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Columna de columnas; los opinadores

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Informe sirve a EPN para promocionar su imagen / Columnistas coinciden: fue un mensaje sin ritmo, sin emoción y sin información / Modificación salva a maestros; resultado de su evaluación será información reservada / PRI y PAN, ¿juntos por el DF?

EPN: el culto a la personalidad (21)

Este martes, el protagonista de la mayoría de las columnas es el Presidente Enrique Peña Nieto. En SinEmbargo, Salvador Camarena habla sobre la publicación de una serie de fotografías que, con motivo del Informe, la Presidencia hizo publicar a todo color en los diarios nacionales. “Es una plana sobre un informe pero en ella no hay una sola cifra, una sola frase, ni siquiera un entrecomillado de algún discurso presidencial. Nada que informe. El mensaje es, mírenlo bien, que quede claro, EL Presidente. Nos informan que lo que hay que atender es al Presidente. Y vemos a Peña Nieto, en la imagen más grande, impecable, saludando a la bandera o a las tropas. Con la banda presidencial al pecho. La mano sobre la ceja derecha. El saludo militar”, señala Camarena.

Julio Hernández López, autor de la columna Astillero, que publica La Jornada, coincide en que el Informe de EPN y toda la información a su alrededor parece más un discurso de campaña o una maniobra para promover la imagen del mandatario.

Además, señala que: “En un escenario de progresiva tensión social tiene efectos negativos la palabrería sin respaldo utilizada en informes o mensajes escamoteados como el de Peña Nieto. Nótese cómo se ha birlado a los ciudadanos el análisis del informe concreto de labores de quien está instalado en Los Pinos: el texto fue entregado el domingo, pero fue “embargado” informativamente, y hasta ayer a media tarde no era conocido más que el material de sintético corte propagandístico, dejando para más delante, cuando otros temas hayan desplazado al del informe, la difusión específica del texto exacto”.

En El Universal, a propósito del Primer Informe de Gobierno, son seis los columnistas que colocan a Enrique Peña Nieto como personaje principal de sus textos. Carlos Loret de Mola dice que el mensaje del Informe “careció de ritmo y emoción” y no hubo una frase recordable ni un anuncio atractivo.

Katia D’Artigues piensa lo mismo: “El gobierno nonamesino de Enrique Peña Nieto dio cuentas a un año –que aún no cumple– de gobierno y no tuvo mucho qué informar, la verdad. Ni graves mensajes qué lanzar: y es que aún todo está pendiente y muchas de las grandes promesas de su gobierno, aún nuevo, están en veremos”.

Mientras que Ricardo Alemán escribe sobre la ausencia de Jesús Zambrano al mensaje de EPN y la columna Bajo Reserva alaba al Presidente y asegura que el priista retoma el impulso.

Ciro Gómez Leyva coincide en que Enrique Peña Nieto recuperó el impulso con su mensaje de ayer. “El Presidente lo sabía mejor nadie y abrió el discurso cantando la aprobación de la Ley del Servicio Profesional Docente. Así fijó el tono. Lo demás fue juego de niños. Una facilona comparación pasado panista-presente priista y un dibujo de lo que se puede hacer moviendo, transformando a México”, escribe en Milenio.

Mientras que en el mismo diario, Joaquín López-Dóriga escribe sobre el viaje que el Presidente realizará a Rusia y las diferencias que hay entre la nueva cumbre del G-20 y la que se organizó hace un año en Baja California Sur.

El mensaje de EPN también es tema en la columna Trascendió. Milenio señala que los tres saludos más afectuosos del Presidente fueron para Miguel Ángel Mancera, Alejandro Martí y Manlio Fabio Beltrones; mientras que el que pareció más frío se lo llevó el Gobernador de Sonora, Guillermo Padrés.

