Marco A. Vázquez
A estas alturas del partido se conoce a la perfección quienes de los alcalditos hicieron buena chamba, los que chafearon, y hasta a quienes les vieron la cara sus equipos que se fueron en grande saqueando el presupuesto o haciendo “obra” pero solo para llevar agua a su molino.
Así, Alfonso Sánchez Garza de Matamoros, y Benjamín Galván Gómez, por el PRI, más la alcaldesa de Tampico, Magdalena Peraza por el PAN, son los peores calificados, el pueblo les recalcó con sus votos que no sirvieron para nada, no cumplieron las expectativas, y menos fueron capaces de honrar su palabra empeñada allá cuando tocaban puertas en busca del voto.
Ponchito, el de Matamoros, por ejemplo, recibió el voto en contra de más de la mitad de los ciudadanos de su municipio, la gente le demostró que gobernar no es comprarse títulos como el mejor alcalde del planeta y sus alrededores sino hacer obras, cumplir con los servicios públicos, y tener una ciudad ordenada, en nada de eso cumplió.
El caso de Benjamín Galván es patético, hasta al juego de las traiciones le entró, su partido le valió una pura y dos con sal, jugó con el PAN y por ello no se atrevió a mover un solo dedo para hacer obra, menos para cubrir los servicios públicos.
Magdalena Peraza, la panista de Tampico, tampoco pudo con su encargo, harta de no hacer nada y bajo las sospechas de malos manejos mejor corrió a cobijarse con el PRI nuevamente, cumplió el adagio aquel de que quien traiciona una vez traiciona siempre, obvio, siempre en busca de su tablita de salvación.
Desde luego, la tendencia de los votos del 7 de julio no se equivocan la gente en una elección califica a las administraciones municipales, por eso existe la certeza de que casi todos los alcaldes del PRI, del PAN, o del PRD hicieron mal las cosas porque perdieron votos.
Tiene razón, es difícil calificar lo que no se ve ni se siente, lo que quiere decir que ni uno solo se salva de la quema, que todos se redujeron a simples figuras de ornato, decorativas, o fantasmales, en ese orden.
Hay casos dignos del estudio, en los que se tienen que analizar a fondo que ocurrió porque se pueden ver las acciones de los alcaldes y no corresponden al respaldo o rechazó que sufrieron en las urnas.
Es el caso de Ciudad Victoria, su alcalde, Miguel González Salum, perdió más de 35 mil votos, él ganó la alcaldía con 87 mil 500 votos mientras que el actual alcalde electo, Alejandro Etienne, logró cosechar poco más de 52 mil que le fueron más que suficientes para ganar la elección, hacerlo de manera clara, al grado de que el TRIFE ya hizo irrevocable su triunfo, pero sin una abundante cosecha de sufragios.
El asunto de Miguel es particular, fue un alcalde que hizo lo suyo, trabajo fuerte, que si se compara su administración con la de su antecesor Arturo Diez Gutiérrez fue mil veces mejor, más ordenado en el gasto, menos ladrón, hizo, con el gobierno del Estado, obras que bien valen la pena en las colonias, se metió a pavimentar con concreto hidráulico, el servicio de recolección de basura y de alumbrado fue bueno, es decir, merecía mejor suerte en las urnas, eso a menos de que en los próximos 15 días le aparezcan pecados capitales que no conozcamos todavía.
Quizá fue la inseguridad lo que opacó el trabajo del alcalde de la capital, tal vez nadie se preocupó por hacer que sus obras y su chamba se notará de manera adecuada, o simplemente la ciudadanía tiene otra forma de evaluar y por eso cayeron sus adeptos, le repito, es un caso para un análisis más a fondo, con más datos precisos.
Por lo demás, Tamaulipas tuvo muy malos alcaldes en casi los 43 municipios, unos muy ladrones, otros muy muy ladrones, y unos más de plano depredadores del presupuesto o muy flojos o miedosos por lo que prefirieron no hacer nada y pasar su vida tranquilos.
Todo esto viene a colación porque a partir de hoy los 43 alcalditos de Tamaulipas empiezan sus fiestas particulares, los llamados informes de labores de su administración, todos se echaran muchas porras, mentirán en lo posible, dibujarán un mundo rosa o por lo menos que va con rumbo a la perfección, pero, le repito, la gente ya los evaluó el 7 de julio y están reprobados.
Dicen que generalizar y decir que todos los presidentitos chafearon es de mala educación, por lo tanto, le dejo a usted la oportunidad que nos escriba, nos diga las cosas buenas de su alcalde, que lo califique, y ya en los próximos días le diremos quienes pudieron mejorar sus calificaciones, así qué…
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