Marco A. Vázquez
Desfachatez, insolencia, desvergüenza, chantaje, soberbia, y muchos otros pecados se asoman en los partidos políticos que forman parte del famoso Pacto por México.
El PAN y PRD, prefieren el berrinche, la imposición, y hasta darle la espalda al pueblo antes que sacrificar sus intereses o los de sus militantes que cobran al más alto nivel de la burocracia que ocupa un puesto público gracias al sistema electoral.
El PRI, por su parte, se nota muy aliado del gobierno, incluso entregado a los intereses de la cúpula del poder político y presupuestal en lugar de que fuera al revés, de que Enrique Peña Nieto como presidente y todos sus ayudantes, como ejecutores de un proyecto, se deban al tricolor y le cumplan haciendo bien la chamba y así le vayan garantizando votos a futuro.
El gobierno, por su parte, aprovecha esa desmedida ambición de los partidos políticos y sus dirigencias para actuar a sus anchas.
Vamos por partes, ayer la nota principal de todos los medios fue la propuesta de reforma energética presentada por el gobierno, el abrir Pemex al capital privado en materia de exploración y otros menesteres, también hay reforma a la CFE de la que poco se habla pero es igual de importante.
La propuesta, dice Peña Nieto y compañía, servirá para dar servicios de electricidad más baratos a los mexicanos e igual para que los precios de la gasolina, el gas y el diesel se vayan reduciendo al costarle menos la producción al gobierno, obvio, todo eso sucederá siempre y cuando el pueblo y “sus representantes en el Congreso de la Unión” accedan a aceptar la iniciativa entregada.
Leer el documento que presentó Enrique Peña Nieto y chutarse cada 20 segundos un spot televisivo al respecto llena el oído, parece excelente propuesta, sobre todo cuando hacen corridas y le dicen a la gente que los servicios de electricidad podrían disminuir hasta un 10 por ciento en varios años y lo mismo ocurrirá con la gasolina, o tal vez más.
Obvio que el prometer no empobrece o eso piensan ellos, como mismamente es real que si así como suena la propuesta se fuera a ejecutar todos los mexicanos, con los ojos cerrados, aprobaríamos la misma, más porque el Estado se quedará con la parte sustancial de la propiedad de ambos recursos y no podría boicotearse o chantajearse al pueblo en un momento extremo que siempre hay el riesgo de que exista.
Pero existen dudas muy razonables sobre las reformas, no se sabe, por ejemplo, la estructura de los contratos (que ellos decidieron no llamar concesiones pero eso parecen), es decir, no se conoce monto de ganancia o los porcentajes de la misma que tendrá el capital privado a cambio de “arriesgar” su dinero, tampoco se sabe quienes serán los beneficiados ya que el gobierno será el que pueda otorgar dicho beneficio.
Quizá los expertos puedan encontrar todavía más dudas sobre el manejo que se pretende dar a los hidrocarburos y a la Comisión Federal de Electricidad y quizá sea tiempo de que revisen la propuesta y hablen sobre la misma, que entren en un debate de altura, donde se escuchen todas las voces, donde se acepte tomar las mejores propuestas y no solo pretendan hacer circo.
Mala, desde luego, la propuesta de Andrés Manuel López Obrador en el sentido de hacer un plebiscito sobre la reforma energética, porque el pueblo no tiene presentes los números, porque se guiarían por un falso patriotismo, y por qué nunca se puede tomar una buena decisión cuando se actúa a ciegas pero ese no es motivo para no escuchar la propuesta de la izquierda y las razones que presenta para la misma, sus análisis, sus investigaciones profundas que hayan llevado a cabo, recuerde, siempre se trata de mejorar y entre todos será más fácil.
Lo triste de esto es que mientras el gobierno, y el ala del PRI que representa a una gran cantidad de mexicanos, pretenden meter la reforma energética a rajatabla, el PAN y el PRD (los otros miembros del Pacto y que dicen querer mucho a México) están chantajeando, primero quieren la reforma política, que sus propuestas se atiendan, y luego, dicen ellos, le entrarían a la discusión de la reforma a Pemex y la CFE de Peña Nieto.
Ojalá se tome con seriedad la Reforma Energética, que todos los partidos entren en la discusión de la misma, que puedan presentar argumentos válidos, que le exijan al gobierno transparentar la misma, que le pidan a Peña Nieto que muestre un contrato de cómo pretenden hacer ligas con la iniciativa privada y de preferencia a quienes han visto que puedan entrarle en las condiciones planteadas.
Vamos, se trata de que no vaya a pasarnos lo que ocurrió con Telmex que decían que no era redituable y pronto hizo al hombre más rico del mundo como fue Carlos Slim que nos dio todavía más caros los servicios y de menor calidad, no queremos que con la reforma haya un jeque mexicano y aumenten la gasolina y la electricidad y con ello suba más los pobres en lugar de beneficiarnos todos.
Si, la reforma política es muy importante, es tiempo de hacer más estrictos los requisitos de elegibilidad a puestos de elección popular para que garanticen por si solos que personas decentes serán las que hagan política, gobiernen y tengan poder, también quitarle el monopolio a los partidos y se den las candidaturas independientes, más aún, que nuestro sistema político sea más democrático, equitativo y transparente, pero no se pueden mezclar paridas con preñadas, menos se debe caer en el chantaje, que cada cosa tome su ritmo, que la reforma política y la energética sean independientes una de otra… eso ayudará al país.
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