El Presidente y su Informe son protagonistas de por lo menos seis columnas que publica hoy Excélsior. Jorge Fernández Menéndez dice que al Presidente le faltó abundar en varios temas: por qué la economía no ha tenido los resultados que se esperaba, las medidas que se tomarán en materia de seguridad, profundizar en la política social, entre otras cosas. “Hay una frase que me hubiera gustado que el presidente Peña recalcara mucho más: hay 120 días para definir el futuro del país, dijo. Y es verdad. De aquí a diciembre ese futuro tendrá que sustentarse en decisiones y medidas claras. Los próximos 120 días definirán, también, el futuro, la proyección, las posibilidades de la propia administración Peña”, concluye el columnista.

También en Excélsior, Leo Zuckermann destaca que durante el mensaje del Presidente no se mencionaron dos nombres: “El primero, el de Elba Esther Gordillo. Su encarcelamiento fue, sin duda, uno de los logros de este gobierno en estos primeros meses. Supongo que el Presidente no quiso nombrarla para no atizar más el fuego con los maestros. El segundo fue el de Lázaro Cárdenas. Peña ya no insistió en el carácter cardenista de su reforma energética. Me figuro que se dio cuenta que fue un error resucitar al Presidente que expropió el petróleo para justificar una reforma que pretende liberalizar el sector de los hidrocarburos en México. Ni se diga cuando dos días antes su hijo, Cuauhtémoc, se manifestó en contra de ésta”.

Yuriria Sierra, Martín Moreno y Frentes Políticos también hablan sobre el mensaje del Presidente.

Y en Reforma, Diego Valadés critica que el Informe presidencial ya no sea entregado en el Congreso: “Los actos informativos de los presidentes fuera del ámbito natural, que es el Congreso, en lugares y con modalidades cambiantes, muestran hasta qué punto está lesionado el sistema institucional. Empero, no podemos conformarnos con el retroceso como método e ignorar que las abdicaciones del poder son un síntoma de deficiencias intrínsecas, hasta ahora desatendidas. La solemnidad es prescindible, pero no la responsabilidad republicana de informar, escuchar y debatir, que deben realizarse conforme a las mejores prácticas democráticas”.

Guadalupe Loaeza, Jorge Alcocer y la columna Templo Mayor también hablan sobre el tema. Esta última señala que el Presidente no saludó a Emilio Chuayffet, lo que ha desatado una serie de especulaciones.

CNTE respira: calificación será reservada

Después de varios días como tema principal de columnas y artículos, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y sus movilizaciones ocupan este martes un plano secundario.

En Excélsior, Francisco Garfias escribe sobre el tema. “Hay reportes de que ese hotel de cero estrellas en que se ha convertido el Zócalo ya no está a reventar. Muchos de los “huéspedes” se regresaron a sus entidades. La paradoja se produjo sin garrotes, sin golpes, sin enfrentamientos. “Aquí se hace política”, presumió, muy orondo, Emilio Gamboa, coordinador de los senadores del PRI”, dice el columnista. Sin embargo, señala, el conflicto parece lejos de estar resuelto, según las declaraciones de los líderes del CNTE, quienes dicen sentirse traicionados por los diputados. Mientras que Sergio Sarmiento dice en Reforma que todo el esfuerzo legislativo y político en torno a la reforma educativa se ha hecho con el objetivo de elevar la calidad de la educación. Sin embargo, destaca que al parecer la reforma no tendrá buenos resultados pronto: “La nueva ley es, de hecho, bastante suave. Los exámenes sólo empezarán a aplicarse dentro de dos años. Los maestros tendrán tres evaluaciones y sólo si fallan las tres serán retirados de los salones de clase. No se les despedirá, sin embargo, sino que serán trasladados a responsabilidades administrativas. Los contribuyentes tendremos que mantenerlos el resto de su vida laboral y en su retiro. Los maestros seguirán teniendo un trato de privilegio frente a la enorme mayoría de los mexicanos, que siempre podemos ser despedidos si no cumplimos con las expectativas de nuestros empleadores”.

Carlos Loret de Mola también escribe sobre el tema.

