Estado
La economía, dolor de cabeza de Peña Nieto.
Tamaulipas México – La desaceleración de la economía mexicana caracterizada por un decenso notable de la inversión y la productividad, aumento de las tasas de inflación altos índices de desempleo y en general el virtual estancamiento del crecimiento económico nacional, obedece entre otros factores a los errores de estrategia del desarrollo.
¿Por qué decimos lo anterior? se preguntará el lector. Por el ajuste a la baja en las expectativas de crecimiento económico del país de grupos de análisis como Bank of América Merrill Lynch, Análisis Santander y Banamex.
De ahí que exista la posibilidad de que la desaceleración se profundice en el segundo semestre de 2013 que haga imposible alcanzar las expectativas de crecimiento económico del 3.1% estimado por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Cabe señalar que en materia económica las últimas previsiones sitúan la economía nacional en 2.7% de incremento al PIB en 2013, un numero que resulta un fiasco considerando que Peña Nieto se comprometió durante su campaña electoral que México alcanzaría un 6% de crecimiento anual a finales del sexenio, en la confianza de que en su primer año la economía crecería un 4%.
De tal suerte que el magro crecimiento de la economía queda evidenciado con la creación de solo 295 mil empleos el primer semestre de 2013, que representa la disminución del 35.3% en el mismo semestre de 2012. El desempleo abierto en el mes de junio pasado registro un aumento del 4.9%.
Así pues cuando la economía crece muy poco no produce derrama económica, como es el caso de la sociedad mexicana tan deformada donde los sectores empresariales privilegiados absorben el pequeño excedente económico que se genera, en tanto los otros sectores y actividades se ven reducidos, tomando en cuenta que son los que la mayoría de los mexicanos encuentran soporte.
En esas circunstancias se requiere de tasas de 5% y 6% de crecimiento anual para que se refleje en la economía individual de la mayoría de los mexicanos. De lo contrario, lo único que se consigue es acentuar los niveles de pobreza y desigualdad social. De no crecer en esas condiciones la economía resultará un dolor de cabeza para Peña Nieto.
No cabe duda que el mexiquense en su campaña política hizo parte del trabajo generando amplias expectativas mediante un cambio radical para lograrlas, luego de la pasividad del régimen panista, sin embargo no se trata de un problema de voluntarismo, sino de visión económica.
No pasa inadvertido que existe un contexto internacional económico desfavorable, que no justifica los pobres resultados del primer año de ejercicio del poder de la presidencia priista. Al efecto hoy se tiene un país con más desigualdad con un crecimiento menor, y con niveles de inseguridad idénticos a los de la administración de Felipe Calderón.
Por otra parte las reformas educativa y de Telecomunicaciones existe un congestionamiento de las mismas sin resultados plausibles, están estancadas en sus leyes reglamentarias y ya se anuncia la energética y hacendaria
Está visto que los chuchos habrían pactado su papel en todo este proceso para no acompañar a la derecha del PAN y PRI en su lance privatizador, en cambio si abanderarán una protesta simulada como si verdaderamente se sintieran agraviados: En el fondo todo estaría acordado y planchado con el gobierno federal.
En vista de ello el Pan presento un proyecto de reforma energética que contempla abrir la paraestatal a la inversión privada de todo tipo, modificar artículos de la Constitución, a cambio de una reforma electoral con segunda vuelta en la elección presidencial, reelección de legisladores y acotamiento del poder de los gobernadores Reformas estructurales bien merecen una reforma política previa.
Como podrá verse la desaceleración económica, el retraso en la ejecución del gasto público, el entorno global, la no variación de la política económica, decenso notable de la inversión, aumento de las tasas de inflación, altos índices desempleo, ha generado un estancamiento del crecimiento económico nacional.
En definitiva, la desaceleración económica constituye la coyuntura ideal para que el gobierno federal abandone el actual modelo económico neoliberal que ya colapso, fortalezca temporalmente el proteccionismo, desarrollando el mercado interno, promover la inversión pública y privada para potenciar el crecimiento económico y la generación de empleos.
Twitter: @luiscarrs