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IMSS Bienestar crece a un ritmo acelerado, mientras que la Secretaría de Salud ve una drástica reducción en su presupuesto

Por Redacción SC.

La Secretaría de Salud (Ssa) perderá peso dentro del sistema de salud mexicano en 2025, mientras que el IMSS Bienestar, el órgano creado a finales del sexenio pasado para dar atención gratuita a personas sin seguridad social, sigue creciendo de forma acelerada. El Gobierno federal ha propuesto para el próximo año un presupuesto de 66 mil 693 millones de pesos para la Ssa, lo que representa una reducción nominal del 31% en comparación con el presupuesto de 2024. En contraste, el IMSS Bienestar recibiría 165 mil 800 millones de pesos, un aumento del 29% respecto a este año.

Al cierre de septiembre de 2024, el presupuesto del IMSS Bienestar ya había sido modificado significativamente, pasando de 125 mil millones de pesos a 196 mil millones, lo que representa un aumento de más del 50%. Esta reconfiguración de recursos y el crecimiento de su estructura administrativa —que ha pasado de 15 mil a 167 mil plazas laborales— sugieren que el gasto real de IMSS Bienestar en 2025 podría superar con creces lo que ha sido presupuestado inicialmente.

El IMSS Bienestar ha absorbido hospitales federales y de 23 estados, duplicando ya el gasto en salud del ISSSTE. Con este ritmo de expansión, podría alcanzar en unos años al IMSS tradicional, ampliando de manera significativa su cobertura y capacidad operativa.

Una de las principales diferencias con el modelo anterior, el fallido Insabi, es que IMSS Bienestar no está adscrito a la Secretaría de Salud. Esto implica que su presupuesto se maneja de forma autónoma, sin depender directamente de la Ssa. En este contexto, se han dado varios cambios significativos, como la transferencia de los seis hospitales de Alta Especialidad al IMSS Bienestar, por decreto del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por otro lado, la Ssa ha visto una drástica disminución de recursos para 2025. Los 12 órganos desconcentrados de la Ssa recibirían solo 12 mil 631 millones de pesos, frente a los 22 mil 311 millones autorizados en 2024. Esta caída se explica en parte por el bajo ejercicio del presupuesto de algunas dependencias clave, como el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (Censia), que solo había gastado 5 mil 100 millones de los 14 mil 121 millones asignados hasta septiembre de 2024, y que para el próximo año recibirá apenas 4 mil 657 millones.

El panorama se agrava para la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que tiene proyectado recibir solo 820 millones de pesos en 2025, una cantidad significativamente inferior a los 928 millones que tenía presupuestados para 2024, aunque ya a finales de septiembre se le había autorizado un aumento considerable, alcanzando mil 887 millones de pesos.

Este recorte presupuestal, especialmente en un sector clave como la Ssa, plantea serias dudas sobre la viabilidad de mantener los programas y servicios que tradicionalmente han sido responsabilidad de la dependencia. Las reducciones afectan también a otros organismos desconcentrados, como el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva y el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), lo que refleja una tendencia generalizada hacia una disminución en la capacidad de operación del sistema de salud centralizado.

Con estos cambios, se abren interrogantes sobre el futuro de la atención sanitaria en el país, donde el IMSS Bienestar toma cada vez más protagonismo, mientras que la Ssa enfrenta una evidente pérdida de relevancia y capacidad operativa.

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