El columnista de El Universal destaca que “hay un negrito en el arroz”: “Si bien las leyes secundarias de la reforma educativa van en el sentido internacionalmente considerado como correcto y fue una gran señal de Estado aprobar la Ley del Servicio Profesional Docente antes del Informe, apareció de última hora un párrafo en el artículo 79 que reserva como dato personal la calificación de cada maestro en la evaluación”. Así las cosas, los padres de familia no sabrán que tan bien salió en la prueba el maestro de su hijo; esta información se volverá privilegiada a la que sólo tendrán acceso el gobierno, el maestro y el sindicato. Reformas, reformas y más reformas Dos columnas de funcionarios públicos hablan sobre reformas.

Claudia Ruiz Massieu, titular de la Secretaría de Turismo, defiende en el periódico Reforma la reforma energética del Presidente Enrique Peña Nieto: “La Reforma Energética propone crear reglas claras para que México pueda aprovechar mejor su riqueza energética. Para que Pemex pueda hacer con mayor eficiencia sus tareas, y garantizando que el Gobierno mexicano mantenga la conducción de la política energética, y sin renunciar a la renta petrolera, pueda apoyarse en quienes tienen las mejores capacidades técnicas para extraer el petróleo y el gas, beneficiando a los mexicanos. Permitir que el sector privado participe en la exploración y extracción garantizará que tengamos recursos energéticos suficientes y a precios competitivos, lo que sin duda beneficiará directamente al turismo mexicano”.

Mientras que en Milenio, Ricardo Monreal repasa las reformas constitucionales que han ocurrido en México a lo largo de la historia: borbónicas, porfiristas y salinistas, las cuales se impusieron con el método del “despotismo ilustrado” (son reformas “para el pueblo, pero sin la participación del pueblo”).

Y sobre el actual gobierno dice: “El reformismo del actual gobierno tiene la inspiración económica borbónica, la orientación cientificista de don Porfirio y el modito tecnocrático y autoritario de andar del salinismo. Sería el cuarto ciclo de reformas que lejos de detonar el progreso, la equidad social y la serenidad política, pondría al país en ruta directa al despeñadero”.

El extraño caso del Pacto por México “No deja de ser curiosa la manera en que funciona el Pacto por México, que ha mostrado una asombrosa capacidad de sobrevivir a los más rudos embates de la grilla mexicana. Reconstruyo su último triunfo: el perredismo en la Cámara de Diputados que, entre otras cosas, encabeza la Comisión de Educación, votó en esa instancia en contra del dictamen de la Ley del Servicio Profesional Docente. Argumentaron que el priismo los sorprendió con una iniciativa no discutida con legisladores de otros partidos ni al interior del Pacto.

El PRD lleva la queja al consejo rector y logra que, contra la voluntad de muchos priistas de San Lázaro, se retire el dictamen del orden del día. Pasan los días y mientras la CNTE se reúne con algunos legisladores y funcionarios públicos, desde el Pacto, y en conjunto con los mismos diputados perredistas que habían rechazado la primera iniciativa, se va armando un adéndum. De manera sorpresiva se presenta al pleno y los muchos cambios los presenta el mismo perredista presidente de la comisión, que hace unos días había votado que no”, publica en Milenio Carlos Puig.

PRI y PAN, ¿juntos por el DF?

La columna Templo Mayor dice este martes que en el DF se está comenzado a tejer lo que podría ser la alianza electoral más estrambótica: el PRI y el PAN de la mano. “Según lo que se comenta en los pasillos tricolores, la dirigencia del priismo capitalino, que encabeza Cuauhtémoc Gutiérrez, ya ha tenido algunos contactos informales con panistas como para ir tanteando el terreno. La idea sería hacer un frente común contra el perredismo, la primera fuerza política en la Ciudad de México, ahora que su imperio se ve amenazado con el surgimiento de Morena. La apuesta es que Andrés Manuel López Obrador y los suyos le arrebaten buena parte de la clientela electoral a los perredistas, con lo que los prianistas tendrían una oportunidad para reposicionarse”.

SINEMBARGO.MX

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