El agujero negro de la Secretaría General de Gobierno.
En astronomía se le denominan “agujeros negros” a aquellos fenómenos del universo que, aun y cuando no son visibles ni con los más poderosos telescopios, se sabe que son capaces de atraer hacia su centro galaxias enteras, destruyendo todo lo que está cerca de ellos.
Su naturaleza es inexplicable, los científicos no saben a ciencia cierta cómo nacieron y mucho menos para que están ahí, lo que si conocen es su enorme poder destructivo y su aparente inutilidad; son los devastadores invisibles de nuestro Universo.
En nuestro centro político, la Secretaría General de Gobierno, gravita un ente que tiene mucha semejanza con el fenómeno del que hablamos; es un hombre invisible, no se deja ver pero tiene una inmensa capacidad para orquestar caos y destrucción política.
Ante su inutilidad y capacidad para crear el caos, sus funciones como garante del equilibrio político en el Estado e interlocutor con los partidos y fuerzas vivas han tenido que ser desempeñadas por la Sub Secretaria Guadalupe Flores Valdez , Florentino Sáenz y en menor medida por Erik Silva.
El hombre invisible llegó al puesto advertido de que sería solo una figura decorativa, sin mayores atribuciones y sí un menor poder de decisión que su antecesor, Morelos Jaime Canseco; éste, antes de su salida de la Secretaria General de Gobierno propicio una serie de cambios en las facultades del futuro Secretario que minimizaron al máximo sus funciones, haciendo de esta Secretaria una ficción, y de su titular, un feo adorno.
Desafortunadamente para Herminio Garza Palacios, su bajo perfil lo hizo el candidato idóneo para representar este humillante papel; sacado de la nada, Herminio pasa completamente desapercibido, y su nulo poder de decisión sobre los asuntos importantes del Estado lo hacen imperceptible tanto para los otros Secretarios del Gabinete como para los funcionarios nacionales, para quienes pasa inadvertido, invisible.
El debe saber, estar consciente que no es más que un payaso de rodeo, un simulacro de lo que en su tiempo fueron figuras de la talla de Heriberto Batres, Roberto Perales, Jaime Rodríguez Inurrigarro, Paloma Guillen (actual Sub Secretaria de la SEGOB), y Antonio Martínez Torres.
El Estado, en plena ebullición política por las elecciones del 7 de Julio empieza a desbordarse ante las múltiples presiones de todo tipo que siempre surgen al calor de una contienda electoral; y Hermino no existe, no actúa, no concilia; el hombre invisible está ahí solo para llenar un hueco y de vez en cuando, con sus pifias, servir de distractor ante problemas mayores.
Los principales defectos –aparte de su inutilidad- son la soberbia y el engaño.
Herminio ya no recuerda sus orígenes, ni reconoce a quienes antes llamaba amigos y, en su anterior posición era dado a buscar a políticos que consideraban podían ayudarlo, frecuentándolos para proyectarse políticamente o bien solo para lograrles un desayuno o una comida.
Hoy, desde su profunda ignorancia de lo que es la política, ha caído en el absurdo de negarle sudicencia a quienes antes buscaba con afán, sin pensar en que su paso por la Secretaría es efímero y estará fuera una vez que pase el proceso electoral, siendo sustituido –si las elecciones salen a favor del tricolor- por Guadalupe Flores.
De ahí, el hombre invisible pasara a formar parte de la fila de los desempleados, volviéndose ya no solo invisible sino incorpóreo, repudiado por quienes eran sus amigos y que, una vez subido en el ladrillo los hizo menos, los ninguneo.
Sin embargo lo peor es el total y absoluto abandono en que se encuentra sumida esta neurálgica Secretaria; bien haría el Gobernador en no llevarlo de gira, ya que su grisura envuelve al número uno y en cualquier momento puede salir a flote su complejo de inferioridad, hacer declaraciones y pegarle a la línea de flotación de este gobierno.