toda esta agua que se avecina también sirva para que los diputados, los presidentes municipales, y la Contraloría del Estado se enteren quienes están haciendo las cosas mal en materia de obra pública y de urbanización, a quienes hay que sancionar, y por qué no, a quienes hay que aplaudir.
Por lo pronto, Ingrid pegará fuerte en Madero, en aquel municipio del sur de Tamaulipas que ha soportado verdaderos vendavales, que ha podido superar gobiernos como los de Jorge Mario Sosa Pohl y que ahora tiene encima las “garras” de Jaime Turrubiates.
Sí me refiero a la afectación de Ingrid por aquellas tierras pero hoy más a los problemas causados por los políticos que han tenido que soportar.
Para acabarla de amolar, a ese pueblo se le acerca un huracán político, aunque no traerá agua si demostrará porque están sufriendo problemas, es por la mala administración de Jaime Turrubiates y su pandilla.
Resulta que en aquel municipio, el sindico segundo Florencio Bonilla y otros 13 regidores están por desconocer cuentas públicas, declararse ajenos al mal manejo de los recursos, y mientras acusan al alcalde Jaime Turrubiates Solís de menospreciarlos, usurpar funciones del segundo síndico, de firmar documentos indebidamente, y hasta de esconder el dinero y las cuentas públicas al cabildo.
Según documentos que filtran, el alcalde se niega a informar en cabildo cuánto dinero ingresó y cuánto y en qué se lo gastaron, pero además, de hacer las cosas a su manera, escondiendo contratos, y hasta haciendo acuerdos de manera indebida.
Presumen, los quejosos, que todo se debe a malos manejos de dinero, a que el recurso se ha utilizado para cumplir caprichos y ambiciones del alcalde y un grupito de amigos que hacen y deshacen a su antojo.
Ahí, en Madero, el huracán pegará más fuerte, más de la mitad del cabildo ya está en contra de su alcalde, las cosas amenazan con desbordarse en pasiones, y por supuesto, en afectar otra vez a ese pueblo, qué, para acabarla de amolar, se le viene encima y “con las garras afiladas” Esdras Romero Vega.
Vienen tiempos difíciles para Madero, una prueba de fuego para el Congreso de Tamaulipas, y una evidencia más para que trabaje la Contraloría del Estado, pero eso será tratado después, por lo pronto, hay que atender el otro huracán, a Ingrid.
Todo hacía suponer que habría inundaciones, problemas mayores, la ventaja es que todos estaban alertas, e incluso la Secretaria de Salud anunciaba operativos, Protección Civil se disponía en alerta, el gobierno federal y el del Estado, en coordinación con los municipios ya se anunciaban trabajando.
Dios proteja a nuestro pueblo, que otra vez las cosas salgan bien, y el deseo es que se cuide y se cuide mucho, y que el agua solo sea un alivio para todos, o la sepamos manejar de manera adecuada.
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