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PRI: Con todo por el “carro completo”

carlos salinas de gortari

El próximo 7 de julio el Partido Revolucionario Institucional (PRI) va con todo para afianzarse definitivamente en el poder y mantener la Presidencia de la República en sus manos por mucho tiempo más. Para ello ha montado una estrategia muy parecida a la que, en su momento, aplicó el gobierno del priista Carlos Salinas de Gortari.

El sexenio salinista (1 de diciembre de 1988-30 de noviembre de 1994) comenzó con una estela de dudas e insatisfacción ciudadana por las acusaciones de un fraude en las elecciones del 6 de julio de 1988.

Sin embargo, apenas asumió el poder, Salinas de Gortari dio dos golpes espectaculares y mediáticos: las aprehensiones del líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, y la del narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo. Con esos dos trofeos en la mano, el entonces Presidente lanzó una estrategia de apoyo asistencial que le daría una enorme popularidad y con la que, prometió, México saldría de la pobreza para ser un país de primer mundo: el Programa Nacional de Solidaridad que, además, fue promovido con recursos públicos desde Televisa.

Lo que siguió con Salinas fueron una serie de reformas planteadas desde la doctrina neoliberal para, según él, achicar al sector público, hacerlo eficiente y, además, darle al Estado recursos para el desarrollo del país: realizó en masa privatizaciones en sectores básicos, particularmente de infraestructura, y apoyó a empresarios ligados a la banca y las finanzas.

En las elecciones intermedias de 1991, con el “liberalismo social” totalmente afianzado, el PRI remontó el susto de 1988, cuando de no haber sido por aquella “caída” milagrosa del sistema del conteo de votos, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano habría sido el primer Presidente de México de la oposición. En esos comicios intermedios, el PRI obtuvo 14 millones de votos; el Partido Acción Nacional (PAN), cuatro millones; el Partido de la Revolución Democrática (PRD), un millón 900 mil, y el Frente Cardenista, un millón. La historia se repite, dicen, una y otra vez. Ahora que Enrique Peña Nieto recuperó la Presidencia de la República para el PRI, tras 12 años de gobiernos panistas, la fórmula del salinismo parece estar de regreso.

Golpes espectaculares, anuncios de programas asistenciales como eje de un gobierno que promete desterrar la pobreza y reformas para dar paso a una mayor participación de la iniciativa privada, son las bases con las que el mexiquense quiere afianzarse, tras una campaña electoral y unos comicios plagados de acusaciones por irregularidades y opacidad.

Sólo que ahora, los priistas ansiosos por operarlo todo de una vez por todas, no quieren esperar tres años para que su “aplanadora” triture a la competencia. Esta vez, piensan, será cosa de sólo ocho meses después de haber logrado colocarse como los máximos residentes de Los Pinos. En el caso de Chihuahua, el Gobernador César Duarte Jáquez le ha doblado las manos al PRD local para, incluso, presentarse a las votaciones del próximo 7 de julio de la mano del PRI –el supuesto enemigo número uno–.

Aunque el dirigente nacional perredista, Jesús Zambrano Grijalva, negó ayer que esa alianza esté consumada, lo cierto es que los propios perredistas han asumido que tienen tan poca representación en esa entidad que sólo de la mano del PRI podrán mantener su registro. El senador panista Javier Corral Jurado tiene otra percepción de las cosas y acusó al Gobernador priista Duarte Jáquez de ser el operador de esta estrategia que pretende impedir que el PAN y el PRD vayan juntos contra el PRI, tal y como ya hizo el Gobernador del tricolor en Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, quien operó para frustrar la alianza entre amarillos y blanquiazules en esa entidad. En Quintana Roo, la cosa no es de injerencia en los partidos de oposición, que han quedado debilitados tras la elección federal de 2012.

El PAN está en la lona y el PRD padece la pérdida de Andrés Manuel López Obrador, figura que había puntal para obtener presidencias municipales, especialmente la de Benito Juárez o Cancún, que es la joya de la corona en esa entidad. La estrategia que aplica por estos días el gobierno de Roberto Borge Angulo es vieja conocida del PRI: gastar a manos llenas promocionando logros sociales de su gobierno en anuncios en la prensa, en los medios electrónicos y en espectaculares, en los que, además, están presentes los colores del Revolucionario Institucional. Por ejemplo, el PRI ya ha sido denunciado por el PAN y el PRD de inundar la ciudad de Cancún con espectaculares y publicidad encubierta de un periódico local en camiones, todo para promover la candidatura a la Alcaldía de Benito Juárez de Paul Carrillo de Cáceres.

Desde 2008, el PRD gobierna ese municipio que es la fuente del poder económico del estado y Borge Angulo lo quiere de regreso para el PRI, por lo que no ha escatimado en el gasto de promoción de sus programas “Basura por Alimento” y “Brigadas del Bienestar”, que los opositores han calificado de populistas. El 7 de julio se realizarán elecciones en 14 estados y estarán en juego la gubernatura de Baja California, mil 348 alcaldías y 441 diputaciones locales. El PRI lo quiere todo y, de acuerdo con declaraciones de su líder nacional, César Camacho Quiroz, ganará de forma “legítima” y “contundente”.

SINEMBARGO.MX

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